El pasado 27 de septiembre, con tan sólo siete jornadas de Segunda División disputadas, el banquillo del Getafe CF cambiaba de dueño. Juan Eduardo Esnáider, hasta entonces investido plenamente de la confianza del club pese al dramático descenso de categoría, era destituido de forma drástica tras el fatal arranque liguero del equipo madrileño (6 puntos de 21 posibles), así como por la rápida eliminación en la Copa del Rey a manos del Alcorcón.

La derrota por 0-2 en el Coliseum Alfonso Pérez ante el Girona puso el punto final a su etapa como entrenador del conjunto azulón, para alivio de una grada bastante molesta con la imagen mostrada por su equipo y que responsabilizó de la mayor parte de culpa al entrenador hispano-argentino. Desde su fulminante despido, muchos fueron los nombres que en apenas unas horas sonaron para ocupar el puesto que había dejado vacante: Manolo Jiménez, Pepe Mel, Lucas Alcaraz, Rubén Baraja… Sin embargo, para sorpresa de muchos, sería el alicantino y ex técnico del Alavés, José Bordalás, a quien se le encomendaría la difícil tarea de levantar a un equipo getafense hundido en la tabla e inmerso en una dura y rápida adaptación a la categoría  de plata del fútbol español.

La primera prueba de fuego para medir la valía del nuevo míster sería la visita a Tenerife. El empate a cero final que dictó el Heliodoro no sirvió para dilucidar grandes cambios ni en el once ni en el juego desplegado por los del sur de Madrid, pero sí dejó bastante claras las intenciones de Bordalás. La verdadera clave para lograr los resultados esperados estaba en no encajar gol, ser muy sólidos en defensa y, a partir de ahí, aprovechar las (a veces bastante escasas) ocasiones que los atacantes tengan en sus botas.

El defensa Juan Cala recibe instruccio
El defensa Juan Cala recibe instrucciones por parte de Bordalás junto a la banda | Getafecf.com

Y así fue. Ni la inesperada lesión del guardameta Vicente Guaita, ni tampoco las bajas sensibles de Gorosito y Van den Bergh en defensa o de David Fuster en el medio, fueron excusa para que los hombres de Bordalás sacaran el orgullo y la garra -prácticamente inexistentes con Esnáider- en los partidos que vendrían a continuación. Victoria en casa por 2-0 frente al UCAM Murcia y de nuevo la portería getafense (bien custodiada desde entonces por Alberto García) no encajaba ningún tanto. Había llegado el ‘efecto Bordalás’ a Getafe o, lo que es lo mismo, la sensación de que algo había cambiado para bien en el vestuario y, por ende, comprobar que la ilusión había retornado a las gradas del Coliseum Alfonso Pérez.

Pero de nuevo un gran escollo se presentaba en el camino azulón: el CD Lugo. La visita al Ángel Carro se antojaba harta complicada para los intereses azulones, pues el equipo de Luis César Sampedro llegaba como segundo clasificado en la tabla, con su delantero centro Joselu como pichichi de la categoría y con el enorme mérito de ser uno de los equipos que aún no conocía la derrota. Pero sería precisamente José Bordalás el encargado de acabar con tal consideración gracias a un solitario tanto del delantero serbio Stefan Scepovic, titular en el once en detrimento del sancionado Jorge Molina y al que el cambio de míster le ha abierto las puertas de la titularidad.

Tampoco en el último encuentro del Getafe como local su adversario pudo hacerse con la victoria. En un partido marcado por la gran cantidad de agua caída en el terreno de juego, los madrileños controlaron el partido hasta que un error defensivo (o para algunos arbitral) hizo que la SD Huesca se adelantase en el marcador. Nada más allá de la realidad, pues el Getafe empataría pocos minutos después por medio de Faurlín y a punto estaría de remontar en dos claras ocasiones que desbarató el portero oscense.

José Bordalás durante el encuentro ante la SD Huesca | LaLiga
José Bordalás durante el encuentro ante la SD Huesca | LaLiga

Cuatro partidos al frente del Getafe CF y José Bordalás aún no conoce el sabor de la derrota. Dos victorias y dos empates, y tan sólo un gol encajado en 360 minutos. Motivos más que suficientes para creer en él y en su método de trabajo. Porque los ocho puntos en cuatro jornadas y un 13º puesto en la tabla (a tan sólo dos puntos del playoff) demuestra con creces su valía al frente del proyecto azulón, más aún si los comparamos con los 6 de 21 y la penúltima posición en la que su predecesor en el banquillo, Juan Eduardo Esnáider, dejó al equipo una vez concluida la jornada 7.

Bordalás sabe perfectamente que no será nada fácil sacar algo este domingo del Ciutat de Valencia. El Levante es merecidamente el líder de la categoría con 26 puntos habiendo ganado todos sus partidos en casa. La capacidad goleadora de Roger y Jason, los hombres actualmente más en forma del conjunto levantinista, pondrán seriamente a prueba la imbatibilidad de Bordalás. Por su parte, el Getafe, al igual que hiciera hace dos jornadas ante el Lugo, buscará dar la sorpresa y escalar posiciones en la tabla en la búsqueda de la promoción a la máxima categoría del fútbol español.