El Camp Nou presenciaba una vez más una noche mágica, de Champions, de las grandes. Ante los de Martino, un equipo duro, eficaz, decidido y sin ningún miedo. El lider de la Liga BBVA, el Atlético de Madrid, que bajo las órdenes de Simeone ha vuelto a sonreír y a creer en citas altas, como la misma. Diego Costa, que sonaba como posible baja, entró en el once junto a David Villa, ex jugador azulgrana, motivado para demostrar en la que fuera su casa su capacidad como goleador y jugador altamente competitivo.

Los técnicos, que se habían visto las caras tres veces en toda la temporada y las tres se habían repartido en empates, buscaban dar con la tecla entre dos estilos opuestos. El del balón y el de los espacios. El de desorganizar al rival a partir del esférico y el de jugar directo a partir de la débil preparación y cobertura tras pérdida de otros.

Piqué y Costa, protagonistas involuntarios del primer tiempo

El Atlético empezó mordiendo y prueba de ello fueron las dos ocasiones consecutivas de un Villa inspirado. La primera, de espaldas a portería y con un chut lejano que no sorprendía a Pinto. La segunda, más clara, tras aprovechar un error en la salida de balón del guardameta y enviar con un disparo raso un gran aviso al Camp Nou y al conjunto de Martino. La respuesta del Barça fue inmediata: una falta cercana al borde del área era lanzada sin peligro por Messi chocando frente a la barrera rojiblanca.

Ambos abandonaron por lesión antes de la media hora de juego

Fue en el minuto ocho cuando Piqué, tras un salto con Costa, notaba molestias y se veía obligado a abandonar el terreno de juego. Esto cambiaba el giro del encuentro: el Barça perdía solidez en el juego aéreo y un líder defensivo en noches grandes. Bartra, su sustituto natural, ocupó su sitio. En un partido trabado con un Atlético muy intenso y buscando parar el juego con inteligencia, fue Diego Costa quien encendió todas las alarmas por parte rojiblanca al notar molestias en un control frente a Busquets. El delantero, que era duda hasta última hora, se veía incapacitado para seguir y el recambio escogido por el Cholo era Diego Ribas.

Messi e Iniesta, activos y principales

Messi e Iniesta hacían de las suyas con un juego combinativo a su altura durante el resto del primer tiempo y parte del partido. Mientras que el manchego superaba en conducción la línea defensiva de medios del Atlético de Madrid, Messi buscaba siempre las mejores opciones de remate para intentar batir a un imperial Courtois. El belga fue el mejor de los suyos en el encuentro, mostrando una vez más su solvencia pese a la juventud que atesora.

Pinto, que se mostró nervioso durante los primeros minutos en cada una de sus intervenciones, sería clave antes de ir al descanso sacando una mano abajo frente a un chut de David Villa, insistente entre centrales culés, y manteniendo el empate a cero. Mientras que ninguno de los dos equipos conseguía desequilibrar, el Camp Nou rememoraba una de las noches más cálidas y sonoras de la temporada con una afición desatada por los suyos.

El gol de Ribas, jarro de agua fría

No fue hasta el minuto 56 que, tras un remate espectacular y sin aviso previo, Diego Ribas adelantaba a los suyos. El golpeo, imposible de atajar para Pinto, sorprendía a todos los asistentes del Camp Nou y lograba poner por delante a un Atlético de Madrid insistente y valiente a pesar de perder a su máxima baza ofensiva en la primera parte.

Simeone decidió entonces retrasar líneas y fueron múltiples las ocasiones donde los colchoneros, juntando los once hombres, defendían en cojunto por detrás del balón. Perdiendo fuerza en ataque tras recuperación, el 0-1 se convertía en uno de los mejores resultados posibles para encarar la vuelta en el Calderón.

Y Neymar vuelve a marcar a Courtois

Cuatro partidos, cuatro empates. Las cifras entre Atlético de Madrid y Barça esta temporada son de máxima igualdad, pero tan solo un jugador culé ha sido capaz de batir a Courtois en la 2013-2014. Éste es Neymar, que en el minuto 70 tras una gran asistencia de un mágico Iniesta, ajustaba un balón al palo largo del belga y ponía el empate a uno en el luminoso. Su gol animaba al feudo catalán de cara a los veinte minutos restantes.

El gol no llegó, y es que las paradas de Courtois a pesar de cómo el Barça sometió a su rival en los últimos minutos fueron decisivas. Un Godín rápido en el corte y un equipo dominador de toda acción de juego aéreo hicieron que la balanza no se acabara decantando por ninguno de los dos lados. El Calderón, estadio en el que juega y disfruta el actual líder de la Liga BBVA, dictará sentencia en una eliminatoria entre gigantes del fútbol español y también internacional.