Al igual que la pasada temporada contra el Mirandés, también equipo de un categoría inferior a la Primera División Española, el Málaga vuelve a perder fuera de casa en el partido de ida de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey, esta vez contra el vecino y residente en la Segunda DivisiónCórdoba CF, con un marcador que no presenta goles fuera de casa para los blanquiazules. 

El Málaga, con tan sólo cinco titulares habituales (Roberto Rosales, Mikel Villanueva, Pablo Fornals, Juanpi y Michael Santos) se presentó en el Nuevo Arcángel para enfrentarse a un Córdoba que "estrenaba" entrenador, Luis Carrión, quien sin miedo a un equipo de primera, que actualmente está más cerca de Europa que del descenso, alineó a un sorprendente número de jugadores de la cantera, con los que dio por válido, una vez más, el más que conocido refrán futbolístico de "entrenador nuevo, victoria segura".

En la primera mitad se vio a un Córdoba más enchufado, que tuvo las primeras ocasiones, entre las que destaca un muy "madrugadora" de Pedro Ríos, e hizo patente su superioridad, a pesar de que el "a priori" favorito para avanzar en la eliminatoria, poco a poco, fue entrando en el encuentro con tímidas ocasiones, como un lanzamiento de falta directa por parte del veterano portugués Duda, detenida por el guardameta Razak Brimah con muchos apuros, las cuales llegaron con un juego caracterizado por una intensidad muy inferior a la mostrada en los últimos choques ligueros, en los que a pesar de utilizar jugadores de la cantera, se ha mostrado un nivel más alto contra rivales de más calibre. Esta, finalmente, acabó manteniendo el resultado gafas en el marcador, cumplido incluso, el  minuto extra de descuento.

Por su parte, en el comienzo de la segunda mitad, no cambió mucho el panorama, ya que, mientras que los blanquiverdes seguían dominando la posesión y teniendo las mejores ocasiones, el Málaga intentaba salir a la contra y aguantar el "aluvión cordobesista" que se daba en las múltiples superioridades que estos tenía en ataque; superioridades que acabaron precipitando el primer gol para los locales, el cual llegó en el ecuador del segundo período de las botas del máximo goleador por parte del equipo cordobés en LaLiga 123, Rodri, quien tras ejecutar una espléndida jugada individual dentro de área rival, golpeó a portería un zapatazo detenido por el cancerbero ucraniano, Denys Boyko, de cuyo rechace, con la inestimable pasividad de la defensa malaguista en forma de ayuda, llegó, golpeo previo en el palo derecho de la portería,  el gol que "abrió la lata".

A partir de este momento, el partido, y parte de la eliminatoria, fueron más del Córdoba que nunca; los locales tuvieron ocasiones aún más claras y constantes sobre el marco de Boyko, sólo maquilladas por algunos tiros sin mucho peligro, faltas colgadas al área por Duda desde la frontal y una clara ocasión por parte del joven delantero marroquí En-Nesyri, quien no supo resolver ante Razak, que finalmente acabaron muriendo, junto con las esperanzas malaguistas de meterse en la eliminatoria, con la llegada del gol de Borja Domínguez, quien, tras un pasivo intento de la defensa visitante por sacar el esférico de su propia área, precedido por una internada por la banda derecha por parte de Moha, introdujo el balón en las mayas blanquiazules con un potente zurdazo desde la medialuna del área. 

En los últimos minutos del encuentro, el equipo que, en Segunda División, acumula nueve jornadas sin conocer la victoria, aguantó las tímidas avanzadillas de un Málaga que intentó buscar un gol que le diese vida a la eliminatoria que parece difícil de tornar dentro de tres semanas en La Rosaleda.