El primer clásico de la temporada fue de color blanco. Los hombres de Ernesto Valverde se vieron superados en todo momento por los de Zidane. A continuación analizaremos de manera táctica las dos claves por las que el Barcelona perdió la ida de la Supercopa en el Camp Nou.

Falta de desborde

El primer problema con el que se encontró el conjunto azulgrana en el clásico fue la ausencia de regate en la zona de tres cuartos de campo rival. El único que intentó inquietar a la defensa blanca por parte del Barcelona fue el de siempre, Lionel Messi. El argentino probó fortuna sorteando oponentes y fue en una de esas jugadas donde llegó el penalti que señaló el colegiado sobre Suárez que transformó el propio Messi. La baja de Neymar se notó demasiado. Valverde escogió a Gerard Deulofeu como sustituto del brasileño, pero el canterano ni siquiera se atrevió a encarar a Carvajal en todo el partido.

El técnico culé pensó en Denis Suárez para abrir la defensa madridista por el costado izquierdo. El gallego lo intentó y se mostró más participativo que nunca. Denis encaró una y otra vez a Carvajal y dejó jugadas de provecho en la media hora que estuvo en el terreno de juego. La disposición de Denis fue ejemplar y todo parece indicar que el canterano del Celta tendrá más minutos con Valverde que con Luis Enrique.

Transiciones lentas

Lo que realmente mató al Barcelona en el encuentro fueron los contragolpes visitantes. Cierto es que la velocidad a la que llevaron las contras Cristiano o Asensio fue alta, pero la defensa azulgrana estuvo demasiado lenta para cambiar el chip de ataque a defensa. Aleix Vidal, Sergio Busquets o Gerard Piqué volvieron de campo rival mucho más lentos que los aviones blancos que volaron hacia la meta de Ter Stegen para matar el encuentro. Hasta en dos ocasiones realizaron los blancos contragolpes letales que sentenciaron a los de Valverde. Toda una cuenta pendiente si el equipo quiere ser protagonista del partido con el balón.