Llovió, en la tarde de miércoles el cielo lloró sobre el Camp Nou. Lágrimas de alegría para unos y de desconsuelo para otros. Chispas de magia cubrieron el feudo barcelonista con el que probablemente fue el mejor fútbol que se le vio jugar a los azulgranas en la presente temporada, más allá del día de la remontada sobre el PSG.

Después del parón liguero por los compromisos de selecciones, tras la polémica sanción de Messi con la albiceleste, y una victoria trabajada de los culés sin el argentino en los Cármenes, escenario que vio a los azulgranas festejar el título de Liga en la última jornada la temporada pasada, los hombres de Luis Enrique regresaban a su estadio dispuestos a no dejar escapar ni un solo punto, para seguir postulándose a ganar el trofeo.

Por su parte un Sevilla en horas bajas buscaba recuperar la inspiración en el Camp Nou, encontrarse a sí mismo, para volver a ilusionar a una afición que comenzó a desinflarse después de la eliminación de su equipo en Champions a manos de un renacido Leicester. Pese a no atravesar su mejor momento, el conjunto andaluz es como el lobo que se disfraza de inocente abuelita en el cuento de Caperucita, pero no engaña a nadie: no venía a la ciudad condal a pasearse, su intención era luchar por no perder el hilo de los primeros puestos en la tabla clasificatoria.

Fueron los azulgranas quienes se llevaron el gato al agua, superando con creces una de las pruebas a priori más duras de este tramo final de campaña. Abril, lluvias mil. Lluvia de goles sobre un Camp Nou que vibró de nuevo con un Barcelona que invita al optimismo y que hace soñar con el triplete. Queda un mundo pero la cómoda victoria sobre el Sevilla, con goles de Suárez y Messi, en dos ocasiones, deja muy buenas sensaciones en Can Barça.

Energía a raudales

Desde los primeros compases mandó el Barça. Fueron los hombres de Luis Enrique los que con la fluidez de su juego y la presión alta lograron encerrar al rival en su propio campo. Los de Sampaoli se defendían como podían del torrente que se les había venido encima nada más saltar al verde, sin tener apenas ocasión de colocarse sobre el terreno de juego.

Iniesta fue uno de los destacados en el primer período

Los astros del Barcelona se alinearon para hacer brillar su luz con la máxima intensidad en un día en que el equipo buscaba justamente esa inyección extra de optimismo. Jugarle así, con esa claridad de ideas y con esa soltura, a un rival de la entidad del Sevilla daba aún más calibre a la actuación del vigente campeón de Liga. Iniesta volvió a coger el mando: “seguidme, yo os guiaré”. Y el resto siguió al capitán para hacer las delicias del todopoderoso.

Disputa por el balón, en imagen de archivo | Foto: Juan Ignacio Lechuga - VAVEL
Disputa por el balón, en imagen de archivo | Foto: Juan Ignacio Lechuga - VAVEL

Fue el manchego quien hiló la primera acción de ataque de los culés. Don Andrés jugó para Suárez, que cedió la pelota para el chut de Messi desde la frontal, sin embargo el esférico picó en la parte superior del travesaño y rebotó fuera. Sergio Rico se había quedado congelado en su posición, sorprendido y sin recursos para defender el que pudo ser el primero del Barça.

Después de reclamar Suárez una infracción dentro del área que el colegiado no señaló, Iniesta volvió a aparecer: el de Fuentealbilla dispuso de un disparo desde el borde de la media luna, al que faltó potencia y el cancerbero pudo atajar sin complicaciones. El partido perdió un punto de intensidad una vez cumplido el primer cuarto de hora, algo que el Sevilla aprovechó para pronunciarse: Ter Stegen tuvo que intervenir para salvar una buena ocasión de N’zonzi.

Suárez abre el camino de la victoria

Los azulgranas volvieron enseguida a volcarse en ataque. Primero Rakitic lo intentó con un cabezazo que bloqueó Sergio Rico, después Iniesta cruzó el cuero para el chut de Sergi Roberto, pero el esférico rebotó en el cuerpo de Messi y la acción quedó en nada. Por su parte, los andaluces fueron de más a menos: Vitolo remató fuera tras picar Nasri una falta lejana, no calculó bien el delantero canario y el Sevilla desperdició una buena oportunidad para ponerse por delante en el marcador.

Suárez y Messi hicieron las delicias del público

Los goles llegaron poco después, pero en la otra área. Rakitic puso el esférico para Messi, que corrió toda la banda para asistir con la derecha al centro del área chica, desde donde Suárez remató de espaldas a la portería con una tijera espectacular que sorprendió a Rico y dio la ventaja al Barcelona. Messi, muy activo y con ganas, no quiso perderse la fiesta del gol a la que había sido convocado por Iniesta y compañía.

Suárez fue el autor del primer gol de los azulgranas. Imagen de archivo | Foto: Juan Ignacio Lechuga - VAVEL
Suárez, autor del primero de los azulgranas. Imagen de archivo | Foto: Juan Ignacio Lechuga - VAVEL

De nuevo Rakitic se encargó de iniciar la jugada que dio pie al segundo de los azulgranas. El croata centró para Suárez, que puso el cuero perfecto para el remate de Messi desde la frontal del área pequeña, desde donde lo clavó entre los tres palos. El encuentro comenzaba a quedar encarrilado ya muy pronto para los locales, que seguían moviendo la pelota con velocidad y una autoridad tal que ya no se recordaba.

Messi, más pichichi aún

Leo llegaba de vuelta con hambre después de ausentarse en la última jornada, una sola diana no bastaba al pichichi de la Liga en su regreso a la competición. El doblete se fabricó en un saque de esquina picado por Neymar que peinó Mascherano. Rakitic tocó el esférico, pero despejó Pareja y Leo, que llegó al rebote, le pegó tal y como le vino para enviarlo al fondo de la red. Era el tercero del Barça, un tanto que abría una brecha importante antes del descanso.

En la reanudación a Sampaoli no le quedó otra opción que apostar por dos hombres de refresco: entraron Sarabia y Kranevitter, que dieron otro aire al equipo. La segunda mitad presentó otro panorama distinto al que había dado de sí la primera, los andaluces fueron ganando en la posesión de balón, consiguiendo a través de Sarabia ofrecer una sensación de peligro que no demostró en los primeros cuarenta y cinco minutos.

Messi estuvo a punto de hacer el cuarto, tras una recuperación de Suárez, pero lo evitó Rico estirándose para despejar. Ter Stegen también tuvo trabajo, y detuvo un disparo de Sarabia, que insistiría después con un chut desde lejos que el guardameta alemán del Barcelona envió a córner. El canterano Aleñá entró en lugar de Rakitic y dispuso de sus primeros minutos con el primer equipo en el Camp Nou. Era el broche de oro a una tarde muy completa por parte de los culés, que defendieron el resultado y sumaron otros tres puntos que le permiten continuar optando no solo a la Liga, sino también al ansiado triplete.