En múltiples ocasiones, el fútbol es puro resultadismo. Los equipos, al empezar la temporada, se marcan unas metas que quieren alcanzar para realizar una campaña exitosa. Cuando estas metas se alcanzan, de una manera u otra, el equipo y el entorno del mismo se va de vacaciones con la satisfacción del trabajo bien hecho y, a la vez, con el alivio de no haber fracasado en su intento de alcanzar la meta marcada.

No obstante, la carrera sigue después de esta meta. Después de haber logrado este objetivo el equipo se enfrenta a otros retos, se marca nuevos propósitos. El problema llega cuando la manera utilizada para alcanzar la meta anterior no sirve para hacer lo propio en la temporada que se viene encima. Aquí es cuando el resultadismo falla, aquí es cuando se le da más valor a cómo se consiguen los objetivos en el mundo del fútbol. Dependiendo de este modo de alcanzar la meta propuesta, la finalidad del equipo en el próximo curso puede variar.

Esto es lo que le pasa, en estos momentos, al Barça B. El filial barcelonista ha conseguido salir del pozo de Segunda División B en el que ha estado durante dos temporadas. Demasiadas para el filial de uno de los mejores equipos del mundo. En el club había una sensación de necesidad de ascenso, de ni plantearse otra campaña más sin estar en la categoría de plata del fútbol español. De esta forma, el salto de jugadores del Barça B al primer equipo, cuando se precisa, no es tan brusco y se pueden adaptar mejor y más rápido.

Gerard López, técnico del Barcelona B | Foto: Oscar Yeste - VAVEL
Gerard López, técnico del Barcelona B | Foto: Oscar Yeste - VAVEL

No siempre pueden salir jugadores con las capacidades de adaptación y la calidad de Pedro y Busquets, que dieron el salto al primer equipo desde Tercera División de la mano de Pep Guardiola. Prueba de esto es que durante estos años, pocos han sido los futbolistas que han cuajado en el primer equipo culé procediendo del Barça B. Una mezcla entre falta de confianza, dificultades en la adaptación y entrenadores que han confiado más en los fichajes que en la cantera han provocado esta situación.

Por este motivo, la secretaría técnica del club vio idóneo fichar jugadores con una experiencia más amplia en la Segunda División B, para compenetrar con la juventud del equipo de Gerard López y de esta manera crear un equipo competitivo y aspirante al ascenso, el objetivo en mayúsculas de la temporada. El plan, a simple vista, funcionó. El Barça B es equipo de Segunda División A después de eliminar al Racing de Santander en la lucha por el ascenso. Sin embargo, una vez alcanzada la meta del curso 2016/17, una pregunta rodea el entorno del equipo: ¿y ahora qué?

Si el ascenso era una prioridad porque los canteranos tuvieran una adaptación más fácil cuando el primer equipo los necesite, todos estos fichajes realizados sobran. Aquí renace el problema de la manera de alcanzar las metas en los equipos. El Barcelona se encuentra ahora en una encrucijada, ya que los futbolistas más prometedores de La Masia se marchan (véase el caso de Mboula y Eric García) al ver que no tienen opciones reales de jugar ni en el mismo Barça B, repleto de fichajes.

Jordi Mboula, flamante nuevo jugador del Mónaco | Foto: Noelia Déniz - VAVEL
Jordi Mboula, flamante nuevo jugador del Mónaco | Foto: Noelia Déniz - VAVEL

Entonces, el plan de fichar jugadores para compenetrarlos con los de la cantera, ha fallado. Los fichajes han cortado la progresión de otros futbolistas y han frenado las aspiraciones de muchos otros. El balón está en el tejado del club. Aún está a tiempo de reconfigurar un equipo con jugadores aptos para servir al primer equipo cuando sea necesario y, a la vez, realizar una buena campaña en Segunda División A sin necesidad de llenar la plantilla de fichajes. El primer paso ya se ha dado: Aleñá renovó su contrato con el Barça, y Cucurella hará lo propio. Dos de los jugadores más prometedores del filial culé, están atados. Por otro lado, el club ya ha anunciado las bajas de José Suárez, Xemi, Gumbau, Perea y Borja López.

¿Y ahora qué? Ahora toca esperar y ver si este cambio en la configuración de la plantilla prospera o se queda en las simples modificaciones que sufre un equipo durante cada verano. Está en las manos del club tener un filial que sirva como aprendizaje y prepare a los futbolistas de cara a un posible ascenso al primer equipo o, por otro lado, tener un equipo que priorice los resultados, como ha ocurrido en estas dos últimas temporadas. Ahora es tu turno, Barça.

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Sobre el autor
Joan Coll
Menorquín de 20 años. Futuro licenciado en Comunicación cultural por la Universidad de Girona. Jugador de baloncesto en mis tiempos libres, apasionado del fútbol y del Barça gracias a mi abuelo. Antes de morir tengo que ir a Anfield.