Los hombres de Valverde visitaban  este miércoles el Santiago Bernabéu sin mucha convicción, pero dispuestos a pelear por sus opciones, por mínimas que estas fuesen, de conquistar el primer trofeo que tenían en disputa. Quedaban noventa minutos por delante para que los catalanes pudiesen maquillar el resultado de la ida, con la victoria por 1-3 del Real Madrid en el feudo barcelonista; y tal como declaró Ernesto Valderde en la rueda de prensa previa al partido, los culés no habían tirado la toalla aún.

Sin embargo la situación pronto volvió a torcerse también en la capital de España. Sin el capitán Andrés Iniesta debido a unas molestias musculares, ni los lesionados Vermaelen y Rafinha, y con las ausencias por decisión técnica de Arda, Marlon, Munir, Samper y Douglas, Valverde se decidió por un 3-5-2 inicial, un cambio en el sistema con el objetivo de conseguir la complicada remontada. El Madrid, por su parte, se quedaba sin el sancionado Cristiano, ni el lesionado Vallejo, pero recuperaba a Kroos en el centro del campo.

La noche en la que Alba alcanzaba su partido número 200 con la elástica azulgrana se torció más pronto que tarde para el Barcelona, que veía como Marco Asensio ponía por delante en el marcador al Real Madrid con otra obra de arte, un trallazo muy lejano tras un error de Umtiti, ante el cual nada pudo hacer Ter Stegen. Minutos antes del descanso, Benzema firmaba el segundo y último tanto del partido, pues ya el luminoso no reflejó cambio alguno en el segundo período. Con esta limpia victoria los blancos se proclamaron campeones de Supercopa de España, apenas días después de alzarse con la Supercopa de Europa ante el Manchester United.

Marco Asensio, exquisito

El sistema de juego con el que Valverde planteó el partido de vuelta en el Santiago Bernabéu puso de manifiesto lo que el técnico extremeño ya advirtió a su llegada a Can Barça: que las variaciones al tradicional 4-3-3 del FC Barcelona serían utilizadas cuando así lo creyese oportuno. No le tembló el pulso al usar el 3-5-2, un esquema que se ha puesto de moda en el fútbol inglés, al que ha recurrido Guardiola recientemente en el Manchester City. Con la superpoblación del centro del campo culé se buscaba promover el toque de balón y facilitar las conexiones, pero la jugada no le salió ni medio bien al cuadro catalán, que en ningún momento estuvo en control de la situación.

Marco Asensio volvió a deleitar con una nueva obra de arte

La noche prometía diversión para los madridistas, ante un débil Barcelona, y Marco Asensio se encargó de inagurar el festival con un auténtico trallazo desde muy lejos, al aprovechar un error de Umtiti para golpear el cuero con tal precisión que dejó clavado a Ter Stegen. El tempranero gol pilló al guardameta alemán por sorpresa y golpeó psicológicamente a los barcelonistas, que hasta entonces aspiraban a remontar el mal resultado obtenido en la ida.

Zidane volvió a ganarle la partida a Valverde este miércoles | Foto de archivo: Àlex Gallardo - VAVEL
Zidane volvió a ganarle la partida a Valverde este miércoles | Foto de archivo: Àlex Gallardo - VAVEL

Gestos de preocupación y apatía en los jugadores del Barcelona, que no ocupaban bien los espacios ni salían con el balón desde atrás ni lograban conectar con los dos de arriba. La primera acción colectiva para los de Ernesto Valverde, que se convirtió en la primera amenaza sobre la portería del Real Madrid, nació en los pies de Busquets, que combinó con Mascherano. El argentino entregó entonces a Suárez, que puso sobre aviso a Navas con un disparo que no encontró el destino deseado. 

Benzema firma la sentencia

Los de Zidane se fueron sintiendo cada vez más cómodos sobre el terreno de juego, presionaron mejor arriba y no dejaron que el rival tuviese el balón en sus pies lo suficiente como para elaborar acciones de peligro. Le faltaba capacidad de reacción al Barça ante un Real Madrid que quiso llevar la iniciativa en todo momento. Aún así, Messi iba asomando la cabeza y tuvo cerca el empate hasta en dos ocasiones, la primera tras una conexión con Sergi Roberto y la segunda tras recibir una asistencia de Jordi Alba.

Benzema volvió a tener más pólvora que Suárez en el clásico

A pesar de los intentos de Messi y del trabajo incansable de Sergi Roberto, los blancos jugaron a placer en el primer período. Un error de Mascherano al perder la pelota en un uno contra uno, trajo consigo el remate de Lucas Vázquez al palo izquierdo de la portería defendida por Ter Stegen. No pudo batir al cancerbero el canterano del conjunto blanco, pero sí lo hizo Benzema poco después, al rematar desde el centro del área y al fondo de la red una asistencia de Marcelo. Aún pudo ampliar su ventaja el Madrid, tras perder Alba el cuero ante Lucas Vázquez, pero remate del madridista acabó en las manos de Ter Stegen y fue el 0-2 el resultado que el luminoso mostró una vez alcanzado el ecuador del partido.

Messi, en medio de la oscuridad

En la segunda mitad desapareció el fútbol. Parecía que el Barcelona salía anestesiado y que el Madrid no quería ahondar en la herida de un equipo triste y hundido. Suárez hizo un intento de amenazar la portería defendida por Keylor con un centro-chut que detuvo 'El Halcón' sin complicaciones, poco antes de que Semedo debutase oficialmente con la azulgrana, al entrar en sustitución de Gerard Piqué. Entonces apareció de nuevo Messi para traer algo de claridad en medio de la oscuridad más profunda: Varane se apartó y el cuero calló en los pies del astro argentino, que remató tras combinar con Suárez, estrellando el esférico en el travesaño.

El 10 del Barça fue el encargado de ejecutar una falta cometida sobre Semedo en la banda derecha: Leo colgó el balón al segundo palo, dónde Luis Suárez remató de cabeza, enviándolo fuera por poco. Después Jordi Alba centró desde la otra banda y a punto estuvo de llegar Sergi Roberto, mientras Luis Suárez recogía un rechace de Keylor Navas a un buen disparo de Messi y hacía sacudir la portería con un remate de nuevo al poste. A partir de ahí solo quedó anhelar el pitido final que puso fin a la pesadilla de los unos, y dio inicio a los festejos de los otros, campeones del trofeo. Los culés, abatidos, descompuestos, en medio de la penumbra; los merengues, pletóricos, triunfales, reforzardos por las actuaciones en ambas Supercopas, eran las dos caras de una misma moneda.