Tras una semana de prácticamente descanso para los hombres de Luis Enrique, el equipo vuelve a estar concentrado en la Liga, donde les hace falta un punto de lucidez y suerte si quieren encabezar la clasificación que, por el momento, sigue en manos del Real Madrid.

Con la épica victoria del pasado sábado en Mestalla (dos a tres), los azulgranas son terceros y el Granada es la víctima perfecta para resurgir. Además, el aliciente lo pondrá la vuelta de Sergi Samper al Camp Nou, la que un día fue su casa.

En el recuerdo culé de la temporada pasada quedarán los nervios y la incertidumbre de no saber qué pasaría hasta el último suspiro: al Barcelona le costaron caras las tres primeras semanas de abril, donde la Champions se fue al 'garete'. La amplia ventaja de puntos que mantenían en Liga se había recortada y todo se disputaba en la última jornada. En Granada el Barça cumplió y decantó un nuevo título para el bando culé.

Nervios y responsabilidad

Los de Luis Enrique viajaron a la ciudad de la Alhambra con todo por decidir: sólo les servía la victoria para ser campeones. El estado del césped del Nuevo Los Cármenes complicaba un tanto las cosas, pero Luis Suárez se echó el equipo a las espaldas para demostrar la hegemonía azulgrana.

El Barcelona saltó paciente al campo, con las ideas claras e intentando no dar opción al rival, que tampoco asustó demasiado a Ter Stegen. Piqué, Iniesta y Messi probaron los primeros disparos, pero no encontraban puntería. El Rey iba a ser Luis Suárez.

Luis Suárez celebra uno de sus goles | Foto: VAVEL

Al uruguayo, Pichichi y Bota de Oro de la temporada, le bastaron 22 minutos para batir a Andrés Fernández gracias a una asistencia de Jordi Alba previa a una jugada maestra de Neymar. Más tarde, fue Alves quien se la puso en bandeja al delantero para que subiera el segundo antes del descanso.

24ª Liga azulgrana

Tras la represa, el Granada se abrió y dejó paso a un partido rápido y atractivo, pero con dominio culé. Neymar lo intentó un par de veces y hasta Ter Stegen tuvo que evitar la presión de Fran Rico. Pero si ya tenía dos, Luis Suárez quería su hattrick para concluir la temporada: su amigo Ney le regaló el tercero de la tarde para que redondeara a 40 la cifra de goles de la temporada.

Con el pitido final del colegiado, la euforia se desató en el barcelonismo, que asaltó el césped para celebrar que, una vez más, eran campeones. Ya era la 24ª Liga de la entidad y demostraba que el Barcelona seguía dominando el fútbol estatal.