El 28 de junio de 2007 llegaba a la disciplina azulgrana Eric Abidal, procedente del Olympique de Lyon. Tras seis temporadas defendiendo la zamarra del Barça, el francés se ganó con ahínco el cariño de todos los ‘culés’, que poco tardaron en caer rendidos al calor del carácter ganador de Abidal. Una década después de su aterrizaje a la Ciudad Condal, Eric confiesa en una entrevista a los medios del club su amor profundo al Barça desde su niñez. “Mi padre era muy aficionado y le gustaba mucho Maradona, me enseñaba vídeos de cuando jugaba aquí. Esto se quedó en mi cabeza. Después de haber obtenido un contrato profesional, venir al Barça era uno de los primeros objetivos", explica Abidal.

En su primera temporada con el club azulgrana disputó un total de 46 partidos (30 en Liga, 10 en Liga de Campeones y 6 en la Copa del Rey), convirtiéndose en una pieza clave en los esquemas de Frank Rijkaard. Pese a su condición de titular indiscutible en el lateral izquierdo, Eric confiesa que "adaptarse a la vida de aquí no fue fácil. Primero fue el idioma y luego los horarios. Aquí las comidas se hacen más tarde y había partidos que comenzaban a las 10 de la noche, cuando en Francia a esa hora ya se habían acabado casi todos".

Un total de 193 encuentros, dos goles y 15 títulos como azulgrana, pero para Eric Abidal los verdaderos grandes partidos eran los clásicos ante el Real Madrid. "Los clásicos siempre eran partidos diferentes. El 2-6 fue un gran resultado, pero yo de lo que más me acuerdo es del espíritu del equipo: trabajar como nunca y las estrellas a hacer la diferencia", declara el francés. Tampoco se olvida de la semifinal vivida ante el Chelsea FC en Stamford Brigde: "Iniesta, un jugador que nunca chuta, chutó y la colocó en la escuadra. Me perdí la final, pero por algo estamos en un deporte colectivo", remarca ‘Abi’, haciendo gala de su humildad también fuera del verde.

Marcado por una maldita enfermedad, Eric Abidal destapa sin tapujos su primer pensamiento ante sus compañeros: "Cuando me diagnosticaron la enfermedad les dije a mis compañeros que no pasaba nada. Ustedes han de hacer su trabajo y yo antes de final de temporada volveré. Pero en mi cabeza lo primero era recuperarme y luego volver al terreno de juego", ha declarado el ex lateral. Y vaya si lo hizo. Uno de los momentos más emotivos cobró su fuerza en Wembley, tras levantar la quinta Champions League cedida por Carles Puyol. "Puyol me dijo que cogiera el brazalete, que me lo merecía. Me dijo que lo había hablado con los compañeros y con el entrenador y que todo el mundo estaba de acuerdo. Yo le decía que no, pero me convenció. Me dijo que me sentiría como en una burbuja y así fue", recordaba un emocionado Abidal.

Tras mucho luchar, un 19 de diciembre de 2014 anunciaba su retirada. "En mi cabeza ni una lesión ni una enfermedad podía sacarme del campo, debía ser por fatiga personal, pero nunca por una enfermedad. Me dijeron que había un riesgo de recaída y paso a paso intenté recuperarme. Gracias a Dios y al trabajo diario pude seguir unos años más. Mi mujer quería que después del Barça lo dejara todo, pero ahora me entiende. Sabía que era capaz de jugar unos años más", confiesa Abidal, que demostró que al cáncer se le puede batir jugando al fútbol. Su mejor momento como azulgrana no podría ser otro que de la mano de otro luchador incansable como Tito Vilanona. Ambos se ganaron con ahínco el cariño de todos los barcelonistas y seguidores del fútbol, más allá de cualquier color. "El mejor recuerdo que tengo aquí es cuando levanté el trofeo de Liga con Tito. También el último partido que estuve aquí, cuando pude sacar a mi primo al medio del campo. Se lo merecía. Conseguí que tuviera el aplauso de mucha gente y yo creo que representa lo que es el Barça. Más que un club, más que una familia", termina de explicar Eric Abidal.