El Racing de Santander no está convenciendo en este inicio de campaña. No es para nada un secreto; es, más bien, una realidad que en Santander está siendo tendencia. El conjunto cántabro, por historia y nombre, estaba llamado a dominar con mano férrea el Grupo 1 de la Segunda División B. Pero no está siendo así.

Munitis: "Ante la primera dificultad, el equipo desaparece"

Décima jornada, octava posición, a siete puntos del líder, el Racing de Ferrol. Unos resultados demasiado pobres para un conjunto cuyo único objetivo es el ascenso. Más que objetivo, la única posibilidad de viabilidad. Las críticas señalan al banquillo, otras hacia el vestuario e incluso otras hacia la directiva. Pero lo que es cierto es que el Racing está teniendo una gran losa sobre su lomo: la presión.

La presión de ser dominadores

La imagen, la historia, el presupuesto... todo ello influye. No solo entre los racinguistas, sino más allá. La afición exige a los suyos resultados, dominar el grupo y ascender. Y los resultados no han llegado de la forma esperada. Las tres derrotas, inesperadas ante Celta B y Pontevedra y quizás más lógica ante UD Logroñés, unidas a los empates ante rivales más débiles como Peña Sport, Arandina y Somozas, han creado muchas dudas en el entorno verdiblanco.

El inicio de competición, además de la nefasta pretemporada, aumentaron la presión sobre los jugadores y técnicos verdiblancos. Solo una victoria en cinco partidos, un inicio pésimo para lo que se espera del Racing. Esa losa, la de los resultados que no llegan, ha pesado y mucho, tal y como reconoció Pedro Munitis el pasado sábado. "El equipo está acusando el lastre de la pretemporada y de los cuatro primeros partidos y de la necesidad de conseguir los puntos", comentaba el técnico racinguista.

La presión de jugar bien

Además de resultados, la afición exige a su equipo que juegue bien, que domine los partidos y que se muestre superior a prácticamente todos los equipos del campeonato. Pero en el fútbol, como en la mayoría de aspectos del deporte, las matemáticas no son certeras. Por mucho que el Racing sea el conjunto más importante de la categoría, ello no implica que sea el que mejor juegue.

La presión vuelve a influir. Además, la importancia y, sobre todo, el pasado del Racing hace que la mayoría de los rivales juegue de manera defensiva ante el conjunto cántabro. Rivales complicados, sobre todo a domicilio, aprovechando campos de menores dimensiones para practicar un fútbol ultradefensivo contra el que, actualmente, es muy difícil jugar. Otra losa que está pagando el Racing y que se ha podido ver en Barreiro, Aranda de Duero o Somozas.

La presión de ascender para sobrevivir

Ya se dijo en su día: el Racing necesita subir a Segunda División para seguir con vida. Aunque habría remotas posibilidades de permanecer en Segunda B, lo más factible sería un hipotético ascenso a final de temporada. Ya no es lo que la afición exige, sino lo que exige la economía. La viabilidad del Racing fuera del fútbol profesional es improbable por lo que los jugadores tienen que lidiar con el sobrepeso de un club centenario e histórico, en riesgo de desaparición si las cosas no salen como se espera.

La suma de las presiones

La suma de todas estas presiones, de todas estas cargas que soporta el Racing de la 2015/2016 hace que, ante las adversidades, el equipo se venga abajo. Cada golpe en contra es encajado como un drama por parte de los verdiblancos. Un gol a favor, ocasiones falladas, un error en defensa, pitos, críticas... nada es acogido por el equipo como una motivación y sí como un detonante de nerviosis

"Tenemos un debe: ante la primera dificultad, ante el primer murmullo o silbido, el equipo prácticamente desaparece", reconocía Munitis al final del encuentro ante el Valladolid B. Y nada más lejos de la realidad, es lo que le está sucediendo al Racing.

Así como el Racing de Paco Fernández se crecía con el paso de los minutos y de las adversidades, este sufre el fenómeno contrario. Las primeras partes suelen ser mejores que las segundas y, los finales de encuentro suman un cúmulo de errores y nerviosismo que le están costando caro al conjunto cántabro. No hay más que ver partidos como el del Peña Sport, "dejándose remontar" un 3-1. Además, los encuentros ante Celta B, Pontevedra o Somozas han sufrido un síntoma similar: primera parte decente, con el conjunto cántabro siendo superior pero sin materializar las ocasiones de gol. El paso de los minutos en la segunda mitad añadía nerviosismo y presión a los pupilos de Pedro Munitis que acabaron encajando goles y perdiendo puntos.

Las victorias del Racing han sido claras

El Racing solo ha dominado los encuentros, al completo, cuando no ha habido un factor en contra que alterara el nervio de los verdiblancos. Las victorias han sido claras, sin oposición, dominando prácticamente de principio a fin. Ante el Atlético Astorga, el gol de David Bandera apenas inquietó en los minutos finales; ante el Izarra y el Sporting B, el conjunto cántabro dominó y fue encarrilando el encuentro sin grandes problemas. 

Un rayo de esperanza

Por último, la victoria ante el Valladolid B podría considerarse la excepción: el conjunto cántabro dominaba el encuentro, e incluso pudo golear si miramos el número de ocasiones. Pero el gol visitante volvió a llenar de dudas a los jugadores racinguistas. "Cuando mejor estábamos nos han hecho una ocasión y lo hemos acusado: hemos empezado a perder el balón muy deprisa, hemos dejado de combinar, hemos perdido el control del balón y del juego y ahí lo pasamos mal", admitía el técnico verdiblanco sobre ese mal momento.

Munitis: "El equipo tiró de casta y de personalidad y han llegado las ocasiones"

Pero el domingo, la tendencia iba a cambiar. "Cuando peor estaba la situación, después de una clara ocasión, el equipo se suelta y conseguimos ponernos por delante", explicaba Munitis tras el último encuentro. Ayudados por la expulsión, el equipo se sobrepuso al varapalo del gol y de perder la dominación del encuentro y acabó sentenciando con los goles de Coulibaly y Migue para sumar tres puntos de oro.

Habrá que ver si la dinámica cambia. La presión está siendo una dura losa para el Racing y deberá jugar con ella, saber llevarla lo mejor posible y tener confianza en sus posibilidades. Solo así podrán llevar la nave verdiblanca al puerto esperado: la Segunda División.