Lo avisó el entrenador del Girona, Pablo Machín, en declaraciones previas al partido: “El encuentro ante el Alavés es un duelo clave, vale más de tres puntos. Si nos relajamos, nos ganarán”. Y estas palabras representaron a la perfección la realidad de partido. El equipo del Pitu Abelardo, que se estrenaba en el banquillo del equipo vizcaíno, se llevó los tres puntos de Montilivi en una remontada que se gestó en los últimos minutos del encuentro. En un partido con un claro dominio rojiblanco durante gran parte de los 90 minutos, y donde los locales llegaron a contar con una ventaja de dos goles, finalmente los pequeños errores de concentración permitieron al Alavés meterse en el partido y acabar llevándose los tres puntos en un duelo directo entre dos equipos que, ‘a priori’, tienen como objetivo mantenerse en Primera División esta temporada.

Pese a que los dos equipos llegaban al partido con tendencias totalmente opuestas: con un Girona con su entrenador Pablo Machín a la cabeza, con un estilo de juego totalmente consolidado y que venía de seis jornadas seguidas puntuando; ante la incógnita de un Alavés que llegaba en puestos de descenso y donde se estrenaba Abelardo en el banquillo. Pero este encuentro es un ejemplo claro de que el fútbol es mucho más que rachas y que en cada partido no puedes fiarte hasta el pitido final. Así, el Alavés acabó ganando un partido donde se sintió inferior durante gran parte de este, pero la garra y el saber usar bien sus técnicas le permitieron sorprender en los últimos minutos a un Girona que se quedó con la miel en lo labios.

Equilibrio total en la primera parte

En una primera mitad donde el equilibrio fue la nota predominante de los 45 minutos, el equipo de Pablo Machín fue el encargado de llevar el tempo del partido, y de controlar la posesión de balón. Además, fue el equipo que busco con más insistencia el gol en esta primera mitad, a través de internadas por las bandas y a balón parado.

Aun así, gran parte del juego se desarrolló en la zona central del campo, sin apenas ocasiones claras para ninguno de los dos equipos. No fue hasta el minuto 28 que llegó la primera aproximación por parte del Girona, en un centro desde la banda derecha de Pablo Maffeo, que remató fuera un especialista en esta faceta como es Stuani.

Esta vez, Portu no consiguió marcar | Foto: Girona FC

A partir de este momento, el equipo gerundense sí busco el gol con mayor ímpetu en los últimos minutos de la primera parte, intentando marcharse al descanso con ventaja en el marcador. Primero, Portu no consiguió rematar de forma acrobática un buen centro de Maffeo, y posteriormente los delanteros gerundenses no pudieron aprovechar una acción de superioridad numérica en los últimos metros. Además, en el minuto 44, el árbitro anuló correctamente un gol anotado por Borja García tras una mano previa, así que se llegó al descanso con empate a 0 en el marcador. A los puntos, quizá sí que hubiese merecido más el Girona en la primera mitad, pero tampoco mostró una superioridad ostensible.

Una segunda mitad de infarto

Los hombres de Pablo Machín incrementaron una marcha más el ritmo en los primeros minutos de la segunda mitad, destacando todavía más su dominio en el juego y ocasiones, pero sin el premio del gol, y con un Alavés que apenas conseguía salir de su campo y se limitaba a defender. Un dominio por parte del equipo gerundense que no se vio materializado hasta el minuto 59, cuando Stuani, tras una buena acción individual anotó el primer gol del partido y el octavo en su registro individual, lo que convierte al delantero uruguayo en el máximo goleador, con diferencia, del Girona FC (lleva prácticamente el 50% de los goles de su equipo). Sin apenas tener tiempo para saborear las mieles del primer gol, llegó el segundo, anotado por Juanpe tras la salida de un córner, en un claro error de marcaje por parte de los defensas del Alavés. Tres minutos mágicos que acercaban los tres puntos a Montilivi.

Con un Alavés en estado de ‘shock’, sin capacidad de reacción y limitándose a intentar evitar una goleada, Abelardo dio entrada a Burgui y Pedraza en busca de una acción fortuita que les permitiese meterse de nuevo en el partido. Y la jugada le funcionó.  Porque en el primer balón en ataque que tocó Pedraza, puso un centro medido a Ibai Gómez que aprovechó el delantero para acercar a su equipo en el marcador. Las caras de los jugadores del Alavés cambiaron completamente. Ese gol les hizo creer de nuevo en puntuar pese a haber sido inmensamente inferiores durante todo el partido.

El equipo vizcaíno, tras el gol, mostró una clara reacción y movilizó a gran parte de sus jugadores al ataque en busca del empate. El Girona seguía haciendo daño al contraataque, pero no consiguió matar el partido, y esas ocasiones erradas son las que acabaron pagando al final del match. Porque llegó el minuto 87, y en un error del portero local Bono, Burgui provocó un penalti que Ibai Gómez se encargaría en transformar. La alegría se desató en los jugadores del Alavés tras conseguir la gesta del empate, en un partido que se les había puesto totalmente en contra. Pero todavía faltaría la traca final.

En la última jugada del partido, Ibai Gómez se llevó un balón dividido ante Maffeo, y tras una serie de rebotes que favorecieron al jugador vasco, consiguió anotar el tercer gol del Alavés y culminar la remontada de su equipo con un esplendoroso hat-trick. Un jarro de agua fría enorme para el equipo de Pablo Machín; pero un premio también a un equipo que, pese a estar en la peor situación posible, decidió no rendirse y seguir luchando por remontar.

Potente golpe de autoestima para un Alavés que, tras esta victoria, está a tres puntos de salir de la zona de descenso y que se enfrentará en la próxima jornada al colista (Las Palmas); y duro golpe para un Girona que sigue en una zona cómoda de la tabla, pero que acaba con su racha de seis jornadas sin perder. Los de Machín se enfrentarán en la próxima jornada al Espanyol en un derbi catalán inédito todavía en Primera División.