El Getafe repite curso. Lo que para un colegial es un desastre, para el conjunto azulón es un éxito, a pesar de las malas notas en el último tramo que le han privado del sobresaliente. La trayectoria del equipo de Luis García en esta Liga recién terminada ha seguido el mismo guion, ha tenido el mismo resultado y ha dejado la misma sensación final agridulce entre sus aficionados que un año atrás. Ahí también repite. La 2012-2013 ha sido un calco de la 2011-2012. El cuadro getafense ha sido capaz de tirar por la borda la ilusión generada hace unos meses, tras la consecución de la salvación a falta de diez jornadas para el final, con unos últimos partidos para el olvido. Pero como la ilusión es evaporable, la temporada azulona ha sido, en líneas generales, de holgado aprobado. Sólo hace falta observar con cierta perspectiva para comprobarlo: el Getafe cumplirá una década seguida en Primera División. Y eso es mucho.

El cómo es otra historia, y puede dejar otros sabores o sinsabores. El equipo de Luis García ha sido de nuevo un equipo afianzado desde la portería, fortalecido en la defensa, perdido en la medular y esporádicamente resolutivo de tres cuartos hacia adelante, con la calidad de sus mediapuntas cubriendo la falta de gol de la delantera. Y jugando poco bonito, que no significa necesariamente jugar mal. Una breve descripción general para un conjunto que ha vuelto a ser inconstante y cíclico por definición, así como extraño por naturaleza. Que se pierde en lo sencillo y arrasa en las grandes plazas, como en su despedida de San Mamés. Que se salva en la jornada 28, con su mejor clasificación de siempre, y termina firmando el peor último cuarto de Liga de su historia, con unos indecentes cuatro puntos sobre 27. O siete derrotas en las últimas ocho jornadas. Se mire por donde se mire, lamentable. Aún así, ha mantenido opciones de entrar en Europa hasta la última jornada, lo que da la medida de lo que podría haber logrado este equipo de haber realizado un final digno.

Pocas caras nuevas para un proyecto continuista

Con pocos cambios, Luis García no varió el estilo de la temporada anterior. Tampoco cambiaba el panorama en las gradas, cada vez más vacías por la inexplicable política social que seguía manteniendo el presidente, Ángel Torres. En lo deportivo, sin dos pesos pesados del vestuario como Casquero y Cata Díaz, el equipo echó a andar en el verano con las incorporaciones de Abraham –que se fue en el mercado de invierno–, Lafita, Xavi Torres, Álvaro y Alcácer. De los cuatro que han completado todo el curso, el único que rindió a nivel importante –aunque intermitente– fue Lafita. Álvaro y Alcácer no encontraron el gol ni la estabilidad, y Xavi Torres, a pesar de ser intocable para el entrenador (ha sido el jugador que más minutos ha jugado de toda la plantilla), dejó mucho que desear en la sala de máquinas. El alicantino llegó con la vitola de cerebro y creador de juego, y sólo destacó en la contención convirtiéndose, más que en un mediocentro, en un tercer central para el equipo (su mayor acierto siempre fue más hacia atrás que hacia delante). Asegurado siempre por las manos de Moyá, con una defensa contundente (en especial tras la llegada de Fede Fernández en el mercado invernal), el Getafe vivió sobre todo de la intermitente calidad de Pedro León, Barrada y Diego Castro, y de los goles y la sobresaliente aportación de Colunga a principio de año. Estos dos últimos, máximos goleadores del equipo, con 7 y 6 dianas, respectivamente.

La temporada empezó con un calendario inicial muy duro, visitando al Sevilla y al Dépor y recibiendo al Madrid y al Barça. Tras arrancar con derrota en el Sánchez Pizjuán (2-1), la primera alegría de la temporada fue de las grandes: victoria en el Coliseum ante el Real Madrid por 2-1 con remontada incluida, más a base de orgullo que de fútbol. Tras volver a tumbar al vigente campeón por segunda temporada consecutiva, el Getafe empató en Riazor ante el Deportivo (1-1) y perdió con suma claridad en casa ante un Barça con Messi en el banquillo (1-4). Una nueva derrota en Balaídos, en un mal partido ante el Celta (2-1), colocó a los azulones al borde del descenso, pero volvieron a reflotar con dos victorias por la mínima seguidas, en casa ante el Mallorca (1-0) y en La Romareda ante el Zaragoza (0-1). En la octava jornada llegó a Getafe el Levante, que se llevó los tres puntos sin hacer apenas nada, gracias a un gran gol de Míchel en los minutos finales que puso el 0-1 final.

Asalto a La Catedral y otro mal trago en la Copa

En la jornada siguiente, el cuadro azulón visitaba por última vez el templo bilbaíno y se despidió a la grande, rindiendo culto a San Mamés. Un gol de Juan Rodríguez, en su primera aportación al equipo, y un golazo de chilena de Álvaro Vázquez, en su estreno como goleador azulón, dejaron patente que al Getafe es difícil encontrarle una explicación coherente. La victoria ante el Athletic por 1-2 se postulaba desde entonces como mejor partido de la temporada. Al gran partido en Bilbao le siguió el debut en la Copa del Rey, con un fácil 0-4 en casa de la Ponferradina para abrir los dieciseisavos de final. Después, el equipo dio un paso atrás con dos claras derrotas ante el Betis en el Coliseum (2-4) y el Atlético de Madrid en el Calderón (2-0).

Entonces llegó una de las dos grandes rachas positivas del Geta en esta campaña: tres victorias y cinco jornadas seguidas sin perder en Liga. Los triunfos ante el Valladolid (2-1), en casa y remontando; ante el Espanyol, imponiéndose claramente en Cornellá-El Prat (0-2); y en el Coliseum ante el Málaga por la mínima (1-0), colocaron a los de Luis García en puestos europeos por primera vez, en la jornada 14. Entre medias, se selló con un insufrible 0-0 el pase a los octavos de Copa, donde esperaría el Atlético. Un empate en los instantes finales en Anoeta ante la Real Sociedad (1-1) prorrogaba la racha y hacía visitar el Calderón con buenas sensaciones. Todo lo contrario a cómo se volvió el equipo de la ribera del Manzanares, con un contundente 3-0 que esfumaba la posibilidad de seguir soñando en la competición del K.O. De vuelta a la Liga, se cerraría el año robándole un empate (1-1) a Osasuna en casa, tras penalti inexistente en el último minuto, y con una abultada derrota en Mestalla ante el Valencia (4-2), en la noche en que las defensas ya se habían ido de vacaciones.

Año nuevo, equipo “nuevo”

Al equipo le vino bien el nuevo año, aunque empezó con derrota ante el Rayo en Vallecas (3-1) y certificando la eliminación en Copa, con otro soporífero 0-0 en el Coliseum. Pero entre los fichajes –cedidos– de invierno (Fede Fernández, proveniente del Nápoles, y Escudero, del Schalke 04) y los recuperados para la causa (Colunga y Borja), el Geta despegó en fútbol y resultados con una gran racha en la que en doce jornadas sólo perdió con Madrid y Barça, lo que le terminó otorgando los 42 puntos de permanencia virtual –de los cuales luego sobrarían 5– en la jornada 28. Cerró la primera vuelta dejando escapar dos puntos en el último minuto ante el Granada en el Coliseum (2-2), y comenzó la segunda con otro empate, de nuevo en casa, frente al Sevilla (1-1).

Las visitas al Bernabéu y Camp Nou se saldaron con dos derrotas abultadas, por 4-0 ante el Real Madrid y 6-1 frente al Barcelona, pero no surtieron efecto negativo en el buen momento azulón. Entre medias, el Getafe remontó al Deportivo en casa (3-1), y después ganó por idéntico resultado al Celta (3-1) y al Mallorca (1-3), y consiguió otros tres puntos en una victoria fácil ante el Zaragoza (2-0). Protagonista esencial de la mejora del equipo en estos partidos fue Adrián Colunga, que en ocho jornadas consiguió 6 goles y 3 asistencias, justo cuando en el club se planteaban su salida en el mercado invernal.

En tan buena dinámica, el equipo visitó al Levante para empatar sin goles (0-0) y ganó al Athletic por 1-0 para certificar virtualmente la permanencia en la jornada 28. Con esta gran racha, que se prolongó hasta siete jornadas sin perder (la mejor de la temporada), el equipo se colocó a las puertas de Europa, pero desaprovechó la oportunidad en un gris –o casi negro– final.

Con Europa a tiro, llega el peor último cuarto de Liga

Dos empates a cero, ante Betis en Sevilla y Atlético de Madrid en casa, cerraron rachas de siete partidos consecutivos sin conocer la derrota y 12 partidos seguidos sin perder en el Coliseum (diez jornadas de Liga sin contar la Copa). A partir de ahí vino la dejadez final: el peor último cuarto de Liga en Primera en la historia del club, con 4 puntos de 27 posibles (ó 5 de 30). Sólo una victoria y un empate en diez encuentros son números para cerrar la temporada con un sabor más que amargo.

El Getafe transformó la ilusión suscitada en la jornada 28, con la salvación y la posibilidad real de luchar por Europa –más si cabe al ir el séptimo clasificado a Europa League–, en el hastío final, superando incluso la pésima despedida de la Liga pasada, cuando no ganó en las últimas cinco jornadas. Tres derrotas seguidas frente a Valladolid (2-1), a Espanyol (0-2) y a Málaga (2-1) alejaron al equipo de los puestos europeos e hicieron volver la mala imagen de un año atrás. Pero los azulones, contra todo pronóstico, se dieron un último gusto venciendo –y convenciendo– en casa tras remontar a una Real Sociedad que venía arrasando y luchando por la Champions (2-1). Más que fútbol bonito, los getafenses cambiaron radicalmente de cara y mostraron la dignidad y las ganas que se les requerían, pasando por encima de los donostiarras a base de intensidad y garra, para firmar uno de los mejores encuentros del curso.

Con el triunfo, el Geta volvía a asomarse a Europa, pero si terminas perdiendo los últimos cuatro encuentros es mejor que te vayas olvidando de los sueños. En efecto, volvió la peor cara de los de Luis García para acabar la Liga con las derrotas ante Osasuna (1-0), Valencia (0-1), Rayo (1-2) y Granada (2-0). Cuando parecía imposible terminar el curso con peor sensación que hace un año, el Getafe se empeñó en demostrar lo contrario.

Finalmente, el equipo ha acabado la Liga con unos números de 13 victorias, 8 empates y 17 derrotas (con 43 goles anotados y 57 recibidos), logrando un total de 47 puntos –los mismos que en la Liga anterior–, con los que ha ocupado la décima posición. Al menos el puesto final hace olvidar los sinsabores y recordar algo histórico: el Getafe disfrutará en la próxima temporada de su décima participación consecutiva en Primera División.

La décima azulona

Difícil de creer, cuando una década atrás no se había ni soñado siquiera con ascender a la máxima categoría. Pero el Getafe se ha habituado tanto a lo bueno que ya no se quiere ir. Diez temporadas en Primera hacen que todo lo malo que ha mostrado el equipo en el tramo final se vuelva dulce al pensar con la memoria. Serán diez años, como mínimo, entre los grandes. Y ya es algo: el club azulón ha conseguido auparse hasta el puesto 29 de la clasificación histórica de la máxima categoría, tras estas nueve temporadas consecutivas en las que ha logrado 438 puntos. Si bien es cierto que la puntuación conseguida esta campaña no le ha permitido subir ni bajar puestos, sí le ha dejado a tiro de 7 puntos la posibilidad de superar la vigésima octava posición, que ocupa el Real Murcia, en el curso que viene. En total, el balance de los getafenses en las nueve temporadas es de 342 partidos disputados, con 117 victorias, 87 empates, 138 derrotas, 415 goles a favor y 448 en contra. Y muchísimas alegrías.

El Getafe ocupa la 29ª posición en la clasificación histórica de Primera, y es el séptimo mejor equipo en puntuación en sus nueve temporadas en la élite

Ajustando todavía más el baremo de los datos, en esos últimos nueve cursos el Geta ha sido el séptimo mejor equipo en puntuación, sólo superado por Barcelona, Real Madrid, Valencia, Sevilla, Atlético de Madrid y Villarreal (con 8 temporadas). Sus 438 puntos están por encima de los 436 del Athletic de Bilbao, de los 435 del Mallorca y de los 429 de Espanyol y Osasuna. El club azulón forma parte, junto a los nueve equipos citados –salvo el Villarreal–, del grupo que ha estado presente cada temporada de las nueve últimas en Primera, por las que han pasado hasta treinta equipos diferentes. Por si fuera poco, en este tiempo ha ganado a todos los equipos a los que se ha enfrentado menos a uno, el Rayo Vallecano, con el cual ha perdido los cuatro encuentros que ha disputado. Una última estadística, ésta meramente anecdótica, sirve para sacar pecho a los azulones: el Getafe puede presumir, junto a colosos como Real Madrid, Barcelona y Athletic de Bilbao, de no haber descendido nunca a Segunda División. Son los únicos cuatro clubes españoles que lo pueden decir. Más números que añadir a la caja del recuerdo.

En definitiva, de la temporada que acabamos de despedir, con el malísimo cierre ofrecido por el Getafe incluido, hay que sacar un balance positivo tras esta conclusión: aun firmando el peor último cuarto de Liga en su historia, el equipo no sufrió. Y quedarse con el fondo más que con la forma. Porque cuando cada punto en la élite es un regalo, el premio de diez años consecutivos entre los mejores se vuelve inconmensurable.

Así ha sido y así es el Getafe, poco a poco acercándose a la conversión en un pequeño clásico de nuestro fútbol. Un pequeño diez veces grande, un grande de los pequeños. Que ya empieza a escuchar su décima sinfonía.

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Sobre el autor
Daniel Sánchez Quintanilla
Licenciado en Economía-Periodismo por la UC3M. Getafense y redactor del Getafe C.F. en VAVEL. http://azul0scurocasinegro.blogspot.com.es/