El mejor partido de la temporada por parte de los locales llegó en el mejor momento posible. Sumergidos en una racha nefasta de partidos en el que apenas se lograba un mísero empate, el Málaga consiguió una justa victoria en su visita a Gijón, victoria que ha vuelto a recobrar el ánimo de la plantilla blanquiazul y que ha sido el principal detonante de la victoria de este sábado ante el FC Barcelona.

El Málaga arrancaba el encuentro con la cabeza bien alta, contando con un colchón de ocho puntos por encima del descenso. Además, alegando a las palabras de su míster, el equipo jugaría sin presión tras haber hecho sus deberes en el encuentro anterior en Gijón. Los locales jugaron con las ideas claras, bien posicionados en todos los aspectos y con una motivación extra por parte de cada uno de los jugadores que participaron en la victoria, mostrando una notoria mejoría en su juego, tanto a nivel individual como colectivo. Jugadores como Llorente, recientemente criticado por la afición blanquiazul debido a sus mediocres intervenciones, sorprenderían con un juego acorde a las necesidades del equipo.

El Barcelona dispuso de la primera oportunidad del encuentro. Llegados al minuto 15, Luis Suárez se toparía con Kameni, portero que se hace grande en enfrentamientos de esta talla. Sin conceder ningún gol en los dos enfrentamientos ante los culés esta temporada, Kameni se convierte de esta forma en una verdadera "bestia negra" para los blaugranas.

Los locales, con las ideas bastante claras, lanzarían una contra letal que les pondría por delante en el minuto 36. Con todo el equipo visitante volcado en ataque, Juankar lanzaría un impecable balón por la banda izquierda a la carrera de Sandro para que el canario hiciera el resto. Con una definición digna de un jugador de su clase, batiría a Ter Stegen en el uno contra uno para establecer el primer gol del encuentro.

La afición llevó en volandas al equipo. Conscientes de la situación en la que se encontraban, y con la mente puesta en el calendario de los próximos días, una victoria en un encuentro como el del sábado les daría una confianza plena para sellar casi de forma matemática su permanencia en la Liga Santander. La victoria no podía escaparse en aquel encuentro, uno de los mejores (por no decir el mejor) de todo lo que llevamos de temporada.

Luis Enrique no tardaría en remodelar su esquema, dando entrada a Iniesta y a Sergi Roberto nada más empezar la segunda mitad. El Málaga establecería su dinámica de juego durante el resto del encuentro, contando con las ocasiones más claras del partido. El buen juego de los malaguistas serviría también para anular cualquier idea ofensiva por parte de los culés, que veían cómo no eran capaces de generar peligro alguno.

A todo este conjunto de factores se le sumaría la expulsión de Neymar por culpa de una acción bastante infantil con Llorente. Amarilla para el brasileño, la segunda, y a la calle.

El partido terminó con un Barcelona incapaz de sobrepasar la disposición defensiva local, que aprovechaba cada contra para intentar aumentar aún más su ventaja. Y sucedió.

En el último minuto del tiempo reglamentario, en una de las numerosas contras de las que dispusieron los locales, Fornals arrancaría con una zancada poderosa desde el medio del campo para plantarse ante Ter Stegen y, en vez de probar el golpeo o dejársela a Charles que le venía acompañando, decidió retrasar la bola para la carrera de Jony, que se encargaría de cerrar el encuentro.

Triunfo histórico de un Málaga que ha sido capaz de mantener su portería imbatida ante el Barcelona en esta temporada. Dos victorias seguidas que dan un fuerte respiro a la afición blanquiazul, contando con una ventaja de hasta once puntos de distancia respecto al Sporting.