Empiezan a quedarse cortos todos los adjetivos que se refieran a la excelente trayectoria del Girona de Pablo Machín durante las últimas temporadas. El equipo es una máquina perfectamente engrasada, es sólido y tiene muy claro lo que tiene que hacer en todo momento. La estatua del técnico soriano a las puertas de Montilivi debería empezar a ser un proyecto que el Ayuntamiento de Girona debería tener muy en cuenta.

El Córdoba fue ayer la víctima de los gerundenses. En un impecable ejercicio de practicidad y de saber sufrir, el Girona encarriló el partido en el minuto dos merced a un tanto de Sandaza y, cuando corría el minuto siete de la segunda, Portu fusiló a Kieszek para anotar el 2-0 que, a la postre, resultaría definitivo. Ni el asedio califal durante la segunda mitad amedrentó a los rojiblancos, que sumaron tres puntos más que les aúpan hasta los 39 puntos, en la que es la mejor primera vuelta de la historia en Segunda División.

Sandaza golpea muy pronto

Seguro que los aficionados que llegaron tarde al estadio se perdieron el primer tanto del Girona. Sandaza tuvo tres oportunidades para batir a Kieszek y, efectivamente, a la tercera fue la vencida. Tras un centro medido de Cifuentes, el toledano cabeceó al palo, recogió el rechazo y Bijimine, en lugar de despejar, dejó el balón muerto para que el delantero, ahora sí, fusilara al meta polaco (1-0, min. 2). El ex del Rangers vio puerta por tercera jornada consecutiva y sumó su cuarto gol en la presente temporada. El mejor fichaje de invierno, como decía Machín el pasado viernes, estaba en casa.

Corría pues el minuto 1:15 y el Córdoba ya perdía por 1-0. Podían haber sido dos de no ser por una excelente intervención de Kieszek a zapatazo de Granell a la salida de un córner. El cuadro catalán lo hacía todo bien: cuando tenía el balón, lo movía a su antojo, y cuando no lo tenía, presionaba muy arriba para forzar la salida en largo de los de Luis Carrión. Borja García (22') y Sandaza (34') rozaron el gol con sendos disparos algo desviados, mientras que Portu remató duro abajo que encontró una buena respuesta en Kieszek (29').

Solo en los diez minutos finales pareció medio despertar el cuadro andaluz. Su presencia en tres cuartos de campo empezó a crecer tímidamente y de la mano de Pedro Ríos y Juli hubo algún acercamiento, eso sí, sin demasiado peligro. Fue el alcoyano quien probó por vez primera a René, inédito hasta entonces, con un disparo raso que atajó el gaditano (35'). El poco trabajo del ex meta del Llagostera se intensificó a partir del minuto 60 de partido.

Portu... y a sufrir

El Girona salió en la segunda mitad como lo hizo en la primera. Es decir, intenso, con ganas de marcar y mordiendo con y sin el balón. Borja García ya probó una vaselina que se marchó por muy poco (46'), pero Portu no falló pocos minutos después. Conducción de Borja García, dejada para Aday y su centro raso lo recogió el murciano en el segundo palo. Con todo el temple del mundo, paró el balón y lo colocó donde ni Kieszek ni ningún portero podían atrapar el cuero (2-0, min. 53).

El gol tranquilizó a los catalanes y pareció que, visto lo visto en la primera parte, el Córdoba difícilmente despertaría del letargo en el que estuvo sumido gran parte del partido. Nada más lejos de la realidad. El tanto espoleó al cuadro califal, que empezó a sufrir modificaciones desde el banquillo. Carrión dio entrada a Javi Galán y Antoñito para tener más presencia en la parcela atacante. Cisma tuvo la primera gran oportunidad para un Córdoba que acabaría encerrando a su rival. El disparo del ex del Racing de Santander encontró una gran respuesta en René (59').

El Girona podría haber matado el partido cuatro minutos más tarde, si Kieszek no hubiera tocado lo justo en un centro de Aday para Portu (63'). También podría haberlo hecho el conjunto franjiverde en numerosas ocasiones. Primero fue Juli quien probó a René, Piovaccari recogió el rechazo y hasta en dos oportunidades de Pedro Ríos y del propio italiano, la defensa evitó el gol cordobés (66'). El ex del Eibar volvió a cabecear dos minutos más tarde y su remate encontró la base del poste como oposición. Eran los mejores minutos del Córdoba y los catalanes lo pasaban realmente mal, aunque la renta seguía siendo de dos goles.

Machín intentó cortar la sangría a golpe de cambios -Alcaraz, Longo y posteriormente Cristian Herrera ingresaron en el terreno de juego- y los ánimos califales se calmaron un poco. Todavía Piovaccari tuvo otra oportunidad cuando el pase de Juli ya había sorteado a René, pero no consiguió contactar con el balón con todo a favor (82'). La última intentona franjiverde llegó desde la frontal, con un remate de Borja Domínguez que, de nuevo, interceptó el meta gaditano (86'). Los tres puntos se quedaron en casa para alegría de los suyos y el récord ya se sitúa en 39 puntos. Quizás el Levante queda lejos (46 puntos), pero el objetivo de ascender a Primera División permanece intacto y con más opciones que nunca. Queda toda una vuelta por delante.