No ha terminado la temporada, pero Quique Sánchez Flores ya ha conseguido dejar su sello en el RCD Espanyol. Un conjunto que venía de lograr la permanencia en las última jornadas de la liga pasada, mermado anímicamente y sin una base sobre la que fundamentarse, ha pasado, tras la llegada del entrenador, ha asentarse en una cómoda posición y ha construir un futuro esclarecedor.

Y es que los periquitos se reforzaron estupendamente en el mercado de verano: Diego López, Pablo Piatti o José Manuel Jurado se subieron al barco de Quique, uno que no comenzó la temporada a toda vela. En los primeras nueve jornadas, el Espanyol tan sólo fue capaz de lograr una victoria; lo hizo a domicilio frente a Osasuna.

Muchos dudaron del entrenador, pero, a pesar de estar inmerso en un proceso de malos resultados, Quique sabía que los resultados llegarían, pues estaba construyendo una base y en esquema sobre el que trabajar. Y al final, si tu equipo se caracteriza por un estilo de juego, por una identidad, será mucho más fácil que las victorias lleguen en un momento u otro.

Carácter, personalidad, y cantera

Quique lo ha tenido muy claro desde el principio: apostaría por la cantera. En las primeras jornadas, Marc Roca fue el elegido; después, en la jornada 8, le llegó la oportunidad a Aarón Caricol, quien pisó fuerte y se ganó un puesto fijo en el lateral izquierdo. Óscar Melendo también tuvo su premio y aprovechó la tendencia positiva del Espanyol para dejar detalles de gran jugador.

Por último, la baja de Víctor Sánchez, que estaba ocupando la posición de lateral derecho, brindó a Marc Navarro su momento: debut con gol frente al Granada. Por si fuera poco, repitió titularidad ante el Sevilla, donde marcó otro gol y dio una asistencia. Si algo está claro, es que al madrileño no le tiembla el pulso a la hora de subir y alinear canteranos que estén preparados para dar el salto. Esa es una de las claves de la buena temporada del Espanyol en su primer año al mando.

Además, el cuadro catalán, al igual que su entrenador ha destacado por su carácter y personalidad; remontando partidos que parecían perdidos, defendiendo excelentemente y actuando como un verdadero equipo, como una unidad.

Competitivo dentro y fuera

El Espanyol de Quique no se ha caracterizado por ser un rodillo en su estadio, ni un experto en los desplazamientos a otros campos. Sin embargo, el equipo ha conseguido mantener una regularidad y un nivel competitivo en ambos terrenos. En casa, llevando la iniciativa con un juego vistoso y eléctrico; fuera, centrándose en el orden y rigor táctico, en la defensa y en las contras. Quique ha sabido adaptar a sus jugadores dependiendo del escenario en el que se desempeñen.

29 puntos ha conseguido en casa; por 21 obtenidos fuera. Son números que señalan un rendimiento similar tanto dentro como fuera de casa. Ocho victorias en casa, cinco fuera; cinco empates en casa, seis fuera; por último, en cuanto a las derrotas, cuatro en su feudo por seis fuera de él. No ha destacado especialmente en ninguna situación, pero ha sacado un balance muy equilibrado. En definitiva, Quique ha logrado dar una cara nueva al Espanyol, un equilibrio y una tranquilidad necesaria para el crecimiento del proyecto.