¿Por qué no consiguieron los pupilos de Vasiljevic los tres puntos? A los rojillos se le puso el encuentro muy de cara cuando se adelantaron tempranamente en el electrónico, pero según avanzaban los minutos el gol rival parecía en algunos tramos del partido que era solo cuestión de tiempo que llegase. Aquí analizaremos algunos puntos cruciales del partido.

Defensa de cinco

Vasiljevic comenzó el probablemente el partido con más transcendencia de la temporada alineando a cinco hombres por detrás de la medular. Clerc, García, Oier, García y Berenguer fueron los encargados de defender su portería con uñas y dientes, a sabiendas de lo importante que era no recibir gol. Un planteamiento que puede llevar a crítica, ya que era primordial conseguir la victoria, y con una defensa así se sale al campo simplemente a no perder.

Un gol tempranero y la desaparición de Osasuna

Oriol Riera anotó en los primeros compases del encuentro, un gol ante el máximo rival esta temporada del que Osasuna se puede acordar a final de temporada, ya que otorgó a los navarros un valioso punto que supo a poco. A partir de ahí Osasuna hizo valer su defensa hasta la llegada del descanso. Durante casi media hora de partido la escuadra rojilla renunció a un balón que el Granada no supo introducir en la meta rival en los primeros 45 minutos.

Osasuna no aprovechó sus ocasiones

El ariete osasunista Sergio León no estuvo especialmente acertado de cara a portería, y eso que gozó de ocasiones claras junto a su compañero Alex Berenguer, junto al que pudo introducir el esférico en la meta nazarí en más de una ocasión, pero la gran actuación del guardameta Guillermo Ochoa impidió a los del norte ampliar su diferencia en el marcador.

El gol de Kravets y la expulsión

A falta de veinte minutos para la conclusión Kravets Kravets anotaba el tanto del empate tras una jugada de carambola en el área rojilla, que ni la rocosa defensa fue capaz de frenarla. La afición enloqueció con el gol, pero una desafortunada acción de Uche Agbo provocó su propia expulsión acabando casi con todas las opciones que les quedaban a los andaluces.

La ruptura total del juego

Faltas continuadas, correcalles sobre el terreno de juego y el ímpetu de los veintidós futbolistas por alzarse con la victoria rompieron totalmente los esquemas de los entrenadores y dieron más de un susto a los aficionados del bando rival. El desacierto de los delanteros condenó a Osasuna a conformarse con un punto que deja un sabor amargo en sus filas. Tampoco aprovechó la última ocasión a balón parado después de que el Granada se quedase con nueve jugadores tras la segunda amarilla a Ponce.