Osasuna se presentó en el Calderón con la oportunidad de apretar la zona del descenso, ya que el Sporting había perdido en casa frente al Real Madrid y tanto Granada como Leganés no habían disputado su encuentro aún, por lo que los navarros necesitaban puntuar.

Sin embargo, el conjunto dirigido por Vasiljevic no fue rival para un Atlético plagado de suplentes que fue superior de principio a fin. Sirigu fue de lo poco salvable, ya que realizó una buena actuación, parando dos penaltis.  A priori, una derrota en el feudo rojiblanco no debería ser una tragedia, ya que es uno de los campos más difíciles de Europa, pero observando los resultados que se dieron en los partidos de los equipos involucrados en el descenso, queda la sensación de que si Osasuna hubiera logrado puntuar, la permanencia no estaría tan lejos.

Una oportunidad perdida

Si los rojillos hubieran cosechado una victoria, ahora mismo estarían empatados a puntos con el Granada, a tan solo dos puntos del Sporting y a cinco del Leganés, que marca la salvación. Con un empate, Osasuna estaría a dos del conjunto nazarí, a cuatro del Sporting y a nueve de la decimoséptima plaza. La permanencia estaría complicada, pero no imposible.

Los tres rivales directos de los navarros perdieron sus respectivos partidos

No obstante, de nada sirven estas cuentas, porque la realidad es que Osasuna dejó escapar una oportunidad única. Después de su derrota frente a los del Cholo Simeone, los rojillos vieron cómo el Leganés perdía su partido en el descuento frente al Espanyol de Quique Sánchez Flores. También el Granada cayó derrotado por cero goles a tres frente a un Celta lleno de jugadores no habituales.

Por lo tanto, perdieron los cuatro últimos clasificados de la Liga. Osasuna tendrá que ganar los encuentros frente a sus rivales directos en El Sadar y sacar algún punto de las complicadas visitas que tiene que hacer, para soñar con jugar la temporada que viene en Primera División.

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