Que la de Osasuna es una de las aficiones más fieles es difícil de discutir. La campaña pasada, El Sadar fue el estadio que mejor porcentaje de entrada registró en la categoría de plata, y esta temporada parece que va a repetir machada, en esta ocasión en Primera División.

Evolución del aforo

En su inauguración, allá por el año 1967, El Sadar contaba con un aforo para 25.000 personas. Eran otros tiempos, con medidas de seguridad escasas, y la mayoría de las localidades eran de pie. Unos años más tarde – en 1989 – se llevó a cabo la construcción de la Tribuna de Preferencia Alta, creciendo así el estadio rojillo hasta acoger a 30.000 espectadores. Por aquél entonces era raro no ver el feudo rojillo abarrotado. Bien fuese en Primera, Segunda, Tercera o UEFA, El Sadar era una caldera, una olla a presión que achantaba incluso al rival más duro. Lo llamaban “el infierno rojillo”, se respiraba fútbol por los cuatro costados y el calor de la afición no se escapaba ni por la apertura de la grada alta.

Un tiempo después, las modernas normativas de seguridad obligaron a que todos los estadios contasen, únicamente, con localidades de asiento, lo cual redujo la capacidad de la fortaleza rojilla hasta las 19.800 localidades que conservó hasta hace un año. La última reforma dejó disponibles, tan sólo, 18.330 asientos.

Osasuna se acerca al tope de abonados

Osasuna alcanzó, en la fase de renovación de abonados, la nada desdeñable cifra de 13.102 socios. Pero las últimas normativas obligan a que el club sólo pueda disponer de 15.000 abonados como máximo (debido a las entradas que deben salir a la venta para el público en general, los compromisos con clubes convenidos y el espacio disponible para aficiones visitantes). Este hecho provocó, con la apertura del plazo para nuevos abonados, largas colas de gente frente a las oficinas del estadio con la esperanza de ser las primeras personas en obtener una localidad.

Ante tal avalancha de demanda Osasuna decidió, ayer y hoy, repartir tarjetas numeradas a aquellas personas que se han quedado ambos días sin poder abonarse para ser atendidas en los días posteriores en el mismo orden de espera. Además, hoy mismo se han agotado las localidades correspondientes a las zonas de Preferencia Cubierta, Grada Gol, Grada Lateral y Graderío Sur. El club rojillo ya cuenta con 13.800 socios, cifra que seguirá creciendo en los próximos días, sin descartar que la demanda supere el límite de 15.000 personas.

¿Se ha quedado pequeño El Sadar?

Ante estos hechos ya hay quien se pregunta si El Sadar se ha quedado pequeño. Tal vez sería conveniente que la directiva se plantease una posible ampliación del estadio, cosa que no sería sencilla, puesto que tendría que llegar a un acuerdo con el Gobierno de Navarra. Cabe recordar que Osasuna se vio obligado a ceder su patrimonio al ejecutivo foral para saldar parte de la ingente deuda generada por la directiva anterior.

Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte y Osasuna es un gran ejemplo de ello. Con su agónica salvación en el último minuto de la temporada 2014/2015 no sólo evitó el descenso a Segunda División B, si no que evitó la desaparición de la institución. Lejos de crear reticencias, lo que provocó aquél hecho fue afición, una cantera de aficionados que, en dos temporadas, pasó de llorar por la salvación del club a hacerlo por el ascenso a la categoría de oro. Son cosas que marcan, al igual que la identificación con la gran cantidad de canteranos que han subido al primer equipo en estas dos temporadas.

Del conformismo que dan 14 años seguidos en Primera División, la falta de ilusión por bajar al estadio y la comodidad de ver los partidos por televisión se ha pasado a la alegría, la emoción y las ganas de convertir a El Sadar, de nuevo, en el “infierno rojillo”. Es complicado valorar si el coliseo rojillo se está quedando pequeño en cuanto a cifras, pero lo que parece claro es que la fidelidad, la pasión y el optimismo rojillo es capaz de desbordar hasta el mayor de los estadios.