El FC Barcelona daría por concluida su racha de 29 partidos sin conocer la derrota a manos del Espanyol. En un partido donde la intensidad reinó por encima del fútbol, el Espanyol logró sacar el lado más humano de un Barça que nunca terminó de encontrar su juego. Leo Messi tuvo en sus botas poner por delante a los azulgranas, pero Diego López le leyó las intenciones y logró atajar el penalti del argentino. Por lo tanto, el Barça se verá obligado a remontar en el partido de vuelta si quiere estar en la siguiente ronda.

Otro partido de Copa más en la que las rotaciones fueron las protagonistas en el XI presentado por Valverde. Con el 433 ya definido como el sistema de la ‘segunda unidad’, el Barça salió con la portería cubierta por el fijo en Copa, Jasper Cillessen. La defensa culé estuvo formada por Sergi Roberto, Piqué, Vermaelen y Digne, en sustitución de Jordi Alba. Busquets, Paulinho y Denis Suárez, conformaron un centro del campo, donde la sorpresa se encontraba en la suplencia de Andrés Iniesta, el capitán aparentemente se había reservado para el partido de Cornellá pero Ernesto Valverde decidió prescindir del manchego. Por último, la punta de ataque la formaron Aleix Vidal, Leo Messi y Carles Aleñá.

Mucha intensidad y poco juego

Nueve meses después de su última visita, el Barça volvía a pisar el césped del RCDE stadium. Con un ambiente propio a un derbi, saltaron los jugadores al terreno de juego. El partido comenzó bastante trabado y con muchas faltas por parte de un Espanyol que veía como el Barça desde el principio se había hecho con el control de la pelota. La primera ocasión de peligro del partido, llegó desde las botas de Sergio Busquets, que intentó un tiro desde fuera del área que obligó a Diego López a emplearse a fondo para despejar el tiro. Pocas ocasiones en los primeros compases del partido, donde todo el juego se concentraba en el centro del campo, sin que hubiese ninguno que propusiese ocasiones claras de gol.

Leo Messi fue el jugador más activo durante el primer tramo de la primera parte, el argentino fue el principal peligro del conjunto azulgrana. Todos los ataques culés pasaron por sus botas y fue un quebradero de cabeza para la defensa del Espanyol, que por lo pronto lograban parar las acometidas del crack argentino.

Un gran robo de Sergi Roberto en una transición del Espanyol, permitió a Denis Suárez tener la ocasión más clara de la primera parte, pero el tiro del gallego salió rozando el palo izquierdo de Diego López. Más intensidad que juego en una primera parte que pasó sin pena ni gloria. La falta de fluidez en el juego culé propició que el partido no tuviera apenas ocasiones, finalizando así una primera mitad sin más sobresaltos que algún que otro tiro desviado.

Un Barça sin ideas

La segunda mitad comenzó con más intensidad si cabe que la primera. Una entrada de Aaron Martín sobre Sergi Roberto, desató el enfado de los jugadores azulgranas que protestaban la segunda amarilla para el defensa ‘perico’ que se libró de la expulsión. Todo serían malas noticias para el Barça en la segunda parte, Paulinho Becerra se vería obligado a abandonar el terreno de juego por unas molestias, ingresando en su lugar Ivan Rakitic. Ernesto Valverde, viendo la situación del partido, en el minuto 58 decidió mover ficha y dar entrada en el campo a Luis Suárez, de esta manera el Barça volvía a su habitual 442, situando a Leo Messi y a Luis Suárez en la punta de ataque.

Corría el minuto 60 cuando Diego López se vestiría de héroe. De Burgos Bengoetxea señaló penalti en una jugada protagonizada entre Sergi Roberto y Esteban Granero, donde el portero local logró atajar el penalti ejecutado por Leo Messi.

Messi ejecutando el penalti. Foto: Noelia Déniz, VAVEL.com
Messi ejecutando el penalti. Foto: Noelia Déniz, VAVEL.com

El estadio se convirtió a raíz de aquí en una auténtica caldera, que se vería reflejado dentro del terreno de juego en la actitud del equipo local, que con el empuje de su afición no solo logró contener los ataques del Barça sino que dispuso de ocasiones que pusieron en aprietos a la defensa culé. La oportunidad más clara para el Espanyol llegó en el minuto 82, tras una falta desde la frontal botada por Marc Navarro en la que Cillessen tuvo que verse obligado a realizar una magnífica parada, mandando la pelota a córner.

El Barça en ningún momento se encontró cómodo en el partido, no encontró mejoría ni con la entrada de los cambios y finalmente el partido terminó premiando a los locales. Todo el esfuerzo realizado por el Espanyol vería sus frutos en el minuto 87. El canterano, Óscar Melendo logró batir a Cillessen tras una serie de buenas combinaciones del conjunto perico, logrando el tan ansiado y definitivo 1-0 en el marcador.