Nos trasportamos a abril del año 2015. El equipo de Luis Enrique había dejado fuera de la competición al Manchester City en octavos de final. Una brillante actuación de Luis Suárez en el partido de ida dejó la eliminatoria de cara, a falta de que Messi metiera un gol de penalti que pudo sentenciarla. En el partido de vuelta en el Camp Nou, los catalanes terminaron de certificar el pase.

Así bien, el sorteo quiso que el siguiente rival de los azulgrana fuese el Paris Saint-Germain de Laurent Blanc. El enfrentamiento no era la primera vez que se veía en la temporada, ya que en la fase de grupos ya pudimos ver como cada uno ganaba el partido en su propio estadio. 

Con estos antecedentes y con las sensibles bajas de Ibrahimovic, Verrati y Motta en el equipo francés, y Dani Alves en el lateral culé, el colegiado británico Mark Clattenburg indicó el inicio del partido en el Parque de los Príncipes.

El Barcelona, dueño del partido

En el césped de París solamente pudimos disfrutar de un equipo, y para desgracia de la mayoría de los asistentes, no fueron los locales. El Barcelona, bien plantado en el campo controló en todo momento las exigencias del partido. Con el centro del campo habitual a lo largo de la temporada ocupado por Rakitic, Busquets e Iniesta, los culés supieron cuando era necesario atacar y cuando no. 

En las pocas ocasiones en las que estos tres se equivocaban, Piqué y un excelso Mascherano, junto a las grandes intervenciones de ter Stegen, terminaron de consolidad la seguridad defensiva que se le presupone a un campeón de Europa.

En el equipo rival se destacaba todo lo contrario, la inseguridad de los hombres de atrás. Si ya de por sí el partido no comenzó de la mejor forma posible para los de Blanc, ya que a los  minutos Thiago Silva tuvo que abandonar el césped por molestias en la pierna, y le sustituyó David Luiz, quien llegaba tras acortar los plazos de una lesión que le tendría de baja más de un mes y apenas estuvo una semana fuera del campo.

Sumado a este infortunio, los laterales del PSG no tuvieron su mejor día. Maxwell, un ex barcelonista, estuvo desubicado y fuera del ritmo del partido, y el lateral diestro Van der Wiel dejó a lo largo del partido un pasillo en su posición por el cual Neymar campó a sus anchas.

Y por ahí llegó la primera ocasión clara del partido cuando Luis Suárez en una posición cercana al corner de la banda ya mencionada, dio un pase al balcón del área donde esperaba Messi, que en dos golpes se acomodó el balón y chutó con la pierna izquierda. Sólo el poste pudo salvar a Sirigu del primer gol.

Apenas unos minutos después, en el 18, el centro del campo culé recuperó una pelota en la salida del Paris Saint-Germain y pronto Messi abrió a banda izquierda para que Neymar hiciera la diagonal y definiera raso y al palo largo. Ahora sí, cero a uno.

Neymar celebrando el primer gol del partido | Foto: Getty Images
Neymar celebrando el primer gol del partido | Foto: Getty Images

Con el marcador a favor y el equipo rival tocado por el gol y por la ya citada lesión de su capitán Thiago Silva, los de Lucho siguieron intentándolo aunque no con mucho entusiasmo, sabiendo cuando frenar y tocar, y sin exponerse en demasía a un posible contraataque que les complicara un partido que tenían prácticamente dominado.

Periodo de entreguerras

La segunda mitad empezaba como acababa la primera. Paciencia y orden en el ataque culé. No había prisa. Aunque sí destacaba un jugador, Luis Suárez. El charrúa peleaba todos los balones y seguía corriendo a la presión, aunque sus compañeros le vieran desde el centro del campo sin intención de acudir en su ayuda.

Llegó el minuto 51 y un rodillazo de Pastore en la parte baja de la espalda de Iniesta lesionó al manchego, que se retiro dolorido en camilla entre los aplausos del público francés, que sabe apreciar el buen fútbol. En su lugar entro el eterno capitán, con permiso de Puyol, y dueño del mediocentro, sin pedir permiso a nadie, Xavi Hernández.

El de Tarrasa impuso si ritmo, como siempre. Y supo discernir en cada momento, decantándose por la opción adecuada. Caracoleó en zona intermedia, recuperó en defensa y verticalizó el ataque. A pesar de esto, el PSG dispuso de un par de ocasiones notorias para empatar el partido pero se encontraron con dos factores que quizá no se habían tenido en cuenta: la mala puntería y Marc-André ter Stegen. El portero alemán dejó su marca en el partido con una parada espectacular a tiro de Cavani.

Poco a poco el reloj iba avanzando y el Barcelona se encontraba cómo con el resultado pero se palpaba en el ambiente la sensación de que si lo buscaban, encontrarían mayor recompensa que ese solitario gol de Neymar.

El show de Suárez

Él quería. Él sabía que había que ir a por más. El delantero uruguayo hizo suyos los últimos 30 minutos del partido donde anotó dos goles que quedarán marcados en la retina de todos los culés y de la gran masa de aficionados al deporte rey.

En el minuto 67 el 'nueve' del Barcelona se inventó una obra de arte en la que sacó oro de un balón escorado en la banda derechaCon un caño se deshizo de David Luiz, con un recorte se adentró en el área y dejó atrás a Marquinhos y finalmente, con un movimiento de killer apartó a Maxwell, quedándose en posición de disparo ante Sirigu. Suárez no perdonó e hizo un gol estelar: túnel, quiebro, fuerza y definición. 

Sólo 12 minutos después y con el Barcelona durmiendo el partido de nuevo, el delantero quiso más y a pase de Mascherano se plantó otra vez ante David Luiz. Sólo el brasileño se interponía entre el blaugrana y Sirigu, así que Luisito hizo lo que sabía que le surtiría efecto, de nuevo un túnel dejaba atrás al defensa y le permitía definir con tranquilidad y calidad a la escuadra derecha. Tres goles del Barcelona, ninguno del PSG. Eliminatoria sentenciada.

Aunque en el partido aún quedaba una nueva sorpresa. Alguien con el que no contaba ni uno ni otro equipo. Mathieu había salido en sustitución de Rakitic para que Mascherano ocupara el centro del campo y así dotar de consistencia el mismo y aumentar en centímetros la defensa culé.

Apenas ocho minutos después de su incorporación, el francés introducía un balón en su propia portería. Un disparo desde la frontal de Van der Wiel golpeó la pierna izquierda del central y se coló en la portería ante la mirada de ter Stegen que poco pudo hacer.

Así acabó el partido, con un 1-3 a favor del Barcelona y con el pase a semifinales prácticamente en el bolsillo. Finalmente el equipo de Luis Enrique conseguiría imponerse por 2-0 en el Camp Nou y en semifinales vencería al Bayer de Munich de Pep Guardiola por un acumulado de 5-3 y se plantaría en la final de Berlín. Allí ganó, contra la Juventus, su quinta Champions League con goles de Rakitic, Suárez y Neymar, y Morata para los biaconero. 

Luis Suárez levantando la Champions League 2015 en Berlín | Foto: Getty Images
Luis Suárez levantando la Champions League 2015 en Berlín | Foto: Getty Images

Esa Copa de Europa tuvo nombre y apellidos: Luis Alberto Suárez Díaz, 'el pistolero'.

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Sobre el autor
Ignacio Tuda Benito
Estudiante de Periodismo.