Las nubes copaban el cielo de Butarque en una mañana de partidazo. Ambos equipos presentaban sobre el papel lo que iba a ser un encuentro en la lucha por ver quién superaba a quién. Finalmente, fue el Leganés, que recurriendo a la garra se hizo con los tres puntos.

Garitano se vio obligado a realizar cambios en la medular, Gabriel pasó al extremo izquierdo y Gumbau saltó al once tras ganarse la oportunidad en los últimos encuentros. El medio del campo perdió fuelle con respecto al resto de partidos, los problemas en la salida del balón eran notables y los interiores se encontraban incómodos a la hora de sacar el balón jugado.

A pesar de ello, el Leganés no tardó en avisar. A los 5 minutos, Gabriel robó el esférico frente al área txuri-urdin y sacó un zapatazo cruzado que hizo volar a Rulli. La Real Sociedad despertó y tomó el control pese a los intentos poco fructíferos de mantener el balón por parte del Leganés. Ambos combinados pugnaban por el control del partido y las pérdidas aparecían. Las transiciones defensivas eran correctas en los dos equipos y la banda derecha fue el escenario del juego.

Gracias a los movimientos de Canales, que partía de banda hacia dentro y rompía las líneas pepineras, comenzó a carburar el equipo de Eusebio. Las espaldas de Rico acostumbraron a ser la mayor fuente de peligro. Mientras tanto, los locales se limitaban a esperar encerrados en su campo ante la presión alta que les imposibilitaba pasar de medio campo.

La Real se adueñó del partido y los avisos de peligro eran inminentes a pesar de que el Leganés cerraba correctamente atrás. Pero la peligrosidad que transmitían tanto Canales como Oyarzabal aumentaba en cada llegada. El partido comenzaba a coger calor y Cuéllar tuvo que aparecer para bajarlo. Willian José con una gran volea e Illarramendi tras un disparo potente obligaron a Cuéllar a realizar dos estiradas de altura que permitieron mantener el marcador congelado.

Por suerte para el cuadro local llegaba el descanso tras una primera parte en la que los errores podrían haber pasado factura. Para cambiar el ritmo del partido, Garitano dio entrada a Omar, que reapareció tras su periodo de lesión. Gabriel retornaba a su lugar en el medio campo y el esquema volvía a su forma habitual.

El Leganés salió con otra cara al terreno de juego. En apenas 5 minutos creó más peligro que a lo largo de toda la primera parte, el partido cogía color. Esta situación no duró mucho, los delanteros volvieron a coger cobijo bajo la llovizna y los ataques peligrosos desaparecieron. El partido comenzaba a ser una recreación de los primeros 45 minutos.

Las ocasiones locales llegaban a trompicones y sin precisión alguna. Sin embargo tuvo que aparecer el larguero para salvar el cabezazo de Zaldua que no abrió la lata de milagro. El gol apenas se resistió. Una falta lateral botada por Eraso al corazón del área generó indecisiones en la zaga vasca, Gabriel no falló y mandó el balón al fondo de las mallas ante la incertidumbre de Butarque, que estalló con el tanto de su equipo.

Fue entonces cuando el Leganés entró definitivamente en el juego. Garitano introdujo a Bustinza para crear una fortaleza de cinco defensas, pero el ataque no cesó. Mientras tanto, en la Real comenzaban a aparecer los nervios que conllevaron a la falta de ideas para atravesar el muro pepinero.

Los minutos finales no fueron suficiente para una Real Sociedad que se iba consumiendo en el juego pausado del Leganés, que mataba el partido con los tres puntos bajo el brazo. Y así fue como el Leganés otorgó los tres puntos como regalo de reyes a una afición que sin mirar la temperatura estuvo presente en el estadio.