El nombre de Enrique Martín Monreal lleva años grabado en la mente de la afición rojilla. Si ya en la temporada 96/97 se hizo leyenda salvando agónicamente al equipo de lo que parecía un inevitable descenso a 2ªB, la campaña pasada volvió a repetir la machada. Tras los malos resultados cosechados durante la breve etapa de José Manuel Mateo, el técnico de Campanas volvió a obrar el milagro en una agónica tarde en Sabadell, engordando así su leyenda.

El míster de Osasuna se ganó la fama de entrenador de periodos cortos, de milagros, de salvaciones agónicas. Se le veía como la persona idónea para hacer remontar al equipo cuando las cosas iban mal, ya que en las ocasiones en las que había tomado las riendas del equipo desde el inicio de la campaña los resultados no habían sido boyantes. Pero este quiso quitarse esa vitola de encima. Supo aprovechar los años que pasó alejado de los banquillos formándose en coaching, además de trabajar con el fútbol base del club navarro, y se vendió de manera inmejorable durante el verano para ganarse la renovación. Tras mucha incertidumbre, Osasuna barajaba varios nombres para su banquillo, la directiva apostó finalmente por Enrique Martín para dirigir a los rojillos durante la presente campaña.

La afición se dividía entre quienes apostaban por él por haber salvado al equipo el curso anterior y quienes le seguían poniendo la etiqueta de entrenador de breves periodos. Martín Monreal nunca dio importancia a los comentarios, se centró en preparar a los suyos y en trabajar sin protestar. Consciente de las graves limitaciones que sufría la entidad, tanto económicas como de número de fichas, el coach osasunista asumió cada decisión tomada por la junta sin quejas.

Y se ha demostrado, con el paso del tiempo, que además de entrenador Martín es un gran psicólogo y un enorme comercial. Ha sido capaz de manejar táctica y psicológicamente a un conjunto muy joven, no ha dudado en alinear a las jóvenes promesas del equipo, convirtiendo a algunas de ellas en pilares fundamentales, y ha sabido vender ilusión a raudales a la afición navarra.

Todo esto ha llevado a Osasuna a llegar a la última jornada de liga con opciones de clasificarse para los play-offs de ascenso, cuando el objetivo del equipo era la permanencia y el desarrollo de los jóvenes valores de la cantera osasunista. El equipo ha jugado partidos memorables, partidos mediocres y partidos para el olvido, y no depende de sí mismo para disputar los encuentros de la fase de ascenso. Sin embargo, es indudable que Martín ha cumplido sobradamente con los objetivos para los que se le renovó, y por ello está a punto de conseguir su tan ansiada renovación.

El osasunismo no debe olvidar ni perder la fe: si la Bruja de Campanas ha salvado al equipo dos veces de descender a 2ªB cuando muy poca gente apostaba por su salvación, ¿por qué no va a poder hacer lo mismo para ascender? No en vano Enrique Martín Monreal es el hombre de los milagros.