Lo había avisado Pablo Machín. La única solución era la victoria. Demasiadas fechas -50 días- sin lograr la victoria, desde aquel lejano 1 a 0 al Málaga en la segunda jornada. Todavía corría el mes de agosto y septiembre fue nefasto -tres derrotas y un solo empate-. El mes de octubre no es que sea mucho mejor, a decir verdad. La igualada frente al Celta de Vigo no se hizo buena este domingo en Montilivi, toda vez que el renovado Villarreal de Calleja se llevó la victoria merced a un doblete de Bakambu en la primera mitad.

Para buscar los tres puntos, el técnico soriano introdujo tres cambios en relación con el loco empate a tres en Balaídos hace 15 días. Aday sustituyó a Mojica en el carril izquierdo, Ramalho remplazó a Alcalá en el eje de la defensa y Granell recuperó la titularidad en detrimento de Aleix García. Sin embargo, la experiencia y el oficio del submarino amarillo fue fundamental para vencer en Girona.

Bakambu hace un roto

Desde que Del Cerro Grande decretó el inicio del partido, quien tomó las riendas del partido fue el Villarreal. ¿El peligro? Cédric Bakambu. El congoleño hizo lo que quiso entre la desordenada defensa local. Ya avisó a los cinco minutos de encuentro con un centro fuerte que no encontró rematador de milagro, pero no falló a los ocho tras un perfecto pase de Manu Trigueros. En el uno contra uno, batió a Iraizoz y colocó el primero de la tarde (0-1, min. 8). Demasiada tímida fue la respuesta del Girona, que únicamente buscó centros laterales que nunca inquietaron a Barbosa ni a la zaga amarilla.

Quien siguió inquietando, y de qué manera, fue el conjunto de Calleja. Error local en el centro del campo que Fornals aprovechó para inventarse un perfecto pase en profundidad para Bakambu, que volvió a fusilar a Iraizoz (0-2, min. 20). Y claro, a remar muy a contracorriente durante 70 minutos. El Villarreal siguió cómodo con y sin el balón y el cuadro gerundense, asfixiado por la presión 'grogueta'. Además, el partido entró en una dinámica de tensión que no beneficiaba al equipo catalán. Portu vio la amarilla por un codazo a Jaume Costa y el rifirrafe entre ambos continuó, de tal forma que la grada la tomó con el lateral, que cada vez que tocó el balón recibía una sonora pitada.

Sin embargo, hay que reconocer que el equipo de Machín es capaz de salir de las situaciones más comprometidas. A base de coraje empezó a empujar hacia el área visitante y así llegó una tímida intentona mediante un cabezazo de Bernardo al que Stuani no llegó por poco. El uruguayo sería el protagonista de las dos acciones posteriores. Primero obligó a Barbosa a poner la punta de los dedos para mandar un balón a córner, y a la salida del saque de esquina una buena conexión con Bernardo la culminó el uruguayo con un toque de espuela que se coló en la portería castellonense (1-2, min. 40). El descanso, previo disparo desviado de Samu Castillejo en la recta final, reflejó el 1 a 2 que dejaba el partido más abierto de lo que podría parecer cinco minutos antes.

Mejora la imagen, no llegan los goles

En el intermedio, Machín aprovechó para hacer una modificación arriesgada con la entrada de Kayode por Granell. El cambio de imagen fue significativo por cuanto el Girona empezó a llevar la iniciativa del encuentro y a crear más ocasiones que en todo el primer acto. Maffeo tuvo la oportunidad de empatar a pase de Stuani, aunque se quedó sin ángulo y su remate llegó demasiado forzado (min. 50). También llevó algo de peligro el cuadro de Machín mediante el balón parado, con Bernardo como protagonista, a pesar que la ocasión más clara hasta entonces corrió a cargo de Bacca, recién ingresado en el césped, que encontró la magistral respuesta de Iraizoz tras desvío de la zaga local.

Machín buscó mordiente por la banda izquierda con Mojica, mientras que Calleja introdujo al ruso Cheryshev, que gozó de un disparo franco desde la frontal del área que se marchó arriba (74'). Un minuto después fue Maffeo quien probó fortuna mediante un centro-chut acrobático que Barbosa mandó a córner. El Girona tenía el control -casi- absoluto del balón pero faltaba concretar las ocasiones en el área contraria. Por su parte, el Villarreal buscaba el contraataque con Bakambu, Bacca, Cheryshev y Fornals. Douglas Luiz -que sustituyó a Portu- peinó un balón demasiado fácil para Barbosa (81'), mientras que unos segundos después Borja García se topó con la oposición de Álvaro, que desvió su disparo. 

También hubo tiempo para que la madera fuera protagonista. Primero fue Bernardo quien se topó con el larguero tras un centro de Douglas Luiz (85'), y ya en el descuento, Roberto Soriano encontró la oposición del poste cuando Iraizoz ya estaba vendido (93'). De nuevo lo intentó el Girona, y de nuevo murió en la orilla. Tercera derrota consecutiva como local de los de Machín, que podrían entrar en descenso tres años y medio después si este lunes Las Palmas puntúa. El Villarreal, con Bakambu como líder, parece otro desde que Calleja tomó el mando.