Durante las malas rachas de un equipo es evidente que el primer señalado sea el entrenador, y en estos momentos el Levante se encuentra en un momento muy delicado de la competición. Los granota llevan doce jornadas consecutivas sin  encontrarse con la victoria, ya que la última vez que se llevaron los tres puntos en liga fue en la duodécima jornada ante Las Palmas. Desde entonces el conjunto valenciano ha encadenado una racha negativa de siete derrotas y cinco empates.

Tras esta situación, todos los focos apuntan al banquillo y señalan directamente a Muñiz, más aún si en los días posteriores se reúne el Consejo de Administración. Pero el presidente no ha tardado en dar la cara y defender públicamente a su actual entrenador. En dichas declaraciones Quico Catalán ha hablado acerca de la situación del equipo y el futuro del asturiano.

En primer lugar aclaró que no se trataba de una ratificación: “Es mi entrenador, el entrenador del consejo”. También justificó el cónclave de cinco horas como una reunión lógica propiciada por la mala situación del equipo y en la que se trataba de buscar las mejores soluciones.

A continuación afirmó que no era obligatorio que la continuidad del entrenador estuviera encima de la mesa: "No tiene por qué estar la continuidad encima de la mesa. Hemos estado cuatro o cinco horas y lógicamente muchas preguntas, dudas y cuestiones y aprovechamos para hablar de aspectos vinculados a la plantilla”, matizó que el propósito de esta reunión era ayudar y apoyar para cumplir con el objetivo.

A dicha reunión también asistieron dos grandes responsables de la directiva del club, el director deportivo Tito Blanco y el secretario técnico, Carmelo del Pozo, cuya opinión influenció considerablemente en las decisiones finales respecto a la planificación de la plantilla y el míster asturiano.