Todo vuelve a empezar para el Club Deportivo Leganés. El conjunto comandado por Asier Garitano no ha bajado de las nubes desde aquel día 4 de junio en 2016, ni está dispuesto a hacerlo. Fue entonces cuando Pablo Ínsua logró el gol más importante de la historia del club pepinero, convirtiendo al equipo del sur de la Comunidad de Madrid en equipo de Primera División. El sueño se había hecho realidad para aquel equipo que militaba en Segunda B y, de ahí en adelante, los pepineros viven con los ojos cerrados para seguir soñando.

Ascenso a la cima

El Leganés se ha acostumbrado a estar en lo más alto y no le tiene miedo a las alturas. En la temporada 2016/2017 debutó en la máxima categoría del fútbol español y, como debutante, la plantilla era consciente de la dificultad que tendría mantenerse. Era un reto difícil, a la par que ilusionante, puesto que tendrían enfrente a rivales de un altísimo nivel y entraban de lleno en una de las ligas más competitivas (sino la que más) del panorama futbolístico mundial.

La andadura blanquiazul en la nueva categoría empezó de la mejor forma posible, con una victoria a domicilio y tres puntos históricos. Balaídos fue el escenario y Víctor Díaz el nuevo héroe. De cabeza, igual que el gol del ascenso, el zaguero enmudeció Vigo y se trajo de vuelta un debut con victoria del que pocos pueden presumir.

Camino de espinas

Victoria ante el Celta, empate contra el Atlético de Madrid en Butarque para, de nuevo, lograr tres puntos a domicilio, esta vez, en Riazor. Un inicio esperanzador y sorprendente, pero, como era de esperar, no todo sería coser y cantar para el Leganés. Los meses de octubre, noviembre y diciembre fueron un auténtico quebradero de cabeza para plantilla y afición. Dos victorias de 12 partidos disputados fue el balance del conjunto pepinero en los últimos meses del año. Rozando los puestos de descenso, el Leganés solo logró ganar a al Granada a domicilio y a Osasuna en la primera victoria como local en Primera. Puntuó ante Villarreal, Las Palmas y Betis, lo que no consiguió ante Sevilla, Málaga, Real Sociedad, Real Madrid, Espanyol, Valencia o Betis.

El 2017 no empezó mejor. Dos empates (Athletic y Alavés) de seis partidos disputados, que eran insuficientes para las aspiraciones del equipo, con la presión de los cercanos puestos de descenso invadiendo Butarque. La situación pepinera dio un giro de 180 grados cuando llegó la esperada y perseguida victoria que tanto se resistió. Fue ante el Deportivo de la Coruña, en Butarque, goleando al conjunto gallego por 4-0 y logrando tres puntos que fueron un soplo de aire fresco.

Aquellos tres valiosos puntos que se hicieron de rogar durante meses, fueron una inyección de autoestima para un equipo que veía cómo se le escapaban los puntos a pesar de hacer méritos para lo contrario. De hecho, en las siguientes jornadas, los resultados mejoraron de una forma sorprendente: victoria ante un rival directo como el Granada y empates fuera de casa ante equipos como el Sevilla y el Málaga.

Misión cumplida

La recta final había comenzado y el Leganés metió una marcha más respecto a Osasuna, Granada y Sporting. Sin embargo, el meritorio empate en Anoeta se vio anulado por la dura derrota cosechada en El Sadar. Los rojillos se aferraban a su última bala, mientras que los pepineros se ponían entre la espada y la pared. Entonces, la permanencia pasaría por Butarque, la afición jugaría un papel fundamental y el equipo debía responder. Y así lo hizo. Dos goleadas ante Las Palmas y el Betis en casa pusieron en una situación más que favorable al Leganés, que le bastaba con un punto ante Athletic de Bilbao o Alavés para sellar la permanencia de manera matemática.

Fue así cómo San Mamés entró en la historia pepinera. Un gol de Szymanowski puso el 1-1 en el luminoso, logrando el punto necesario y certificando la salvación, para desgracia del Sporting de Gijón. Los futbolistas hicieron del césped de los leones una verdadera fiesta, con miles de fieles pepineros desplazados festejando en las gradas. El objetivo se había cumplido, el Leganés seguiría siendo de Primera.

Nuevos retos, mismo objetivo

Con la satisfacción que merece el trabajo bien hecho, el Leganés afronta su segunda temporada consecutiva en Primera División, si cabe, con más ilusión y ganas que nunca. La plantilla ha dado un salto de calidad en todas las líneas y, pese a que el objetivo directo sigue siendo la permanencia, el Leganés no se conformará con evitar los puestos de descenso, sino que irá a por más.

Con la experiencia que adquirieron la temporada pasada, quién sabe si los de Asier Garitano pueden aspirar a asentarse en mitad de la tabla y llegar a las últimas jornadas con un buen colchón de puntos sobre la zona roja. Lo que es seguro es que el Leganés buscará superarse, crecer y ampliar su historia en Primera División. El sueño pepinero no ha hecho más que empezar.