Ha terminado la primera vuelta, por lo cual es buen momento para hacer un primer balance sobre cómo está siendo este curso futbolístico 2017/18. Y, en el caso del Girona, este primer tramo de temporada solo puede ser calificado, como mínimo, de notable, y, si lo permite la afición, tirando al sobresaliente.

Los números están ahí: décimos en la tabla; siete victorias, cinco empates y siete derrotas en 19 partidos; 28 goles a favor, otros tantos en contra; 26 puntos en el casillero; y, lo que es más importante, diez por encima del descenso. Porque, hay que recordarlo, el objetivo de esta temporada para la escuadra que entrena Pablo Machín no es otro que la permanencia en la élite del fútbol de la piel de toro.

En esta primera vuelta se han disputado partidos que ya forman parte de la historia, y es larga –más de 80 años–, del club blanquivermell: ese inolvidable debut frente al Atlético de Madrid, donde el equipo sorprendió sobremanera al conjunto de Simeone y donde los tres puntos se escaparon a última hora; la victoria frente al Málaga –la primera en Primera–, la gran victoria frente al todopoderoso Real Madrid; o el set en blanco a Las Palmas la pasada jornada.

También ha habido algunas decepciones, como ese tramo de seis partidos consecutivos sin ganar; el empate a última hora contra el Betis o la inexplicable derrota frente al Alavés en casa tras ir ganando por 2-0.

A nivel individual, ha destacado la explosión por el carril derecho de Maffeo; la agradable sorpresa que ha supuesto Mojica; la aparición de un fenómeno como Portu; o la presencia de un depredador del área como Stuani. Todo ello, comandado por las directrices de un maestro de la táctica como Machín.

Para la segunda vuelta, que se inicia este sábado frente al Atlético de Madrid en el Wanda Metropolitano, el objetivo es rematar la faena y confirmar esa esperada permanencia y, quién sabe, si no soñar con luchar por entrar en los puestos europeos (ahora mismo la Europa League está a tres puntos y la marca un Sevilla en caída libre).