El Valladolid recibía en casa a un Mallorca en línea ascendente de resultados. Los bermellones llegaban al José Zorrilla habiendo conseguido los tres puntos en sus dos últimas citas, lo que el sueño de la salvación se convertía, cada vez más, en un objetivo verosímil. El equipo local, sin embargo, observa de cerca sus opciones de play-off, ​por lo que el encuentro ante el penúltimo de la categoría se podía catalogar de sencillo. Pero esto es LaLiga123.

Un palo muy duro

La primera parte fue realmente igualada en cuanto a sensaciones futbolísticas. Si bien el Mallorca propuso un fútbol de control, el Valladolid consiguió crear más peligro, aprovechando lo abierto que se encontraba el equipo de Barjuan. Y ese era el problema. El equipo se abría desde atrás para favorecer la circulación, pero cualquier pérdida en la salida podía resultar mortal, y más teniendo en cuenta el potencial ofensivo del equipo vallisoletano.

No obstante, un error arbitral de bulto volvió a desequilibrar el encuentro en detrimento insular. Raúl de Tomás convirtió la pena máxima que él mismo provocó. Y tanto que la provocó. La señalización de la supuesta infracción volvió a caldear a la hinchada mallorquina. Son ya demasiados antecedentes, y el equipo ahora se lo está jugando absolutamente todo. Dicha acción desniveló por primera vez el marcador, un efecto psicológico mortal para la escuadra más necesitada, obligada a remar contracorriente desde el minuto 32. Anímicamente, el equipo decayó, evidenciando una menor autoridad para controlar el partido.

Una revitalización poco determinante

Tras el palo de la primera mitad, el Mallorca necesitaba mucha personalidad para volver a imponer su ritmo de juego. El Valladolid tenía las ideas claras: bajar el ritmo de partido en posesión o amenazar con frenéticos contraataques tras recuperación. Y, a pesar de que el Mallorca pudo dominar incluso con más claridad que en los primeros 45 minutos, los blanquivioletas llevaban mucho peligro al contragolpe, mediante continuos desbordes que iniciaban la transición.

Precisamente, de desborde andaba escaso el ataque mallorquinista. Angeliño ha demostrado sentirse más cómodo con espacios por delante, mientras que Lago, partiendo de banda, nunca fue determinante desequilibrando. Existía un patente atasco en tres cuartos que apenas permitió gozar de opciones de empate.

Mientras Sergi Barjuan trataba de solucionar los problemas en la ofensiva, llegó la sentencia del Valladolid. Otra vez una contra y otra vez Raul de Tomás. El delantero madrileño perforó por segunda vez la meta de Santamaría, echando por suelo las esperanzas de igualada de su rival.

Unas esperanzas que resurgieron por momentos, con el gol de Dejan Lekic en los últimos instantes reglamentarios del partido. Quedaba el descuento para soñar. Esta vez, el tiempo añadido resultó insuficiente para un grupo que soñaba con un 'déjà vu' de lo ocurrido frente el Elche la semana anterior. 2-1 final. Decepción a domicilio, una vez más.

Reflexión final

Si bien ya avisamos la semana pasada de que había que mantener los pies en el suelo, la derrota en Zorrilla se ha tildado de comprensible entre la afición. El rival era fuerte y, tras las dos últimas victorias, el aficionado parece haber adoptado una postura más racional, dejando atrás la pura desesperación. El equipo compitió, lo intentó, pero volvió a pecar de escasa pegada a partir de tres cuartos. Igual por ello Sergi se está decantando por el 4-2-3-1. Tal dibujo refuerza el apoyo a las alas y le añade la opción de disparo desde frontal, aunque, popularmente, es el sistema por antonomasia del contraatacador. Y es que, en ataque estático, sigue con problemas de creación de oportunidades. El dominio de la posesión como única baza puede resultar excesivamente ineficaz para LaLiga123. Y el Mallorca necesita ser eficaz

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