"El fútbol es un estado de ánimo". Esta famosa frase, seguramente escuchada en más de una ocasión, la dijo Jorge Valdano. Y no le falta razón.

El Levante tuvo una oportunidad de oro para ganar en casa al Sporting, pero aquel lunes se torció y no se pasó del empate (cabe decir que la lluvia, muy presente en todo momento, favoreció al Sporting, más acostumbrado a estas condiciones meteorológicas, mientras que en Valencia ha sido el único día y casi momento que llovió en varios días). Viajaba entonces a Sevilla para medirse al Real Betis, con la victoria puesta en el punto de mira. Allí las oportunidades no se materializaron y la única ocasión clara que tuvo el Betis superado el minuto 80 de partido, fue suficiente para que Rubén Castro enviara el balón a la red y con ello, el conjunto verdiblanco se llevara los tres puntos y prácticamente asegurara la permanencia.

Un gol de Rubén Castro en el Villamarín privó de sumar al menos un punto al Levante

El Levante estaba muy tocado y para colmo, ese mismo sábado tres jugadores de la plantilla fueron sorprendidos a altas horas de la madrugada en una famosa discoteca de Valencia. En ese momento habían dos opciones: continuar en la espiral de negatividad y frustación dejándose llevar por las malas sensaciones, o reaccionar a tiempo y por difícil que parezca motivar a todo el conjunto del club (jugadores, afición, trabajadores y directivos) para remar contracorriente buscando la permanencia. Si este artículo existe, es porque se eligió la segunda opción.

Rápidamente, los jugadores implicados emitieron un vídeo de disculpas, el club creó el hastag #siempreenprimera para motivar a su afición concentrando mensajes y vídeos de ánimo (con la inestimable colaboración de exjugadores granotas muy queridos para la afición como Rubén Suarez, Gorka Larrea, Rafa Jordà o incluso Vicente Iborra, que pese a vestir la elástica del Sevilla nunca ha escondido su pasión azulgrana). Se empezó entonces a crear un ambiente donde aficionados que se veían en la Liga Adelante, mandaban un tweet donde se mostraban confiados en la victoria de su equipo frente al Espanyol en el Ciutat de València, y diferentes medios (entre los que se incluye VAVEL) crearon artículos para motivar a la afición levantinista publicados a través de este hastag. La Delegación de Peñas, directiva y los capitanes de la plantilla también pusieron de su parte, reuniéndose antes del mencionado partido para cerrar las heridas abiertas. Como era de esperar, de esa reunión salieron todos convencidos de que estaban remando juntos y con todas sus fuerzas en la misma dirección. La afición también creyó firmemente que se podía ganar. Se pasó de pensar en el descenso automático a revertir ese estado de ánimo, y ver la luz si se conseguía nuevamente la victoria.

Y llegó el partido. Con un campo que tenía muy buena entrada (y hay que tener en cuenta que el partido fue un viernes, lo perjudica a al hora de llenar el campo), todos creían en la victoria del Levante. En el minuto siete, Hernán Pérez adelantó a los pericos. El estadio lejos de silenciarse siguió animando, pues nadie dudaba en que se podía ganar. Rossi en el 23 y Carl Medjani en el 66 dieron la vuelta al luminoso, que reflejó finalmente un 2-1 favorable al Levante, para delirio de la grada.

Una grada que hoy viajará en masa a Granada. La friolera de 578 granotas se desplazarán hoy jueves a Los Cármenes. No dudan en desplazarse entre semana para animar al Levante, en la que puede ser la victoria más importante de la temporada. Un desplazamiento motivado por la fe. Una fe recueprada pese a las adversidades sufridas frente al Sporting y Betis en las últimas semanas. La agitación del club para motivar a los suyos y la épica remontada del pasado viernes lo hace posible. El rival, lucha por los mismos objetivos, y quien se lleve el partido, dará un paso de gigante en busca de la permanencia. La pelea por seguir en Primera Divisón es tan tensa como difícil, pues nadie quiere ir al infierno de la Segunda División. Pero los casi 600 desplazados, jugadores, directivos, trabajadores y aficionados que seguirán y darán su aliento desde la lejanía, no ven hoy una derrota como un escenario posible.

El fútbol es un estado de ánimo.

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