Trabajo, sudor y sacrifio. Había que sacarse una espina que, desde hace meses, se había enquistado en el corazón de todo pepinero. Mucho pundonor iba a hacer falta para que llegase, por fin, la primera victoria blanquiazul en la andadura de Primera División ante los ojos de la incansable afición del Estadio Municipal Butarque. 

No obstante, ese día llegó. Era lunes, 22 de noviembre y Leganés, entre nubes, esperaba ansioso ver a su equipo después del parón por los compromisos de las selecciones. A las 21:45 horas llegó el momento, la tropa de Asier Garitano saltó al verde y también lo hizo el Osasuna de Joaquín Caparrós. Tres puntos estaban en juego y ninguno de los conjuntos estaba en condiciones de no luchar hasta el final por ellos. 

Sin embargo, desde el primer momento el duelo tuvo a los pepineros como dominantes, por lo que el tanto que abría la lata no tardó en llegar. El encargado de obrar el gol fue Rober Ibáñez que en la segunda mitad anotó el segundo en su cuenta personal. La afición enloqueció. El 'Lega' estaba en pleno auge, mientras el Osasuna parecía impotente. Butarque disfrutaba y pedía más a los suyos, pero el electrónico acabó señalando un dos a cero a su favor.

Por fin llegaba la ansiada victoria que tanto se resistía. Y es que el combinado del sur de Madrid no sumaba en su estadio desde que empatara a nada ante el Atlético de Madrid, puesto que el Barcelona consiguió una holgada victoria en su visita (uno a cinco), Valencia y Sevilla cerca estuvieron de salir escaldados, pero finalmente se llevaron todos los puntos en la mochila. También la Real Sociedad, último contrincante que había visitado Butarque, superó con creces a los locales y el marcador lo acabó reflejando (cero a dos). 

Así y a pesar del frío, los fieles que se acercaron a alentar a los suyos se marcharon a casa con una sonrisa en la cara y con la ilusión de que la victoria que vieron en la noche del lunes será la primera de muchas de las que sus ojos serán testigos.