Nunca sufrió tanto el Getafe la pasada temporada con ningún equipo como lo hizo con el Girona. Sobre todo en Montilivi, donde recibió el correctivo más duro. Esa derrota sirvió como estímulo y aviso para un Getafe que llevaba varias jornadas a la deriva.

Es por eso que el Getafe no llegaba en su mejor momento. Y esto se hizo palpable en el once que Pepe Bordalás. El técnico alicantino apostó por un once diferente. La apuesta era innovadora. El Getafe salió al terreno de juego con lo que era una aparente zaga formada por 5 defensas. Un esquema nuevo para el club azulón. Además había que sumar la novedad de un jugador como Gustavo Quezada, procedente del filial.

El partido empezó mal para el Getafe y en el minuto 34 prácticamente quedo sentenciado. Una jugada horrorosamente defendida a balón parado, un auténtico golazo de Borja García y un penalti absurdo transformado por el conjunto catalán ponían en el luminoso de Montilivi un doloroso 3-0.

Un resultado que hizo a Bordalás sustituyera tras este tercer gol al joven Gustavo Quezada dando entrada a un jugador más ofensivo como era Portillo. Y aunque el ex del Betis metería gol, las cosas seguirían igual, ya que los de Machín aumentarían la distancia otra vez con un doblete de Samuele Longo.

El partido acabaría con un doloroso cinco a uno. Un partido dificil de asimilar y que supondría un punto de inflexión en la temporada del Getafe. Algo que haría replantearse al conjunto azulón sus opciones de ascenso. 

Sin embargo, los de Bordalás recuperaron las buenas sensaciones. Y aunque no fueron suficientes para alcanzar a un Girona instalado en puestos de ascenso directo, el Getafe acabaría ascendiendo. Esta temporada Machín y Bordalás se vuelven a ver las caras, esta vez en Primera División.