Los 82 puntos de la temporada 2014-15, que quedaron en una mera anécdota porque subió el Sporting con los mismos puntos -con ‘gol average’ favorable a los asturianos-, hubieran sido más que suficientes en esta campaña y en la mayoría de las disputadas en Segunda. Sin embargo, el guarismo del Girona se paró en los 70 puntos que le otorgaron la segunda plaza, que da acceso directo a la Primera División. El Getafe, tercer clasificado, que acabó subiendo por ‘playoff’, se aupó hasta los 68 tras una mala primera vuelta y una meritoria remontada merced al buen trabajo de Bordalás desde el banquillo. Inalcanzable fue el Levante, líder indiscutible durante toda la temporada, y que hizo méritos propios para subir varias jornadas antes del término de la competición regular.

Los de Pablo Machín aprovecharon buenas rachas propias, que combinaron con malas dinámicas de sus equipos perseguidores, para hacerse con el preciado ascenso en la jornada 41, frente al Zaragoza. Sin embargo, y aunque pudiera parecer así, la temporada no fluyó como un camino de rosas en varios tramos del año. De hecho, el Girona sumaba cuatro puntos de seis posibles al término de la segunda jornada, con una remontada ‘in extremis’ ante el Sevilla Atlético -perdía 3-0 en el minuto 72 y acabó empatando a tres- y una convincente victoria frente al Elche -tres a uno en Montilivi-, pero no volvió a sumar los tres puntos hasta la jornada séptima. La prematura eliminación en Copa del Rey a manos del Huesca, que a la postre quizás ha resultado “positiva” porque el grupo se ha podido centrar únicamente en la competición doméstica, tampoco ayudó a cortar esta tendencia.

La alineación titular del Girona frente al Oviedo en Montilivi. | Foto: LFP
La alineación titular del Girona frente al Oviedo en Montilivi. | Foto: LFP

Aunque venció a Getafe y Reus de forma consecutiva, volvió a enlazar cinco partidos en los que solo ganó uno -frente al Numancia- y en tres de ellos no vio portería. La dinámica cambiaría y los catalanes cosecharían tres series de cuatro victorias con las que abrieron mucha brecha en la clasificación. En la jornada 14, un gol de Longo en la Nueva Condomina ante el UCAM de Murcia colocaba al Girona segundo, en plazas de ascenso directo, que no soltó durante el resto del año. Lugo, Huesca y Levante sucumbieron frente al cuadro gerundense, que perdió frente al Alcorcón -dos a uno en Santo Domingo-.

La segunda serie de cuatro victorias llegó entre diciembre y enero: Nàstic de Tarragona, Córdoba y Sevilla Atlético se fueron de Montilivi con las manos vacías, y el Real Zaragoza fue superado en la Romareda. El Elche de nuevo volvió a cortar esta dinámica con una victoria en el Martínez Valero (1-0). Sin embargo, el Girona tuvo un mes de febrero -y la primera mitad de marzo- glorioso, en el que llegó a encadenar seis partidos sin conocer la derrota -cinco triunfos frente a Valladolid, Mallorca, Mirandés, Getafe y Reus y un empate en Almería-, antes de sufrir un pequeño bache de tres fracasos consecutivos -Cádiz, Oviedo y UCAM de Murcia- que provocaron algún que otro susto entre la afición.

La victoria en Soria -por cero a dos- y el empate en Tenerife -a tres- se antojaron claves para el futuro del equipo, que ‘remató’ su tarea en Lugo -donde ganó por uno a dos- y, sobre todo, en casa frente al Huesca -tres a uno-. Los de Machín sufrieron algo más de lo previsto para amarrar la permanencia y no fue hasta la jornada 41, frente al Zaragoza, cuando consiguieron el punto que les faltaba para ser de Primera. De hecho, como curiosidad, el Girona no ganó ninguno de los cinco últimos partidos de liga, con dos empates -ante Alcorcón y el referido frente al Zaragoza- y tres derrotas -Levante, Nàstic y Córdoba-. Tal y como dijo Pablo Machín en la noche del 4 de junio, histórico en la ciudad por el ascenso del equipo a la mejor categoría del mundo: “No importa tanto cómo lo hemos conseguido, sino qué hemos conseguido”.

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