Del Bosque dijo que si tuviera que volver a ser jugador de fútbol, sería sin ninguna duda Sergio Busquets. Afirmación de un entrenador que ha ganado un mundial que tuvo a Sergio como emblema y como jugador indiscutible. En su club, el F.C. Barcelona, pasan los entrenadores y sigue siendo intocable. No hay ninguno como él en su posición y desde el silencio, es uno de los principales artífices de todas las victorias culés.

No hay que irse muy lejos, tan solo si nos remontamos al último partido culé, frente al Olimpiakos en Champions y miramos sus números, vemos como son de un auténtico crack. De 96 pases que hizo, 93 fueron exitosos (97% de efectividad). De ocho duelos, ganó los ocho; no perdió ningún balón, no cometió ninguna falta y supo perfectamente leer el partido cuando tras la expulsión de Piqué, cubrió todo el campo. Se situó el primero a la presión cuando los visitantes arrancaba la contra para no dejar solos a Mascherano y Umtiti contra todo el ataque del Olimpiakos.

Busquets es un jugador clave en el Barça. Cuando arranca la posesión blaugrana, el de Badía se coloca entre los centrales para darle salida al balón y para crear superioridad con la posesión del esférico. En defensa es el primero en estar en tres cuartos de cancha para recuperar pronto el balón y iniciar el contragolpe. La nueva ofensiva blaugrana es sin el balón, simplemente es la presión al oponente. Los de Valverde emplean la presión en la salida del balón rival como método para hacer daño y morder. Cuando los rivales están descolocados, todo el Barça da un paso al frente para iniciar la presión al rival, recuperar pronto el balón y arrancar un ataque en el que muchas de las veces acaba dentro de las mallas. Todo esto no sería posible sin la gran labor que hace Sergio Busquets. Jugador indiscutible en cualquier estilo Barça y que cuesta imaginar una plantilla sin él. Una lástima que se le reconozca tan poco uno su labor a uno de los principales hombres de todos los éxitos blaugrana.