Con la mala racha del rival del pasado miércoles en Copa parecía que Osasuna podía remontar el vuelo que hacía semanas que había perdido, un vuelo que Joaquín Caparrós esperaba remontar con su llegada al club rojillo. Ni siquiera el conocido factor entrenador pudo dar a Osasuna una victoria en la competición doméstica, ni tan sólo un empate para ir sumando puntos en la clasificación. La derrota del miércoles fue otro duro varapalo para el club. La derrota por la mínima en el Nuevo Los Cármenes solo sirvió para ahondar más aún si cabe la moral de un equipo que no está pasando por su mejor momento.

De esta derrota solo se saca un aspecto positivo, y ese es que la eliminatoria sigue viva tras un estrecho resultado en el que la escuadra nazarí venció por la mínima a los rojillos, lo que significa que El Sadar decidirá el camino de ambos equipos en esta atractiva competición. El pase a la siguiente ronda sería algo magnífico para los intereses navarros, pero ahora lo único que Caparrós divisa en el horizonte es el encuentro que les enfrentará al Sporting de Gijón, que ya disputó el martes su partido de Copa en el que perdió en la recta final frente al Eibar por 1-2.

El domingo espera el Molinón, escenario más que digno para empezar a cambiar una dinámica que sigue en declive, pero que se espera que cambie de cara al choque frente a los asturianos. El rival del fin de semana llega a este duelo atravesando una racha similar a la de Osasuna, ya que son pocos los puntos que han conseguido en estas trece jornadas de Liga y la imagen y el resultado ofrecidos en Copa no fuero los esperados. Doce goles a favor y veintisiete en contra es el balance del Sporting en Liga hasta la fecha y casi idéntico es el de Osasuna que tan solo ha encajado un gol menos. Cifras preocupantes que ambos equipos pelearán por mejorar el domingo.