El Cádiz le pone emoción a la Liga. El día en el que el Girona podía medio "sentenciar" su ascenso a Primera División, porque no hay que engañarse, la jornada era propicia por hacerlo -una victoria frente al Cádiz dejaba a los andaluces a 14 puntos, y las derrotas de Getafe y Tenerife eran demasiado bonitas para ser verdad-, los gerundenses se vieron superados por un conjunto, el de Álvaro Cervera, que aprovechó a las mil maravillas las dos llegadas que tuvo en la primera mitad. Un gol del ex rojiblanco Ortuño y otro de Álvaro García, ambos antes de la media hora, dejaron helados los casi 8.500 espectadores que se congregaron en Montilivi. El precioso tanto de chilena de Longo en la segunda parte no sirvió para arañar ni siquiera un punto que hubiera sido magnífico.

El feudo gerundense presentaba una maravillosa entrada y el ambiente era el de las grandes tardes. El de los partidos importantes, aquellos que suenan a algo mágico, épico. Los locales formaron un espectacular mosaico rojiblanco, solo interrumpido por un rincón amarillo que ocupó el centenar de aficionados cadistas que se dieron cita en el feudo gerundense. Los mismos que vibraron durante la primera mitad, en la que el cuadro visitante asestó dos golpes brutales a un desdibujado Girona. Los que también sufrieron en la segunda parte, cuando vieron que los catalanes apretaron de lo lindo a su equipo.

Doble herida mortal

Que el partido sería intenso no era descubrir nada nuevo. Se sabía aunque uno no acudiera al estadio. Se notaba, se palpaba. Segundo contra tercero. Emoción asegurada. Empezó presionando el cuadro dirigido ayer por Jordi Guerrero tras la sanción de Pablo Machín en ReusLongo recuperó un balón frente a Aridane y buscó el primero ante Cifuentes, aunque su disparo se marchó alto por poco. La ocasión prometía. El Girona volvía a prometer. Pero en esta ocasión le hirieron en demasía.

Sankaré ya advirtió del peligro cadista con un cabezazo a la salida de una falta lateral. Ortuño hizo valer la "ley del ex" y no falló para adelantar a su equipo poco después. Pérdida absurda de Juanpe que aprovechó Álvaro García con una cesión a Ortuño que, con un disparo seco desde la frontal que tocó en el palo, batió a René (0-1, min. 16). El murciano pidió perdón por su pasado gerundense, gesto que agradecieron los aficionados locales. Sin embargo, el Cádiz demostró que el gol no era fruto de la casualidad y, cuatro minutos más tarde, Álvaro García aprovechó un pase preciso de José Mari y se quedó en un mano a mano ante René que no desaprovechó (0-2, min. 20). Las repeticiones demostraron que no había fuera de juego en la acción, a pesar de las protestas de la zaga local.

El segundo tanto dejó helado Montilivi. En el minuto 20 el electrónico ya reflejaba un 0-2 en contra y el Cádiz se sentía cómodo. Tampoco hay que decir que era inexplicable, porque llegaba el tercer clasificado, pero como mínimo era sorprendente. A los de Machín, imprecisos durante el primer periodo, se les notó nerviosos y les costó sobreponerse al doble golpe. Solo al filo del descanso inquietaron a Cifuentes. Fue Aday, con un cabezazo a la salida de un córner, quien puso en aprietos al meta albaceteño. También lo intentaron Granell y Longo, sin éxito. El 0 a 2 se mantuvo en el descanso.

El Girona sale en tromba

Era evidente que algo había que cambiar. Los rojiblancos tenían que apelar a la épica. Machín movió piezas y Granell se quedó en el vestuario. Borja era quien tenía que tirar del carro. Pere Pons adelantó su posición y ejerció de enlace constante entre la zaga y Portu y el mismo Borja. Quien se disfrazó de héroe durante la segunda mitad fue Pablo Maffeo, que completó una gran actuación desde el carril derecho. Una jugada suya acabó con un impreciso cabezazo de Sandaza (49'). La acción no entrañó demasiado peligro, pero era el preludio de lo que le esperaría al Cádiz durante la segunda parte.

Kiko Olivas estuvo a punto de recortar diferencias con un cabezazo que repelió el poste (57'), el mismo que también le dio la espalda a Borja García poco después (64'), con un disparo lejano que recordó al tanto que anotó frente al Getafe. Sin embargo, el asedio era constante y Longo sí encontraría el premio a la insistencia. Remate en semi-fallo de Sandaza y el rechazo le llega perfecto a Longo para rematar de tijera y hacer enloquecer Montilivi  con un golazo (1-2, min. 66). Había tiempo para lograr, al menos, la igualada. Portu, tras una galopada, a punto estuvo de marcar al minuto siguiente, pero su remate se marchó por poco.

Álvaro Cervera no lo debió ver nada claro porque los suyos empezaron a perder tiempo mucho antes del pitido final. El técnico cántabro movió ficha e ingresaron Servando y Nico, quien relevó a un Ortuño que se marchó aplaudido por su antigua afición. El Girona ponía toda la carne en el asador con Coris y Cristian Herrera, pero faltó aquella pizca de suerte y clarividencia que ha caracterizado otros partidos esta temporada. Incluso el Cádiz se podía haber ido con un 1 a 3 si no hubiera fallado en los metros finales. José Mari y Rubén Cruz gozaron de buenas oportunidades que no obtuvieron el premio. Un cabezazo desviado de Kiko Olivas (86') era el último intento de un Girona que resbaló en un momento inoportuno pero que mantiene intactas sus aspiraciones de ascender a Primera División. Nadie dijo que sería fácil.