Si algo caracteriza a este Málaga respecto a años anteriores, es la debilidad que presenta en el ámbito defensivo de su juego. A estas alturas de temporada, el Málaga ha recibido 45 goles en contra con 28 partidos disputados, diez goles más que en toda la temporada pasada.

El problema radica en la irregularidad de la zaga defensiva de los boquerones, donde solo Luis Hernández parece postularse como el central de confianza para Míchel. Con un Demichelis en horas bajas tras su decadencia notable en los últimos partidos, evidenciándose sobre todo en el encuentro frente al Alavés donde dos errores suyos condenaron al plantel blanquiazul, la zaga malaguista no cuenta con un esquema o un sistema de juego que sepa capaz de suplir estas carencias.

Además, en este tema es de resaltar el nivel actual del guardameta Carlos Kameni. El meta camerunés sigue contando con la confianza del míster, en este caso de Míchel, pero sus últimas intervenciones dejan mucho que desear, sobre todo de cara a la opinión de la grada costasoleña.

Boyko es la opción alternativa a Kameni bajo palos, aunque el ucraniano cuenta con el descontento de la afición, que le señaló como culpable de los malos resultados de los últimos encuentros con Juande al frente del club.

Y es que el Málaga, con esta carencia defensiva más que visible, solo ha sido capaz de dejar a cero su portería en dos ocasiones en estas 28 jornadas disputadas: esta última ante el Leganés (0-0), y ante el Barcelona, repitiendo el mismo resultado. El Málaga cuenta con una media de 1,6 goles encajados por encuentro, cifras bastante elevadas para un conjunto que al principio de temporada pensaba (o hacía pensar) en conseguir plaza europea.

Míchel cuenta ahora con una difícil papeleta, asumiendo la máxima responsabilidad en este problema. El nuevo técnico blanquiazul deberá ser capaz de encajar las piezas disponibles para conformar un equipo competitivo, partiendo de una base defensiva sólida, para así ser capaz de revertir esta situación.