¿Es que nadie piensa en los delanteros? Dejando a un lado propaganda electoral o partidismos, lo cierto es que la labor de la Junta Gestora al frente de Osasuna está siendo encomiable. Hace apenas unas semanas parecía que la Segunda División B estaba más cerca que nunca y, hoy, sin embargo, el río Sadar vuelve a sonar. Zabaleta, orgulloso, mostraba el pasado jueves en rueda de prensa el documento que certificaba la presencia del club rojillo en la categoría de plata. Pero ahora, y aunque suene injusto, hay que dejarse de felicitaciones y volver a lo que realmente importa: el terreno de juego. Y ahí es donde hay ciertas —que no serias— dudas; sobre todo en la delantera, como siempre.

Urban no se cansa de decirlo. Cada vez que le ponen un micro delante saca a pasear su sonrisa picarona, dice lo que corresponda en cada momento y finaliza su speech con el mismo mensaje de siempre: "Trabajamos con unos e igual en la Liga vamos a tener que jugar con otros". Era uno de los contras que la directiva puso sobre la mesa cuando negoció la incorporación del técnico polaco. La presión de la LFP —que no es baladí—, las limitaciones económicas y las ganas que tienen de abandonar el barco algunos jugadores van a tener en vilo a cuerpo y secretaría técnica hasta el próximo día 23, cuando empiece la Liga.

La necesidad de aligerar el costo de la plantilla impide asegurar la continuidad de la casi ningún jugador

Y es que si el apartado económico está estable —se puede dejar ahí—, en el deportivo reina la anarquía. No en cuanto al juego —Urban está haciendo un gran trabajo—, pero si en cuanto a los integrantes de la plantilla. Si en un primer momento fueron seis los nombres que salían a subasta —Oriol Riera, 'Gato' Silva, Emiliano Armenteros, Miguel De las Cuevas, Alejandro Arribas y Andrés Fernández—, hoy parece que nadie en la plantilla tiene su sitio asegurado. La imperiosa necesidad de aligerar el costo económico del primer equipo y la sustancial diferencia de sueldos entre Primera y Segunda obligan a pensarse y mucho cualquier oferta. Esto, unido a la escasa presión de mercado con que cuenta el club rojillo obligan en la mayoría de los casos a una única opción poco rentable: la carta de libertad.

Así han salido jugadores muy cotizados como Armenteros y Arribas, otros no tanto como Timor o Joan Oriol y algunos que duelen más tras haberlos visto ya vestidos de rojo para la temporada que viene, como es el caso de Damià. El catalán, un ejemplo de compromiso, rescindió el viernes su contrato con Osasuna para poner rumbo a Middlesbrough. No hubo ni traspaso ni ningún tipo de compensación económica, solo el alivio de ahorrarse su alta ficha y el año que le quedaba de contrato. Pero, esto, en lo deportivo, no es un buen negocio.

Lotiès, Loé y Cejudo tienen las puertas abiertas para irse si llegan con una oferta

Y no queda ahí la cosa. A aquella lista de seis —de la que hoy solo quedan en el disparadero Silva y De las Cuevas—, más las salidas inesperadas —casos de Damià, Timor y Joan Oriol—, hay que añadir a Lotiès, Loé y Cejudo, que si bien todavía están en nómina, la secretaría técnica ya ha asegurado que no pondría muchas pegas a su salida, debido, principalmente, a que son, junto a Javier Acuña, los tres únicos jugadores que se opusieron al pago propuesto por la AFE y obligaron a Osasuna a solventar su deuda con ellos de forma inmediata para evitar el descenso administrativo.

Lotiès, Loé y Cejudo. Tres jugadores que se presumen titulares y piezas básicas para la próxima temporada pero cuya continuidad queda en entredicho. Algo que no sería tan alarmante de no ser porque la LFP da por cerrada la plantilla rojilla. El levantamiento de la sanción que impedía al club navarro fichar obligaba a hacerlo dependiendo no solo de los costes de la operación —suelo incluido— sino de las fichas del primer equipo rojillo, una cifra muy subjetiva teniendo en cuenta la cantidad de jugadores del filial que están haciendo la pretemporada con Jan Urban y sus hombres.

Preocupa la delantera

Así, la llegada, o no, de nuevas incorporaciones a Tajonar es todo un misterio que, en cualquier caso, tiene como requisito ineludible la venta de 'Gato' Silva. Pero, lo cierto es que la plantilla dista mucho de estar completa. La llegada de Javi Flaño no compensa las salidas de Marc Bertrán, Joan Oriol, Damià y Satrústegui —inmerso en un tira y afloja contínuo con la secretaría técnica—, que han dejado los laterales rojillos en cuadro. Pero, sin duda —y ya llegamos a lo que nos interesa— el puesto que más preocupa es el de delantero.

"En Segunda División es vital tener un buen delantero. Con eso y un portero seguro tienes la mitad del trabajo hecho". Es la típica frase que se repiten los aficionados de los equipos recién descendidos. Y, aunque con lagunas —muchas lagunas—, tiene cierta coherencia. En una categoría como la Liga Adelante, donde las defensas leñeras protagonizan las peores pesadillas de los pintureros de la mediapunta rival, un delantero eficaz —y a ser posible poderoso en el apartado físico— puede ser la principal baza de un equipo que opte al ascenso. Ahí están las 18 dianas de Oriol Riera con el Alcorcón o las 17 de Javier Acuña en Girona, justo la temporada antes de que ambos ficharan por el conjunto navarro. Y este nuevo curso, sin embargo, ni uno ni otro podrán ser los autores del los goles rojillos en la ansiada búsqueda del regreso a Primera.

El fichaje de Ayina descartado y Kodro parece que se quedará en el primer equipo

En las últimas horas ha sonado el nombre de Dejan Lekic, que se habría ofrecido para volver al club rojillo —aunque su elevado sueldo podría descartar su incorporación—, mientras Kenan Kodro parece cada vez más claro que se quedará en el primer equipo ante la escasez de cañoneros y tras conocerse el domingo que el club descarta la incorporación del delantero francés John Cristophe Ayina. Esto deja la nómina de delantero en dos sin contar al bosnio: Juan Francisco Martínez 'Nino' y el tudelano Manu Onwu, que a sus 26 años busca la eclosión definitiva de su fútbol.

Onwu celebra un gol con la pretemporada pasada. Fotografía: Osasuna.es.
Onwu celebra un gol con la pretemporada pasada. Fotografía: Osasuna.es.

Onwu: la esperanza rojilla

Manuel Onwu Villafranca nació en Valtierra el 11 de enero de 1988. De padre nigeriano y madre navarra, pronto comenzó a pegarle patadas al balón en el Valtierrano —en sus años de infantil—, pero no fue hasta cadete cuando le llegó su primera gran oportunidad, en el CD Tudelano. Allí pasó cinco temporadas en las que su progresión fue meteórica. Comenzó en el Primera junior y esa misma temporada la finalizó con el equipo de Liga Nacional, con el que comenzaría el siguiente curso. No obstante, nuevamente su buen hacer sobre el terreno de juego le llevó directamente al primer equipo tudelano —de Tercera División—, donde, bajo la tutela de David Conget, se asentó como miembro de pleno derecho durante la temporada 2006/07.

Aquel chico no pasó desapercibido. Pronto se hizo con un puesto en el once titular a base de goles, y su gran altura —roza el 1'90—, velocidad y abultada melena rasta le convertían en el centro de las miradas de aficionados, jugadores y entrenadores rivales. Tanto fue así que, tras su primera temporada completa con el Tudelano en Tercera, Osasuna llamó a su puerta. No obstante, en el equipo rojillo no tenían clara su incorporación al Promesas —entonces en 2ªB— debido a su corta experiencia, circunstancia que aprovechó uno de los gallitos de la categoría: el CD Iruña. Así, Manu, que todavía residía en su localidad natal pero estudiaba en la capital navarra, hizo las maletas en el verano de 2007 para continuar su progresión en Pamplona.

Osasuna fichó a Onwu en el verano de 2007 con un contrato por dos temporadas

Onwu llegó al Iruña cedido por Osasuna —que se había hecho con sus derechos para las dos próximas temporadas—, y allí, con el conjunto de la calle Campana, consiguió a base de goles la confianza de los técnicos. Manu pronto se convirtió en el ariete titular, jugando un total de 36 partidos y siendo el máximo artillero del equipo con 19 goles, lo permitió al Iruña disputar los Playoff de ascenso a Segunda B y al delantero tudelano llamar la atención de los ojeadores de la categoría de bronce del fútbol español —pues Osasuna todavía parecía reticente a incorporarlo a su filial—.

El Alzira de Valencia fue el nuevo destino de Manu y su primera experiencia en Segunda B. En su último año de contrato con Osasuna, el valtierrano tenía la oportunidad de demostrar a los técnicos de Tajonar que tenía sitio también en una categoría un peldaño superior; pero las cosas no fueron como él esperaba. A pesar de cumplir cuando estuvo sobre el césped, apenas pudo disputar cuatro partidos —y un solo gol— durante la primera vuelta del campeonato. Dado que la intención de Osasuna era que gozara de minutos y en el equipo levantino parecía que no iba a tenerlos, el club rojillo decidió repescarlo en el mercado de invierno. Y, esta vez sí, Onwu se ganó la confianza de los técnicos. Solo tres partidos de titular y dos goles en su estreno de rojillo durante la segunda vuelta de la temporada 2008/09.

Onwu se ganó una nueva oportunidad y la ampliación de su contrato, y si durante la temporada 2009/10 Óscar Vega monopolizaba la punta de ataque —12 goles del delantero pamplonica aquella temporada—, a la campaña siguiente fue el valtierrano quien se hizo con la titularidad. Con el pichichi rojillo cedido al Huesca, Manu consiguió siete dianas en 23 partidos que salió de inicio. Pero con 22 años para 23, la temporada 2011/12 se antojaba vital para dar el salto definitivo al primer equipo o quedarse en el camino.

El 11 de marzo de 2012 Onwu debutó con el primer equipo frente al Athletic

Merino —que entonces entrenaba al filial— confió en Onwu y este respondió como siempre lo había hecho: con goles. Un total de 11 en los 30 partidos que disputó con el Promesas esa temporada y que le sirvieron al equipo rojillo para mantener la categoría. Pero no solo eso. El 11 de marzo de 2012 Manu Onwu debutaba en El Sadar con el primer equipo de Osasuna en un partido frente al Athletic de Bilbao. Las bajas en la delantera —Kike Sola, Ibrahima y Dejan Lekic— obligaron a José Luis Mendilibar a tirar de cantera y Manu dejó varios detalles esperanzadores aquella tarde. Su velocidad y desparpajo —prácticamente lo primero que hizo sobre el verde fue inventarse un chutazo que casi acaba dentro de las mallas— convencieron al graderío rojillo que correspondió su esfuerzo con vítores. Y no sería su último partido en Primera aquella temporada, pues disputaría hasta tres más, uno de ellos incluso como titular: en la victoria a domicilio por 0-2 ante el Levante.

Manu Onwu el día de su debut. Fotografía: Marca.
Manu Onwu, el día de su debut. Fotografía: Marca.

Eran buenos tiempos para el conjunto rojillo. La vuelta de Raúl García había hecho las delicias de la afición y su inmensa calidad —fuera de toda duda— dejaron al equipo navarro en una sorprendente séptima plaza a tan solo un punto de disputar Europa League. Los vientos corrían a favor y la situación era propicia para probar gente del Promesas. De hecho, Onwu fue solo el séptimo canterano que debutó esa temporada con el técnico de Zaldívar. Pero fue precisamente aquel verano, justo al terminar la temporada, cuando todo empezó a torcerse a orillas del río Sadar. El propio Raúl García, Dejan Lekic, Javad Nekounam e Ibrahima Balde, entre otros, dejaron el club rojillo durante el mercado de fichajes privando a Osasuna del 80% de sus goles y la única respuesta de la secretaría técnica para el puesto de delantero centro fue el vetaranísimo Joseba Llorente y confianza ciega en el defenestrado Kike Sola. A Onwu prácticamente no le quedó más remedio que formar parte del primer equipo.

En la temporada 2012/13 Manu Onwu consiguió ficha con el primer equipo rojillo

Pero la eclosión de Kike Sola privó al valtierrano de minutos. El de Cascante lo jugó todo y sus nueve goles con acento navarro encandilaron al graderío. Onwu apenas pudo disputar seis partidos, consiguiendo, eso sí, su estreno goleador en Primera el 10 de noviembre de 2012 al redondear la goleada por 0-3 al Espanyol que salvó a Mendilibar (en el vídeo, minuto 4:20). Pero ni si quiera eso convenció al preparador vizcaíno que, terminada la temporada y con la resaca de una salvación agónica, puso a Manu en el mercado. Y cuando el delantero ribero ya preparaba las maletas rumbo a Girona llegó una nueva lesión que le abrió las puertas del primer equipo: la de Nino, que se perdía prácticamente toda la temporada por una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla.

En mayo de 2012 firmó su primer contrato profesional con Osasuna hasta junio de 2015

A pesar de que al terminar el curso firmó su primer contrato como profesional hasta junio de 2015 con el club rojillo, su presencia en el Osasuna de Javi Gracia la temporada pasada acabó siendo nuevamente testimonial. Y eso que empezó bien. Al finalizar la primera parte del campeonato, Onwu era el jugador que más veces había entrado desde el banquillo de toda la Liga. Raro era el encuentro en que Manu no entrara los últimos diez minutos para dar un respiro a los delanteros titulares o buscar más madera arriba. Pero el paso de los partidos fue haciendo más y más importante a Oriol Riera —que había llegado para sustituir a Kike Sola— y dejando al ribero cada vez más y más olvidado al fondo del banquillo.

Su gran oportunidad

Pero Manu es un trabajador nato. En todo este tiempo nunca ha perdido la sonrisa y el fútbol está empeñado en sacar lo mejor de él. Este año, con el descenso y la imposibilidad de fichar, Onwu está obligado a dar un paso adelante. Quizá sea el escalón de Segunda el que le ha faltado por escalar para explotar definitivamente sus muchas cualidades. Tiene altura, velocidad e inteligencia. Sabe manejar los espacios, no está exento de toque de balón y es frío en la definición; quizá en exceso. De hecho, posiblemente sea esa frialdad pasmosa que demuestra cuando salta al terreno de juego la que le ha privado de más minutos con la camiseta de Osasuna.

A sus 26 años, Manu afronta su tercera temporada en el primer equipo. Tal vez pueda parecer una edad tardía para demostrar su valía, pero si a alguien recuerda la tormentosa trayectoria de Onwu es a Kike Sola. El que hoy es jugador del Athletic tuvo una y mil oportunidades con el primer equipo —fue en su quinta temporada con el equipo navarro cuando llegó su gran año— hasta conseguir sacar a relucir su valía; y lo hizo, precisamente, a la edad de 26 años. El último delantero navarro de la factoría local tuvo una explosión tardía y en Osasuna, que de nuevo han vuelto a confiar ciegamente en un ariete de Tajonar, no esperan menos del valtierrano.

De momento, Onwu es el pichichi de la corta pretemporada de Osasuna. Con tres goles en tres partidos, ha adelantado a Nino y Kodro en la carrera por la titularidad. En las redes sociales ya hay quien bromea con el nacimiento del nuevo Henry, pero lo cierto es que el camino acaba de empezar. La liga comienza el 23 de agosto y la delantera preocupa, y Manu será uno de los encargados de mitigar con goles esa incertidumbre. Por lo pronto el tudelano va cogiendo carrerilla. Este año tiene una nueva oportunidad.