Joan Francesc Ferrer Sicilia, conocido por todos como Rubi, se hizo cargo del Sporting de Gijón para intentar lograr la ansiada salvación. Antes de su actual aventura por tierras gijonensas, destacó como entrenador de Segunda División, donde dirigió a Girona y Valladolid. En la máxima categoría, la temporada pasada comandó al Levante, aunque no fue capaz de evitar el descenso de los granotas.

Con el Sporting, desde su debut ante el Betis en el Villamarín, ha obtenido una victoria, dos empates y tres derrotas. 5 puntos de 18 que no han sido suficientes para salir de los últimos puestos. Sin embargo, Rubi ya ha dejado detalles de su filosofía y pinceladas esperanzadoras de cara a un futuro próximo.

Rubi dibuja en el campo un 4-3-3, con un pivote defensivo marcado y dos extremos muy abiertos. Las piezas han ido variando jornada tras jornada, en busca de los once hombres que se asienten como titulares, pero pocos han conseguido una cierta regularidad. Sin duda, el Sporting de Gijón se encuentra en el proceso de búsqueda continua del once ideal, aunque cada día está más cerca de dar con la tecla.

Al entrenador catalán le gusta dominar los encuentros, tener la posesión y atacar por las bandas; es lo que tiene haber mamado de la filosofía azulgrana en su período de cuerpo técnico en el Barça. Su estilo debe contar con futbolistas bien dotados técnicamente, rápidos -más de cabeza que de piernas- y con un notable juego combinativo. En el Sporting de Gijón tiene varios hombres con los requisitos mencionados.

A continuación valoraremos el once de Rubi basándonos principalmente en las últimas tres jornadas ligueras, pues es cuando el catalán ha depositado una mayor confianza en un sistema y en unos futbolistas. 

Rubi apuesta en defensa por una pareja de centrales contundente, que auna juventud con experiencia; y por una pareja de laterales ofensiva, que presume de gran recorrido en ataque. En el centro del campo, Mikel Vesga es su Sergio Busquets, su Carlos Henrique Casemiro; la pieza clave y básica para superar la primera línea de presión rival. El cedido por el Athletic de Bilbao está cumpliendo con creces y respondiendo a la confianza del míster. Su rendimiento, en alza.

Al joven mediocentro le acompaña Sergio Álvarez, el más veterano de la medular. En ciertas ocasiones intercambia posiciones con el mismo Vesga y realiza la función de primer apoyo a la zaga sportinguista; si bien es cierto que el jugador de 25 años desempeña una función más ofensiva y dinámica que el de Vitoria. Por último, Moi Gómez se destapó como interior en el encuentro ante el Celta, dejando unos detalles de lujo y asumiendo un rol de líder. Un Moi Gómez inspirado puede suponer muchos puntos para el cuadro de Rubi.

En ataque, Burgui está siendo el mejor. Eléctrico, dañino e inteligente. Se ha adaptado con eficacia y rapidez a lo exigido por Rubi: que abra el campo y que haga diagonales hacia dentro. En estas incursiones, Lacina Traoré es la pieza indispensable. El "pequeño" delantero sirve como conector entre los extremos y el área. Tanto Carlos Carmona como el mencionado Burgui tienen en Lacina a un apoyo que fija a los defensas, permitiendo así una mayor facilidad a la hora de, o bien penetrar al área, o bien con el lado contrario del campo.

Es sorprendente la incidencia de Lacina en el juego, pues Rubi no es un entrenador que cuente con delanteros llamados "tanques". Lo suyo sería un Carlos Castro: rápido, listo, delantero de área. Sin embargo, Traoré está rindiendo a un nivel alto y aporta situaciones que benefician a la segunda línea sportinguista. Puede que no sea el atacante favorito de Rubi, pero, sin duda, le da cosas totalmente distintas al equipo. Distintas y necesarias.

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