"Estoy muy contento de volver al Barcelona. Ha sido mi casa y ha sido una pena no tener una oportunidad antes. Este año me quedo seguro. Soy ambicioso y quiero jugar con los mejores", apuntaba Gerard Deulofeu después de caer con la selección española sub-21 en la final del europeo ante Alemania (1-0). El gerundense pasará a formar parte de la plantilla de Ernesto Valverde al hacer efectiva la opción de recompra que se guardó el club por 12 millones de euros cuando salió rumbo a Liverpool en 2015.

Un camino repleto de obstáculos

El de Riudarenes lo ha logrado: formará parte del primer equipo del FC Barcelona. Pero para ello ha seguido un camino alternativo, también más tortuoso. Siempre fue considerado una joya, un paso por delante al resto de su generación en todas las categorías inferiores. Fue en el Juvenil A cuando empezó a despuntar y a ganar repercusión mediática, lo que le valió una plaza en Segunda División con el filial cuando apenas tenía 17 años. En su primera temporada disputó un total de 34 partidos y anotó nueve goles, cifra que doblaría (en 33 partidos) en su siguiente curso y que le valdría para tener la oportunidad de debutar con el primer equipo en el Camp Nou de la mano de Pep Guardiola, en lo que eran los compases finales de su proyecto en la ciudad Condal. 

Sin oportunidad en el primer equipo, se marchó a Everton

"Cuando tuve la oportunidad de entrenar con Pep Guardiola tenía 17 o 18 años; era muy joven, pero recuerdo que después de los entrenamientos se quedaba conmigo y me enseñaba movimientos y acciones defensivas", recordaba el catalán asentado ya en el Everton de Roberto Martínez. Después de que el de Santpedor diera por concluida su etapa en el banquillo, Deulofeu salió en calidad de cedido rumbo a Liverpool, donde la tipología y las características intrínsecas de una competición como la Premier League le permitieron sacar a relucir todas sus virtudes. Los espacios a campo abierto y la tendencia a la verticalidad le abrieron las puertas del once del técnico español. Sin duda, dio muestras de ser un extremo técnico, eléctrico y por tanto, diferencial, aunque con muchas limitaciones en el aspecto defensivo. Un inoportuno contratiempo en forma de lesión en el clímax del curso condicionó sus últimos meses en las Islas Británicas y su protagonismo tendió a la baja.

Deulofeu, en su etapa como sevillista | Foto: Juan Ignacio Lechuga (VAVEL)
Deulofeu, en su etapa como sevillista | Foto: Juan Ignacio Lechuga (VAVEL)

"Tiene cualidades increíbles, pero carece de otras. Si lo pones a jugar un uno contra uno, sí, pero le pones a jugar al fútbol con sus compañeros, en un gran terreno de juego y todo se complica. Él no tiene todavía la madurez o la capacidad de sacrificio que se necesita", sostenía Unai Emery en una entrevista a The Guardian. Así como en la temporada 2.013/14 sí se pudo apreciar un crecimiento específico, su etapa en la capital andaluza al año siguiente supuso un paso atrás, pues se vio relegado a ser un jugador de rotación. Completando los 90 minutos en una única ocasión y saliendo desde el banquillo en siete de ellos, los 17 partidos que el de Riudarenes disputó con la elástica del Sevilla estuvieron marcados por la irregularidad y la inestabilidad. Sin la confianza del ahora técnico del PSG, sus escasas actuaciones dejaron un rendimiento parcial: se trató, al fin y al cabo, de un jugador de picos, de momentos, de rachas.

Cesiones o ventas con opción de recompra, las dos posturas

Las cesiones tienen una particularidad muy concreta: ni los equipos se hacen al jugador ni este se adapta a la dinámica grupal. Esta teoría no siempre se cumple. Al fin y al cabo, el fútbol es impredecible. El tiempo de préstamo es muy concreto y el futuro de cualquier futbolista a corto plazo es incierto. Es el eterno debate que pone en entredicho las dos posturas: una cesión o una venta con opción de recompra. Tanto una como la otra tiene sus beneficios y sus inconvenientes.

En el caso de Gerard Deulofeu, el club decidió deshacerse de sus servicios por una cantidad cercana a los seis millones de euros y se reservó una opción de recompra por algo más de diez millones en los próximos dos años. Así pues, Everton y Roberto Martínez volvieron a aparecer en el camino del gerundense. Una relación que duraría bien poco, pues el técnico fue destituido al final de temporada donde el conjunto inglés terminó fuera de las plazas europeas y en la que Gerard jugó un total de 1.383 minutos y anotó dos goles. Las muestras de estancamiento eran evidentes: nunca terminó de asentarse en el once. Ya con Ronald Koeman, en la temporada 2.016-17, tampoco hubo cambios en ese sentido, situación que precipitó su salida en forma de cesión al AC Milan en el mercado invernal.

Italia, el punto de inflexión

Milán ha sido el escenario donde Gerard Deulofeu ha mostrado los primeros síntomas de eclosión definitiva. Aterrizó en el país de la bota para acoplar toda una serie de recursos y mecanismos que lo han catapultado como uno de los mejores jugadores del momento. Asentado en el sector zurdo pese a que su demarcación natural es la opuesta, el compromiso defensivo y la toma de decisiones tanto con balón como sin él, pese a que siguen teniendo margen de mejora, han sufrido una metamorfosis ostensible: hablamos de un extremo con las mismas características y condiciones, pero más asentado y maduro.

Pese a que los números no llaman la atención por sí solos (cuatro goles en 17 partidos), la sensación es que su responsabilidad en el ataque milanista le exigió un punto de compromiso y junto a Suso, el otro nombre propio, es uno de los artífices de la clasificación del AC Milan para la Europa League, un histórico (atesora siete Copas de Europa en sus vitrinas) en sus horas más bajas. Sin duda, hablamos de su mejor etapa como futbolista profesional.

Extremo izquierdo en su paso por Milán | Foto: footballia.net (Daniel Guillén)
Extremo izquierdo en su paso por Milán | Foto: footballia.net (Daniel Guillén)

Un perfil venido a menos

Sus características técnicas responden a un perfil que en los últimos cursos ha brillado por su ausencia en Barcelona. Con Pep Guardiola, los extremos profundos fueron una constante en sus cuatro temporadas en la ciudad Condal. Nombres como el de Pedro, Jeffren, Cuenca o Tello fueron de gran utilidad pues otorgaban un punto de amplitud en el juego de posición practicado entonces. Tito Vilanova trató en parte de dar continuidad al modelo, pero con Tata Martino se apreció un estancamiento total.

La llegada de Luis Enrique supuso una revolución, tanto a nivel de nombres como a nivel de propuesta. La estrategia nunca dejó de ser la misma: ganar. Pero la táctica fue virando hacia un fútbol más directo, más vertical, que potenciase una delantera única en el panorama europeo. Tanto es así que, como tal, se ha prescindido del juego de posición. Y, en ausencia de esa figura, el asturiano se quedó sin respuesta a los planes reactivos, sin ese elemento diferencial que agitara la dinámica del partido. En esta nueva etapa con Valverde se intuye una reconciliación con la línea tradicional, restaurar los parámetros que permitan volver a reinar tanto a nivel nacional como europeo. Y ahí, Gerard Deulofeu tiene argumentos para ser importante.

Una pieza útil

Se da por hecho que Gerard Deulofeu aguardará su oportunidad desde el banco. Y en parte por lo menos de entrada, será así. Sin hueco en el tridente que forman Neymar, Suárez y Messi, sus apariciones serán con cuentagotas. Por tanto, hablamos de un rol secundario, asumiendo que tiene que ser quien agite y revolucione los últimos metros en fase ofensiva. Aun así el propio jugador que participó en el Europeo sub-21, ha recortado sus días de vacaciones con la intención de aclimatarse cuanto antes a la dinámica del equipo, que echa a rodar el próximo 12 de julio con las correspondientes pruebas médicas.

Moldeabilidad al tradiconal 4-3-3

Sin embargo, Ernesto Valverde ha dejado claro que no será preso de un esquema, sino que abrirá el abanico en busca de soluciones a los planteamientos rivales. Es por ello que no se puede descartar alternativas tácticas a lo largo del curso, aunque será complicado que sea un habitual, pues el equipo tiene asimilado el 4-3-3 de base. En especial se cierne sobre el futuro a corto plazo el 4-2-3-1 que empleó en su última etapa en el Athletic Club, donde formó una línea de tres mediapuntas con Iñaki Williams, Muniain y Raúl García. No sería descabellado que lo implementara también en su Barça en lo que sería un intento de reconversión definitiva de Messi como centrocampista, acompañado por Neymar en la izquierda y Deulofeu en la derecha, por detrás de Suárez y con total libertad pues cuenta con un doble pivote por detrás que le eximiría de cualquier compromiso defensivo. "La posición tiene su importancia, pero los jugadores se mueven por el campo y los sistemas se tienen que modificar y adaptar", sostenía el propio Valverde a los medios del club el día de su presentación. Pese a que este sistema es el más próximo en el tiempo, el Txingurri también ha apostado firmemente por el 4-3-3 e incluso el 4-4-2 en sus anteriores etapas, por lo que, en este sentido, su Barça es, ahora por ahora, una incógnita.

El 4-2-3-1 de su Athletic Club | Foto: livetv.sx/es (Daniel Guillén)
El 4-2-3-1 de su Athletic Club | Foto: livetv.sx/es (Daniel Guillén)