La temporada de Osasuna ha sido complicada desde el mismo momento de su ascenso a la Liga Santander, con problemas institucionales y económicos que hizo que apostaron por la cantera por imposición. Para ello el equipo navarro empezó el año con el entrenador que propició su vuelta a la máxima competición de España, Enrique Martín Monreal. Un hombre de club, que confiaba en la cantera navarra. Pero los malos resultados y los problemas institucionales, acabaron con la destitución de Enrique.

Esa decisión no mejoró al club, de hecho la empeoró. La confianza en la cantera no tenía continuidad y los entrenadores que han llegado, se han encontrado un equipo sin grandes jugadores ni un equipo competitivo. Un conjunto que solo ha ganado 3 partidos en toda la competición,

Osasuna ha sido siempre un equipo que ha confiado en la casta, el empuje, intensidad y el espíritu competitivo pero sobretodo en su campo, El Sadar que siempre había sido un fortín. Pero esta temporada, los equipos que visitaban al conjunto navarro iban con el convencimiento de poder sacar un resultado positivo, tanto es así que Osasuna solo ha conseguido una victoria en su feudo. Algo que ponía prácticamente imposible su salvación.

El reflejo de todo ello es la fragilidad defensiva que ha demostrado el equipo navarro, encajando 75 en 33 partidos de Liga, el conjunto más goleado de la competición. Además de todo ello, el equipo navarro ha tenido muchos problemas con las lesiones. Al Camp Nou llega con 11 bajas, por lo que Vasiljevic ha tenido que convocar a 5 jugadores del filial.

Por todo ello, en el Camp Nou, Osasuna puede certificar su descenso a Segunda división, una sombra que lleva sobrevolando toda la temporada en el equipo navarro.

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