El Celta de Vigo llegaba a la fecha con dos puntitos más que los catalanes y la moral por los aires después de derrotar 0-4 al Eibar. El Girona quería lavar la imagen vista frente el Barcelona sumando algo positivo. Para los precedentes de ambos, todo hacía presagiar un encuentro entretenido donde los dos saldrían a por la victoria mediante un juego ofensivo y atractivo. Pero bajo ningún concepto ni el más optimista de los guionistas se imaginaba un espectáculo tan trepidante.

Pablo Machín salió con el once esperado: Gorka, Alcalá, Bernardo, Jaunpe, Maffeo, Mojica, Pons, Aleix, Portu, Borja y Stuani. Destacaron la presencia de Aleix García en la medular y la suplencia de Aday. Por su parte el Celta repitió el once que tan buen resultado le dio la pasada, excepto Fontàs que entró por Cabral y Jozabed por el lesionado de última hora Pablo el "tucu" Hernández.

Primeros 16 minutos de infarto

  • El partido empezó fuerte y nada más empezar el Girona ya avisó por partida doble. Poco duraría la calma porque en el minuto 8 Balaídos cantaría el primer gol. Una gran transición de los atacantes del Celta derivó en una milimétrica centrada de Wass que Sisto remató para dentro. En dos minutos la historia cambió, Mojica desequilibró por su banda sirviendo un centro perfecto para que Portu se anticipara a su par e igualase la balanza. Los catalanes continuaron buscando la portería rival y en un balón parado en el minuto 15, Aleix puso un buen centro al segundo palo que Juanpe se lo sirvió en bandeja a Stuani y éste no perdonó. Se oyeron los primeros pitidos y para sorpresa de la afición local, en el siguiente minuto el ariete Maxi Gómez anotó aprovechando un gran despiste de la zaga. 

Fueron 8 minutos frenéticos en los cuales cayeron 4 goles, todo un alirón de emociones.

En la primera parte el marcador ya no se movió más aunque los dos equipos continuaron insistiendo. Para los de Montilivi, Maffeo tuvo una buena opción pero su disparo fue escupido por las manos de un buen Rubén Blanco. El Celta también puso el miedo al cuerpo de los visitantes con un disparo de Wass y una parada de Gorka. Los 22 protagonistas se iban a vestuarios en busca de una fórmula que les asegurase más solidez defensiva ya que las defensas no permanecieron a la altura de los ataques.

Los milagros de Gorka

  • La segunda mitad empezó más calmada y parecía que los equipos estaban más expectantes. El Celta buscó la posesión y el Girona intentó hacer daño mediante contraataques. Borja García fue el primero en probar fortuna con un seco golpeo desde la frontal del área que el arquero despejó a córner. 
  • Poco a poco los de azul celeste se empezaron a acercar con más peligro hasta que en una ocasión apareció el santo bajo los palos del Girona. Gorka Iraizoz hizo una doble parada de reflejos felinos, sobretodo en la segunda que tuvo que hacer una palomita para detener un balón chutado a escasos centímetros de la línea de meta. Pero el ex del Athletic nada pudo hacer en un golpeo extraordinario de Wass que con un extraño efecto quitó las telarañas de la portería.
  • En el minuto 86 Juanpe volvería a poner las tablas en el luminoso con una jugada que terminó definiendo a las mil maravillas.

El resultado no se movería en gran parte gracias a la última intervención de Iraizoz. Volvió a hacer otro milagro atajando un cuero disparado a medio metro del arco. 

La partida de ajedrez

En un primer momento no lo podría parecer pero los técnicos de Celta y Girona hicieron una verdadera partida de ajedrez (táctica) sobretodo en la segunda parte. En la primera ambos supieron por dónde hacer daño al rival pero descuidaron la parte trasera. En los segundos 45, Unzué cambió nada más empezar a Fontàs e introdujo a Roncaglia para fortalecer una línea que no estaba a la altura. Hasta aquí todo normal, pero en el minuto 65 el lateral diestro Hugo Mallo abandonó el campo por lesión y en su lugar entró Cabral que hizo de central y Roncaglia pasó al lateral. El técnico soriano tenía a dos centrales amonestados (Bernardo y Juanpe) y pensaba en introducir a Ramalho, pero cambió de planes con la lesión del jugador rival. Pensó que Mojica no sería tan exigido por el lateral contrario y dio entrada a Kayode para que con su velocidad desestabilizase una lenta zaga celtiña. 

A falta de 15 minutos ambos quemaron sus últimas naves ya que por un lado ingresó el joven talentoso mediapunta Mor y por la otra el "gigante" Olunga. Dos apuestas ofensivas que hacían ver que ambos querían sumar +3 en el casillero. Finalmente Douglas entró para refrescar el mediocampo.

El partido terminó con un 3-3 que reflejaba la gran capacidad ofensiva tanto de los pupilos de Machín como de Unzué y que describían un partido "loco".