Eran los mediados del segundo tiempo. Imperaba aún en el marcador el empate a dos tantos, establecido por Livaja, que anulaba así el trabajo rojillo para remontar un tempranero gol de Jesé. Entonces, todo se puso patas arriba. Si hace unos días Fernando Torres era protagonista en Riazor con una escalofriante caída que lo llevó a salir en camilla y con collarín, o Vujadinovic tuvo que dejar el verde del RCD Espanyol Stadium por un golpe recibido en la salida de Diego López, fue también como mínimo destacable lo acontecido en Gran Canaria. 

Trataba Álex Berenguer de ganar un balón dividido, cuando todo ocurrió. David Simón también trató de vencer en la disputa por el esférico, no obstante, todo acabó en un desagradable desenlace. El jugador canarión erró en el salto y cabeceó directamente contra Berenguer, quien acabó llevándose un durísimo golpe. En la sien fue en concreto donde se produjo el impacto, zona harto delicada y que podría haber desembocado en algo mucho peor. Llegó entonces una escena algo curiosa, que se podría calificar de persecución. Los fisioterapeutas y el resto del cuerpo médico, así como sus propios compañeros, le recomendaron que se retirase, pero el extremo insistió en seguir. Tras diez minutos de disputa una vez recibido el golpe, acabó por sentirse mareado y ya no se arriesgó. Se tiró al césped del estadio de Gran Canaria, para ser sustituido y posteriormente trasladado en ambulancia al Hospital Perpetuo Socorro, donde fue atendido. 

Allí se determinó que, efectivamente, el susto se quedó en eso, en un susto. Le realizaron las pertinentes pruebas hasta diagnosticar un traumatismo craneoenfeálico. Lejos de estar en peligro su integridad, más allá de la lesión detectada ya, se reincorporó sin demora a la expedición navarra para retornar a Pamplona. No llegó a ejercitarse por precaución, según publicó la entidad navarra en su página web, aunque aseguran, de modo bastante tranquilizador, que el golpe no ha tenido efecto alguno en el joven.