Luis Enrique ganó la batalla de los banquillos gracias a los cambios. Un ineficiente 4-3-1-2 de entrada le obligó a rectificar antes de que se cumpliera la hora de juego y evitar así salir del Borussia Park con las manos vacías. Un gol de bella factura de Arda Turan y uno de Piqué neutralizaron el tanto inicial del pequeño de los Hazard. De esta manera, los azulgranas consiguieron tres puntos que adquirieron más valor aún después de consumarse el empate en Glasgow (3-3).
Paco Alcácer y el 4-3-1-2
La novedad en el bando catalán y, por tanto, el picante de la alineación, era Paco Alcácer. El ex delantero del Valencia estrenaba titularidad -amarga- a las órdenes de Luis Enrique tras debutar en la sorprendente derrota frente al Alavés en el Camp Nou. Sin embargo, al igual que sucedió en aquel fatídico encuentro, su actuación tuvo más luces que sombras: poco participativo e impreciso con el balón. No terminó de sintonizar con Luis Suárez en una doble punta y no pudo definir un gran balón del uruguayo para estrenar su casillero particular.
Pero no sería del todo ético quedarse con el pobre partido de Alcácer, ya que el grupo en general no estuvo a la altura en el 4-3-1-2. Tampoco Neymar, de quien hablaremos más adelante, se encontró cómodo jugando un poco por detrás, entre líneas. El exceso de tráfico por el centro obligó a Sergi Roberto y Jordi Alba a prodigarse más si cabe en ataque para lograr profundidad en estático.
Un Barcelona pasivo, lento y plano nunca terminó de fluir organizado en una nueva idea innovadora de Luis Enrique, que, esta vez, pareció no terminar de convencer como alternativa sólida al habitual 4-3-3. Aun así, en repliegue volvimos a presenciar el 4-4-2, como viene siendo habitual.
Pero en este caso fue Alcácer el que retrasó varios metros su posición, aunque en este aspecto rotaron constantemente Neymar y el ex del Valencia. Aun así, los azulgranas sufrieron excesivamente con las transiciones rápidas de los locales y fruto de ello se fueron al descanso con un justo 1-0.
Regreso al 4-3-3
Luis Enrique rectificó su plan retirando a Alcácer y dando entrada a Rafinha, que provocaba que el equipo se organizara de nuevo en el 4-3-3. Las bandas adquirieron mayor protagonismo y los alemanes tuvieron que bascular, provocando así que aparecieran los espacios. Y el técnico asturiano volvió a reaccionar dando entrada a Arda Turan por Rakitic para que ofreciera mayor movilidad entre líneas. El turco aprovechó un pase de Neymar a la espalda de los centrales para hacer la igualada evidenciando así la mejora en todos los aspectos.
La estrategia a balón parado
Si hay algo que mejor define al FC Barcelona es su capacidad para ejecutar las jugadas a balón parado. Tanto ofensiva como defensivamente. El trabajo de Unzué volvió a resultar decisivo para que los de Luis Enrique salieran airosos del país teutón. El esfuerzo realizado en las escasas sesiones de las que dispusieron antes del choque tuvieron su recompensa en forma de gol y puntos que bien podrían ser necesarios para sellar el pase como primeros de grupo.
En esta primera toma podemos observar como la zaga se adelanta varios metros una vez los alemanes inician el lanzamiento de falta lateral para dejar a varios atacantes en fuera de juego. No obstante, este movimiento no es la primera que lo observamos: ya ha sido utilizado ante equipos con gran poderío ofensivo como el Athletic Club e incluso el PSG.
En esta otra son dos jugadores como Piqué y Busquets -grandes amenazas en los balones aéreos- inician los movimientos de arrastre e Iniesta hace lo propio aproximándose a la posición del lanzador, que en este caso es Neymar. Esta situación genera un valioso espacio cerca de la media en el que Luis Suárez aprovecha para rematar, cuyo rechace aprovechó Piqué para darle la vuelta al electrónico.
Un Neymar fallón, pero resolutivo
A la espalda de Suárez y Alcácer en un inicio, el campeón olímpico se escoró a banda zurda con la entrada de Rafinha en el segundo tiempo. Sin Leo Messi sobre el césped, Neymar cogió las riendas del equipo en ataque, pero su actuación estuvo lejos de mostrar el jugador que es.
Aun estando impreciso -perdió 19 balones y erró 11 pases-, superado y desquiciado en muchos tramos del encuentro, el brasileño asistió a Arda en el primer tanto y fue participe lanzando el saque de esquina que propició el gol de Piqué en segunda instancia.