Se citaban en Zorilla dos sensaciones opuestas en un partido de contrastes: Valladolid frente a Getafe. Salvación frente a Europa. Inseguridad frente a solvencia. Los pucelanos llegaban tras cinco partidos seguidos sin conocer la victoria, exactamente los mismos en los que los getafenses habían conservado su portería a cero. Los locales venían de sufrir en Mestalla uno de los perjuicios arbitrales más claros de los últimos tiempos, y los visitantes acumulaban siete jornadas sin perder, con únicamente dos derrotas en las últimas trece jornadas. Como en el fútbol la lógica no manda, tras el pitido final del árbitro todas esas estadísticas y sensaciones se habían esfumado. De los números que edulcoraban la previa no quedaba nada, ni cenizas. El Valladolid ganó con toda justicia al Getafe y olvidó al injusto juez, mientras los de Luis García se dejaron la solvencia y las rachas olvidadas en el vestuario.

Salió al encuentro mejor el conjunto azulón, pero por muy poco tiempo. De hecho, la primera parte fue de Codina y, por extensión, del Valladolid. El Getafe, sin profundidad, se encontró a un rival necesitado que le puso en serios aprietos durante los primeros cuarenta y cinco minutos. Pero la inocuidad de Manucho y, sobre todo, el portero azulón ayudaron a seguir manteniendo el récord de imbatibilidad liguero del que gozaban los visitantes. Un récord que siguió aumentando a pesar de la defensa getafense, tan segura días atrás como titubeante en la soleada tarde pucelana. El mal día defensivo, con mención especial a la fragilidad en el fuera de juego, siempre mal tirado, fue escenificado por Fede, el tótem de la muralla azulona desde que llegara al sur de Madrid. Desde que el argentino llegó directo al once titular, el Getafe no había perdido y, en los últimos cinco compromisos, se había ido con la portería a cero. Sin embargo, en Zorrilla se vio la peor versión del central, en un partido que, en realidad, fueron sus únicos minutos malos como jugador getafense.

Mal en defensa, con la pareja de centrales Lopo-Fede desorientada, y mal en el centro, sin crear juego ni impedir el del rival, el Getafe no hizo acto de presencia en Zorrilla. Con las bajas de Pedro León y Colunga, Luis García perdía a dos de los jugadores que le han guiado en su escalada hacia la lucha europea. Otros de sus referentes, como Fede o Barrada, sí estuvieron, pero como si no. Por su parte, el Valladolid dominó todo el encuentro, pero su falta de acierto y Codina impidieron sacar provecho en el primer tiempo. Para colmo, en la única llegada visitante con peligro, cuando ya asomaba el descanso, Alcácer aprovechó un centro colgado al área por Borja para cabecear a la red un 0-1 sin motivo aparente. Cuando lo que buscaban los de Luis García era el descanso para tomar aliento, se encontraron un premio mucho mayor del esperado.

Tras el gol, nada cambió

Tras el descanso, el partido siguió el mismo rumbo. El gol ni despertó al Geta ni hundió al Pucela en sus propios nervios. Visto lo que vino después, a los azulones les pudo hasta venir mal su propio tanto al filo del descanso. La renta hizo que bajaran la guardia de una forma que con el empate no habrían hecho, y los de Djukic les pasaron por encima en la segunda mitad. La justicia en el marcador no llegaría hasta el minuto 67, cuando Óscar, habilitado por otro fallo de los centrales getafenses, cabeceó sin oposición y acabó, de paso, con la imbatibilidad más prolongada en toda la Liga. El récord del Getafe se quedó en unos meritorios 584 minutos seguidos sin encajar gol.

Descorchado el tapón, no parecía que fuera el único gol que encajarían los visitantes. El Valladolid seguía mereciendo más, mientras el Getafe seguía desmereciendo minuto a minuto. Así, apenas cinco minutos después del empate, Javi Guerra se bastó de su primer balón para aclarar que no tiene nada que ver con Manucho. Bajó –con la mano– un centro del omnipresente Óscar a la frontal, se acomodó entre los perdidos centrales rivales y cruzó su disparo para dar la victoria a su equipo. Hizo, más que un gol, justicia a lo mostrado en el campo. Todo lo contrario a lo que, tres minutos después, hizo el colegiado. Ayza Gámez expulsó a Alexis, a instancias de su asistente, por no hacer nada más que saltar a por un balón dividido, y terminó de asfixiar al Getafe.

Los azulones, con un cuarto de hora por delante, no se estiraron a por el empate salvo en el descuento, cuando estuvieron cerca del gol en una falta de Gavilán y en una sucesión de saques de esquina. Tampoco mató a la contra Ebert, y en la última jugada del encuentro fue Diego Castro quien perdonó la igualada, pero el balón fue justo y se marchó desviado. Con esta merecida victoria, el Valladolid coge aire y media permanencia, y frena en su camino a Europa al cuadro azulón. Aunque, en realidad, fue el propio Getafe quien se frenó a sí mismo con unos noventa minutos para olvidar. Ni cenizas de lo que fue.

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Sobre el autor
Daniel Sánchez Quintanilla
Licenciado en Economía-Periodismo por la UC3M. Getafense y redactor del Getafe C.F. en VAVEL. http://azul0scurocasinegro.blogspot.com.es/