El Racing afronta el partido del domingo contra el Burgos con la intención de ganar los tres puntos, pero con el aliciente de la vuelta del hijo pródigo. O mejor dicho: del hijo exiliado. Paco Fernández vuelve a la que fue su casa durante más de un año y medio, con otros colores, con otros jugadores y, por el momento, con la necesidad de lograr su primera victoria.

El Racing de Paco, de menos a más

El camino de Paco en el Racing no fue sencillo. Como siempre, el comienzo fue duro. Y en los cuatro primeros partidos, contra rivales a priori inferiores, no logró ningún triunfo. Sin embargo, a partir de ahí el equipo despertó. Los cántabros se hicieron fuertes en casa y alcanzaron a sus rivales por el ascenso: Racing de Ferrol, Real Avilés, Guijuelo y Oviedo.  Una racha ilusionante –como la presente en la era Viadero- que se prolongaría hasta alzarse en el liderato.

Paco Fernández ascendió al Racing en su primera temporada

El llamado “Racing de los bemoles”, si me permiten la analogía, conseguiría su hazaña más importante en la Copa de su majestad. Tras lograr clasificarse con apuros para la ronda de treintaidosavos contra el Leganés en penaltis, el Racing cayó en el sorteo con la premisa de luchar con un equipo que jugara Europa. El Sevilla fue el ‘coco’ del Racing. Paco fue tajante y avisó de que su equipo iría a ganar. En la ida los sevillanos se llevaron una ventaja mínima gracias al gol de otro hijo pródigo, Jairo, que acababa de irse hacía dos meses a la ciudad hispalense.

El partido de vuelta estaba abocado a que el Sevilla eliminara a los cántabros en su feudo con solvencia. Pero el Racing reescribió la historia. Un gol de Miguélez tras fallar su penalti, con roja incluida para M'Bia, igualaba la eliminatoria. Y a escasos momentos de la prórroga Mamadou Koné aprovechó un rechace de Javi Varas para batir la meta sevillana y silencia el Sánchez Pizjuán.

Ese partido fue un punto de inflexión en la temporada. El Racing empezó a creer, y consiguió eliminar a otro primera, el Almería, con remontada en Los Juegos del Mediterráneo y gol de un canterano, David Concha, que hoy ya no necesita presentación. Todos estos logros deportivos engrandecían aún más a una plantilla que no cobraba. Y que recurrió a una medida desesperada. Tras caer en la ida de cuartos de final contra la Real Sociedad por tres a uno. Los jugadores cántabros salieron a rueda de prensa, con Paco Fernández y su capitán, Francis, al frente, para asegurar que si la situación extradeportiva no revertía, el equipo no jugaría contra los donostiarras.

El asturiano alcanzó los cuartos de final de Copa del Rey

Y así fue. El Racing dio una lección de humildad al mundo. No jugó el partido. Y quizás nunca estuvo tan justificado. Su reacción emocionó y conmovió al mundo del fútbol, y tan solo un día después, la situación empezó a mejorar, con la salida de quienes tan mal gestionaron el club. Sin duda fue la victoria más importante del Racing de Paco, la que se ganó en el campo para cambiar las oficinas.

Sangre, sudor y lágrimas. Pero a partir de ese enero, y con un juego solvente aunque no vistoso, el Racing se afianzó en la primera plaza y no la soltó hasta el final. Quedaba el último paso, el más difícil: vencer a otro campeón de grupo. En el sorteo salió la bola de la Llagostera, y acto seguido la del Racing. La ida en tierras catalanas fue un partido de máximo respeto sobre el campo, y no fuera donde una aficionada profirió insultos racistas a Koné. El choque terminó sin goles, con todo por decidir en El Sardinero.

La vuelta fue más de lo mismo. Un partido tosco y sin apenas ocasiones, que se decidió por un error puntual. Cuando la prórroga asomaba la cabeza a orillas de El Sardinero, Marc Sellarés introdujo un córner en contra en su propia portería, a falta de tres minutos por jugar. Sin apenas digerirlo, el Racing se vio en Segunda División. Tan solo un año después de caer al infierno. Paco lo había logrado.

El técnico entrena al Burgos, que visitará el domingo El Sardinero

El camino en la división de plata fue duro para los cántabros. Siempre en puestos de descenso, aunque cerca de los puestos de salvación. En Febrero el consejo de administración dictaminó sentencia para Paco Fernández. Un despido controvertido, especialmente entre la afición cántabra, que entendió que el asturiano estaba sacando el máximo de una plantilla corta a la que martirizaron las lesiones. El resto ya se sabe. Pedro Munitis y Gonzalo Colsa cogieron el timón, pero el Racing volvió a la Segunda División B con un final agónico en Albacete.

Esa es la historia de Paco Fernández en el Racing de Santander. Una vivencia que pudo reabrise en verano con una hipotética vuelta que no se concretó, Higuera quería a Ángel Viadero, y por el momento los resultados le dan la razón. Muchas más luces que sombras para un entrenador que, sin duda, tendrá el domingo un recibimiento a la altura de sus éxitos con el conjunto cántabro.