El sábado en el Benito Villamarín el Levante cayó derrotado por 1-0 contra el Betis en un duelo crucial para el porvenir de la lucha por la permanencia. El conjunto granota necesitaba sumar como mínimo un punto para subirse al tren de la salvación, ya que la distancia que le separa de Primera División es cada vez mayor. La cruda realidad se ceba con un Levante que no consigue creerse que tiene un pie y medio en Segunda.

Último clasificado de la Liga BBVA con 25 puntos, el conjunto azulgrana está 5 puntos por debajo de la permanencia, una distancia que parece insalvable teniendo en cuenta que sólo quedan seis jornadas por disputar. La ilusión granota estaba centrada en sumar los tres puntos la pasada jornada contra el Sporting de Gijón en el Ciutat de València, pero la falta de acierto se lo impidió. Tras el empate a cero, el Levante estaba obligado a conseguir la victoria en el Benito Villamarín, pero apareció Rubén Castro.

Un goleador vestido de verdugo

Corría el minuto 80 cuando Álvaro Cejudo puso un centro medido al corazón del área buscando la espalda de la defensa granota. Y la encontró. Allí apareció Rubén Castro libre de marca para rematar a placer y batir a Diego Mariño con un testarazo sensacional. El delantero canario se elevó a la perfección y propinó un cabezazo cruzado y picado para poner el balón lejos del alcance del guardameta levantinista.

El máximo goleador del Betis ponía el 1-0 a falta de menos de 10 minutos para la conclusión del partido, un golpe letal para las pretensiones del Levante. El conjunto de Rubi había protagonizado un encuentro muy serio en el que apenas había sufrido defensivamente y en el que las ocasiones más claras fueron para ellos. Sin embargo, el fútbol es así de cruel. Todo el trabajo realizado durante el encuentro se venía abajo cuando menos se lo esperaban los visitantes.

El ‘déjà vu’ granota

Rubén Castro volvía a convertirse en el verdugo del Levante, tal y como hizo en el partido de ida disputado en el Ciutat de València en la jornada 13. “Déjà vu”, es lo primero que tuvo que aparecer en la cabeza de los jugadores granotas al ver al canario celebrar su 17º gol en la competición doméstica. En el encuentro de ida, el ariete bético adelantó a su equipo en el minuto 4 y el conjunto sevillano dejó de jugar. Se encerró atrás y el Levante llevó todo el peso del partido y protagonizó todas las ocasiones, aunque de nada sirvieron.

De esta manera, el Levante ha visto cómo Rubén Castro le ha arrebatado seis puntos cruciales que le situarían fuera de los puestos de descenso. Sin gol no hay fútbol, por eso es tan importante tener en el equipo a un delantero del calibre del canario. El Levante lo intentó pero no consiguió perforar la portería defendida por Adán.

Una derrota que deja muy tocado al Levante, tanto deportiva como anímicamente. El conjunto granota está anclado en el último puesto de la clasificación y sus posibilidades de permanencia empiezan a ser más que remotas. Si bien es cierto, en el fútbol todo es posible y más con 18 puntos por disputar. Toda hazaña es posible, pero el Levante necesita un milagro, y éstos escasean.