Elche y Rayo Vallecano se habían citado en la noche del lunes para cerrar la jornada 22 de la Liga BBVA. La necesidad de puntos de ambas escuadras, mayor incluso en la del conjunto local que empezaba como colista el duelo, obligaban a Fran Escribá y Paco Jémez a escoger a su mejor once disponible. Así, Escribá lucía su once más usado (con la salvedad de que el caboverdiano Garry Rodrigues seguiría dejando su puesto a Aaron Ñíguez), y Paco Jémez, más allá de suplir a Abdoulaye Ba con Amaya, no sorprendía con su once titular, aunque dejaba en el banco a Jozabed para jugar con cuatro atrás.

Los jugadores de Fran Escribá salieron a su césped con la lección aprendida. Como cuando en Primaria los niños de 5º repasan los ríos de su geografía, los franjiverdes, uno por uno, tuvieron siempre claro que si presionaban la salida de balón rayista, sacaría provecho. El Rayo, con este trabajo bien ejecutado durante más de media hora por su rival, no estuvo cómodo durante la primera parte. Solo cuando las fuerzas flojearon en las piernas de los anfitriones, pudo tener una salida más aseada el visitante.

El Elche celebra el primer tanto del encuentro | LFP

Al descanso, la sensación era que con un poco de acierto, el conjunto alicantino podía haber finiquitado la contienda. Ya que, tras el imperioso zapatazo de Damián Suárez que supuso el 1-0, llegaron varias ocasiones claras de seguido. Sin embargo, ni Lombán, ni Ñíguez, ambos de cabeza, tuvieron precisión. Como tampoco la había tenido Jonathas, también rematando con la testa, antes de que Damián Suárez se estrenase como goleador en Liga con un tanto que fue directo a la escuadra.

El Elche consiguió que el Rayo se sintiese incómodo durante la mayor parte del partido.

Si el profesor Escribá debía estar contentos con sus pupilos en el tiempo de refrigerio por llegar al examen con la lección aprendida, no podría decirse lo mismo del profesor grancanario Jémez. El suspenso de la primera parte lo pagó Aquino, desaparecido en el primer tiempo, que dejaría su sitio a Àlex Moreno antes de que Fernando Teixeira Vitienes diese por iniciada la segunda mitad. Tal cambio provocaría que Kakuta se marchase a la banda derecha para dejar en su costado natural al barcelonés.

Pareció sentar bien el descanso a los rayistas que en un minuto alcanzaron a hacer más de lo conseguido en la primera parte: disparar a puerta. Fue Bueno, finalizando dentro del área una jugada que había arrancado en la banda izquierda para pasar por Baptistao en la frontal del área ilicitana quien probó por primera vez a Tyton. Esa jugada, a escasos segundos de haberse iniciado la reanudación, sería el preludio a una mitad jugada sin pausa y con opciones en ambas porterías.

Vértigo sin acierto

Fue Fajr quien continuó el vaivén de acercamientos peligrosos y con poco tino. Su centro con el exterior no pudo encontrar portería por el efecto contrario, ni tampoco al rematador que buscaba. Quien pudo encontrar portería fue Trashorras, en una jugada parecida a la del primer tanto. Centro al área de Kakuta, despeje hacia la frontal y aparición desde segunda línea de un rayista. Sin embargo, la volea del capitán vallecano simplemente rozó la soberbia que había alcanzado Damián. Dos ocasiones seguidas de Pasalic, finalizando sendos contragolpe, provocaron el tan usado cambio de Manucho por Bueno. Esta vez, el angoleño, siempre tan desconectado como aparenta, ni siquiera tuvo una ocasión para mostrar su virtud.

Todo terminó de complicarse en los últimos quince minutos. Baena vería la segunda amarilla por una protesta infantil dejando al Rayo con uno menos cuando el partido seguía abierto. Una rabieta que puede interpretarse como angustia o como un detalle menor, pero una reacción perjudicial en todo caso. Jémez, valiente entre los temerarios, retiró un central como Amaya para introducir a Jozabed, pero de poco serviría. Primero porque no estaba siendo un día propicio para el rayista que quisiera dominar el tempo, y segundo porque Garry Mendes se inventó, en colaboración con Fajr, la jugada perfecta para finiquitar el duelo.

El caboverdiano, recientemente llegado de la Copa África y fresco para los últimos minutos tras reemplazar a Ñíguez, empezó su jugada en la banda derecha. Robó al ladrón Moreno que fue el único que tuvo opción real de frenar al africano. Después, el resto de rayistas solo pudieron oler la moto blanca y verde del 11 en el chasis que corría en dirección a portería tras tirar una pared con el fino, en el doble sentido, Fajr. La salida de Toño esta vez no bastó y Mendes puso el 2-0 definitivo a ocho minutos del final. Demasiado para un Rayo con ligeras sensaciones de angustia que se enfrentó a un Elche que, a pesar del hexágono recibido del Barcelona y su posterior resaca, está firmando un gran 2015 y ya sale del descenso. Justo a donde el Rayo se acerca.