Cádiz y Mallorca firmaron las tablas en el Ramón Carranza en un partido que empezó en domingo y acabó en lunes. Una de las particularidades de los nuevos y extravagantes horarios instaurados por la LFP. En lo deportivo, sin embargo, todo pareció trascurrir sin problema alguno. Ambos equipos demostraron carácter y ganas suficientes para otorgar un buen espectáculo a los muchos valientes que se acercaron al campo. Tanto andaluces como baleares disputaron un encuentro lleno de giros en el guión de cambios tácticos. Tanto Fernando Vázquez como Álvaro Cervera dejaron plasmadas en el campo sus ideas, que se irán refinando y engrasando con el paso de las jornadas.

Se guardó un minuto de silencio por las víctimas del terremoto en Italia (LFP)
Se guardó un minuto de silencio por las víctimas del terremoto en Italia (LFP)

El inicio del Mallorca fue arrollador, pero tan solo arrollador a medias. El balón fluía con cierta facilidad de banda a banda, pasando siempre por los pies de Culio o Juan Domínguez, y los cadistas rara vez interceptaban un balón en buenas condiciones para montar una rápida contra. Vázquez situó, estratégicamente, a Juan Domínguez por delante de los centrales. El jugador, cedido por el Deportivo de la Coruña, goza de poso para sacar el balón jugado con limpieza y el Cádiz no se demoró en darse cuenta de que debía tapar dicha salida. Entre los esfuerzos de Ortuño y del medio del campo cadista Domínguez fue perdiendo protagonismo y el encuentro se igualó. El Cádiz, ya con capacidad para ejecutar su plan de juego, buscó inmediatamente a sus tres jugadores de arriba. Ortuño, conocido ya por todos los mallorquinistas y gran parte de la plantilla actual de los bermellones, bajó y descargó balones para que sus hombres de banda, Salvi y Álvaro García, desbordasen, encarasen o creasen el peligro que Ortuño pudiese aprovechar dentro del área. Ambos extremos demostraron ser una pieza clave en el esquema de Cervera. Ortuño era el eje del ataque, pero ellos eran los encargados de crear el verdadero peligro. Arrancando cerca de la línea de cal, o bien desbordaban a los laterales, no tuvieron su mejor noche, o realizaban una diagonal hacia dentro, normalmente trayendo peligro sobre la portería de Roberto Santamaría.

Y en una de estas internadas, y tras una magnifica combinación al primer toque, Company erraría y cometería un claro penalti sobre Ortuño al realizar una dura carga por la espalda del delantero murciano. Alfredo no falló y adelantó a los amarillos. Era el minuto 28 y, pese a que se esperaba una rápida reacción de los mallorquines, el primer tiempo acabó con ventaja andaluza. El Mallorca no supo materializar un apabullante 78% de posesión, lo que hace pensar que su esterilidad de cara a puerta pueda empezar a ser un mal endémico del equipo ya que llevan cargando con la misma losa desde que descendieran a Segunda División. ​

La segunda mitad comenzaría con la misma tónica, aunque con un Mallorca un poco más atrevido, buscando el gol del empate. Sin mucho éxito, el partido se volvería a igualar rápidamente y volvería a cobrar real interés cuando adoptó una nueva dimensión. Una dimensión romántica. Daniel Güiza saltó al campo ante el equipo con el que mejor ha rendido. Un pichichi y una convocatoria para jugar y ganar la Eurocopa de Austria y Suiza de la mano de Luis Aragonés lo avalan. Más allá del reencuentro con el club bermellón, Güiza se enfrentó a Fernando Vázquez. El de Castrofeito, ni más ni menos, fue el encargado de hacerle debutar en Primera División cuando apenas tenía 19 años y jugaba a caballo entre el primer equipo y el filial.

Hasta pasada la hora de juego no llegaría el gol de Óscar Díaz, que marcó tras cazar un rechazo dentro del área. Desde ese punto, el Mallorca volvió a tomar las riendas volcándose en el ataque y gozando de buenas oportunidades. Sin embargo, descuidó la defensa y el Cádiz pudo acercarse con peligro en repetidas ocasiones. El partido tuvo realmente una gran carga física y el desgaste se notaba en las piernas y las cabezas de los jugadores. Hasta tal punto que, en el último minuto de juego, Biel Company fue expulsado por doble amonestación al cortar una contra de manera torpe. Con ello se cerraba una mala noche para el lateral mallorquín, muy por debajo de su nivel, y un partido que pudo haberse decantado para ambos lados de la balanza y que acabó con equilibrio en el marcador.

Güiza protagonizó la ánecdota del partido, reencontrandose con su ex-equipo (LFP)
Güiza protagonizó la ánecdota del partido, reencontrandose con su ex-equipo (LFP)

Los nuevos responden

​​Repleto de nuevas caras, el Mallorca parece que ha sabido colocar a cada uno en su sitio ideal y que ha encontrado su sistema ideal:

Raíllo: cuajó un solvente partido, cortando y sacando el balón con mucha fluidez, siempre bien flanqueado por Yuste.

Juan Rodríguez: tuvo poca influencia en el juego colectivo del equipo, aunque aportó siempre que pudo defensivamente.

Juan Domínguez: Fue el eje del juego balear. Jugó e hizo jugar a todos sus compañeros. Demostró una superioridad táctica muy aprovechable en Segunda División.

Culio: se colocó entre líneas y estuvo seimpre dispuesto a recibir el balón, que luego entregaba con mucho criterio. Fue de los pocos que intentaron dispara a portería. Sin embargo, estuvo muy errático sacando el balón parado.

Santamaría: un tanto inseguro en las salidas, finalizó un partido no demasiado exigente sin realizar ningún fallo notable.

Vázquez volvió a cambiar de sistema

Al inicio del encuentro, Fernando Vázquez dibujó un 4-1-4-1 con Juan Domínguez por delante de los centrales y Óscar Díaz como hombre más adelantado. Los primeros compases fueron prometedores ya que el Mallorca dominaba con totalidad el balón y el Cádiz ni tan si quiera oponía resistencia. No obstante, al ejercer una organizada presión sobre Domínguez, que ejercía de eje para la salida de balón, esta superioridad se vio reducida hasta que la contienda se igualó. Tras el descanso, Vázquez pasó a jugar un 4-4-2 con Brandon por detrás del delantero. Como ya le pasaba a Marco Asensio bajó las ordenes de Miguel Soler, el de Cala d'Or se encuentra más cómodo en el centro ya que tiene una aportación ofensiva mucho mayor. Damiá pasó a jugar junto a Domínguez mientras Culio y Rodríguez se acercaron a las bandas. Se perdió el desborde que otorga un jugador como Lago Junior pegado a la cal, pero se ganó control del medio campo y se llegó con más clarividencia al área rival.

Parece ser que Vázquez, pese a intentar innovar con nuevos sistemas tácticos, va a volver a utilizar el 4-4-2. Hay veces que vale más no hacer experimentos y menos en Segunda División, donde la exigencia es máxima desde la primera hasta la última jornada