Cuando parecía que el Levante seguiría líder en solitario con nueve puntos de neuve posibles, ocurrió lo que nadie esperaba. El gol de Chema en el minuto 64 de partido había roto los esquemas de un Nástic que, por tercera vez en los tres partidos de esta temporada, se veía obligado a remontar. Sin ir más lejos, no ha ido ganando en ningún momento durante esta temporada, pese a marcar en todos los partidos y permanecer aún invicto. Supieron aguantar con éxito cada una de las llegadas del Levante, especialmente al contraataque tras el tanto inicial, para finalmente igualar la contienda con un gol de falta directa de Juan Muñiz, en un lanzamiento ante el que poco (o nada) pudo hacer Koke, que debutaba con la elástica azulgrana y en Segunda División como portero del líder y en casa del finalista del play-off de ascenso en la temporada anterior. Ahí es nada.

Lerma, que jugó un total de 29 minutos después de su periplo con Colombia durante prácticamente todo el verano en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, y Morales estuvieron cerca de comenzar la cuenta anotadora personal de esta temporada, algo que pese a las claras oportunidades no ocurrió. Ni siquiera Roger, que anotó dos tantos la jornada anterior y tuvo una clarísima oportunidad para marcar en el minuto 92 (entre otras), pudo hacerlo. 

Por lo sucedido sobre el verde, los jugadores azulgrana se marcharon del Nou Estadi con la sensación agridulce de haber podido mantener el liderato en solitario, abriendo brecha frente a diferentes rivales y, sin embargo, pese a haber hecho todo lo que había que hacer para ganar, no se consiguió. El dominio y la superioridad de los de Orriols no fue objeto de duda entre ninguno de los allí presentes. El equipo se mostró ordenado, con muy buenas ideas en la posesión del esférico y, sin él, se mostraba muy serio en defensa y sin fisuras. La intensidad es una de las cualidades de los equipos dirigidos por Muñiz, algo que quedó patente en todo momento durante los 90 minutos, a pesar del gol encajado.

Mientras tanto, el Gimnàstic de Tarragona jugaba sus bazas, también con un buen grado de acierto, que en determinadas fases del choque impidieron al Levante mostrar su mejor juego. Campaña estaba especialmente vigilado en la medular y es por ello que no fue tan protagonista como en los encuentros anteriores. El objetivo era neutralizar la construcción de los valencianos y, sobre todo en el primer período, lo consiguió el equipo tarraconense, marchándose al descanso con empate sin goles. A cambio, mermaba toda opción de construir en ataque, al centrarse tanto en las tareas defensivas y tener enfrente un equipo muy serio en su propio campo.

Como ya se pudo ver en Soria y Valencia, el Levante cargó por momentos su juego por las bandas, teniendo especial protagonismo el costado izquierdo, en el que se movía Morales con mucha soltura. De esta forma se iba desgastando la zaga del Nàstic, que además del esfuerzo de cerrar la medular del campo, tenía que tener cuidado con las rápidas incorporaciones por la banda, donde los levantinistas hacían daño. Así fue como al final, en un córner, Chema bajó del cielo un balón con su pecho, tras el cual soltó un disparo totalmente imparable abriendo el marcador. Fruto del desgaste y, como parecía que no podía ser de otra manera, el Nàstic igualó la contienda en los últimos insantes con otro soberbio disparo, esta vez de falta directa, a la escuadra izquierda de Koke, obra del asturiano Juan Muñiz

En la próxima jornada el Gimnàstic de Tarragona burcará romper su pleno de empates con una victoria en Alcorcón el próximo domingo 11 de septiembre a las 18 horas. Por su parte, el Levante tendrá la oportunidad de enlazar dos victorias consecutivas en su feudo frente al Real Zaragoza, que junto con el Real Valladolid encabezan la clasificación con siete pùntos, el sábado 10 de septiembre a las 20 horas. 

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