Cuando hace unas semanas se destituyó a Enrique Martín, de un modo más que polémico, se abría paso al cambio. La llegada de Caparrós aportó una brisa de aire fresco, Osasuna goleó al Eibar a los pocos días de llegar el andaluz. Todo iba bien. ¿O en verdad lo parecía? Las buenas sensaciones y el dominio de los rojillos en el amistoso ante los de Ipurua se esfumaron muy pronto, acabando el cambio en no desembocar en una mejoría, sino en una involución.

Afrontaba como un nuevo equipo Osasuna el compromiso en Butarque. De allí salió escaldado, con un pésimo partido y siendo dominado de inicio a fin. Se concedió a Caparrós el beneficio de la duda, tal vez solo era un tropezón. Llegó el Atlético y nuevo esperpento. Los colchoneros ganaron sin complicaciones en El Sadar. No obstante, había "excusa" para este compromiso, y es que delante estaba todo un Atlético de Madrid. Se puso el punto de mira en Granada, para el compromiso copero. Era colista contra penúltimo, día D, 30 de noviembre, hora H, 21:00. Como playa de Omaha, el Nuevo Los Cármenes. La reacción nuevamente fue nula. El Granada dominó, jugó a placer y ganó a costa de los rojillos, y peor aún, volvió a ganar en liga la pasada jornada, ante el Sevilla. Y para cerrar el póker, el Sporting goleó a Osasuna sin despeinarse.

Y ahora bien, ¿cual puede ser el problema de este Osasuna? Se atribuía al dibujo el mal rendimiento del equipo, pero con el cambio, se ha ido a peor. La fragilidad defensiva se ha acentuado, y encima, se generan muy pocas ocasiones por partido, básicamente, las que se crean ellos mismos Álex Berenguer y Sergio León. La falta de cohesión de la plantilla es clara. La medular no es capaz de conectar ataque y defensa, ni hacer fluir la circulación, y ni siquiera se está logrando llegar arriba con balones largos. El técnico andaluz ha probado un centro del campo distinto en cada uno de los cuatro partidos oficiales que ha dirigido, pero sigue estando muy lejos de dar con la tecla. Con el duelo ante el Barcelona a la vuelta de la esquina y la barrera del descenso cada vez más alta, va a tener que hacer funcionar ya a Osasuna Caparrós, una carrera a contrarreloj que cada vez parece más difícil de salvar.

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Sobre el autor
Gerard Escribano Gil
Fiel aficionado al Levante UD en todas sus secciones. Seguidor de: Aston Villa, Arsenal, Schalke, Fiorentina, 76ers, VLC Basket y Philadelphia Phillies. Amante del deporte en general, practicante de artes marciales.