Acabaron empatando sin goles en Ipurua el Eibar y Osasuna en un partido que bien pudo no haberse disputado. Se trataba del encuentro de vuelta de una de las ocho eliminatorias de octavos de final de la Copa del Rey, que se encontraba prácticamente resuelta ya gracias a los tres tantos que asestaron los jugadores del combinado encabezado por Mendilibar a Osasuna en El Sadar. Y a decir verdad, no tuvo emoción de inicio a fin, con ambos equipos relativamente pasivos, aunque con un Eibar francamente superior, que tampoco se empleó en exceso.

Solo con ver las convocatorias se veía venir lo que empezó a verse en los minutos iniciales del encuentro.  Los minutos iniciales fueron de tanteo, como tienen acostumbrado al espectador la mayoría de encuentros, aunque fueron ciertamente algo trabados por varias faltas por parte de hombres de ambos bandos. Quiso asustar un poco el Eibar con algún balón largo buscando la velocidad de Nano, aunque no llegó a generar nada destacable.

El encuentro iría avanzando entre imprecisiones, faltas y con un ritmo lento. Los dos equipos, plagados de suplentes, no parecían acabar de ir a intentar anotar, lo que acabaría conllevando un duelo en el que no hubo ni un único tiro a puerta. Aunque si cabe decir que fue un partido accidentado. En el primer cuarto de hora, se produciría una lesión, la de David Juncà, lateral zurdo del Eibar. Y al final de una primera mitad que no tuvo absolutamente nada, Nauzet se lastimó el hombro en una mala caída, viéndose así obligado a retirarse del verde para dar entrada Vasiljevic a Mario.

La segunda de las mitades arrancaría para seguir con la misma tónica de los cuarenta y cinco minutos previos al tiempo intermedio. Quiso dar algo de emoción al encuentro el combinado local con alguna intentona, siendo un remate desviado de Bebé desde las afueras del área una de las pocas acciones ofensivas del choque. También Fran Rico y Alejandro Gálvez probaron suerte con un par de lanzamientos lejanos que se fueron desviados.

Y con el mismo guión, siguió transcurriendo el duelo entre armeros y rojillos sin acciones ni trascendentales ni destacables. El partido pudo haberse animado al fin pasados los setenta minutos de juego, cuando se subieron un poco los ánimos con algún intento de Osasuna, que buscó encontrar a Rivière con balones largos. También tuvo alguna intentona, aunque nada ciertamente peligroso, el Eibar en los minutos posteriores al susodicho minuto, aunque todo fue un espejismo y se volvió al lento y pesado partido que estaban brindando ambos combinados en tierras eibarrenses.

Llegó la única buena ocasión del encuentro en el tiempo de descuento, y fue para los locales, que estuvieron cerca de llevarse el triunfo in extremis. Pedro León estuvo cerca de anotar con un tiro con la pierna diestra desde las periferias del área, sin embargo, el lanzamiento se fue ligeramente desviado y al final no pudo celebrar el tanto la hinchada armera, lo que concluyó con el encuentro finalizando sin goles ni emoción.

Sencillamente, el Eibar y Osasuna dejaron pasar el tiempo en un partido que aparentó ser un mero trámite en un más que discutido formato copero, que en ocasiones imposibilita a equipos humildes protagonizar sorpresas, y otras tantas, da lugar a encuentros innecesarios con la eliminatoria resuelta. Un ejemplo de ello, la eliminatoria disputada en la pasada ronda entre el Atlético de Madrid y el Guijuelo o, sin ir más lejos, este mismo encuentro. Ahora, el Eibar se prepara para seguir disfrutando de la Copa, que le ha deparado un duelo frente al combinado colchonero en los cuartos de final.